Superando el mayor obstáculo en su renovada relación bilateral, los gobiernos de Estados Unidos y de Bolivia prolongaron temporalmente el acuerdo que posibilita la producción limitada de coca en el Chapare y la erradicación de los cultivos que excedan las 3.200 hectáreas. Esta política de consenso, vigente desde principios del 2004, se mantendrá en pie […]
Superando el mayor obstáculo en su renovada relación bilateral, los gobiernos de Estados Unidos y de Bolivia prolongaron temporalmente el acuerdo que posibilita la producción limitada de coca en el Chapare y la erradicación de los cultivos que excedan las 3.200 hectáreas.
Esta política de consenso, vigente desde principios del 2004, se mantendrá en pie hasta que un estudio independiente determine la cantidad de coca que se puede producir en Bolivia con fines medicinales, industriales y de consumo natural.
Esta estrategia compartida de la lucha contra las drogas, que establece que habrá un decidido combate contra la cocaína y una tolerancia relativa para la coca, abre además un nuevo escenario para la relación entre los gobiernos de George Bush y de Evo Morales, fortalecida en las últimas horas con el reconocimiento y felicitación que hizo el primero hacia el segundo, llamándolo por teléfono desde Washington.
«Fue una felicitación protocolar», dijo en La Paz el vocero de Morales, Alex Contreras, al comentar a los periodistas sobre la llamada que hizo Bush este miércoles para desear éxitos a la nueva administración boliviana.
Un día antes, el martes, la administración norteamericana había enviada una señal inequívoca de su acercamiento con Morales. «La lucha para nosotros no es contra la coca, sino contra la cocaína», dijo el representante de la oficina antinarcóticos (NAS) de la Embajada de Estados Unidos, William Francisco III, al destacar los usos benéficos de la coca, algo impensable hasta hace un año cuando virtualmente identificaban la coca con la cocaína y a los campesinos cocaleros con los narcotraficantes.
«Sabemos que ustedes (los bolivianos) utilizan la coca desde la época milenaria por sus cualidades medicinales, nosotros sólo les ayudamos en la lucha contra el narcotráfico y a veces en los desastres (naturales)», explicó el diplomático durante la ceremonia de reconocimiento al nuevo viceministro de Defensa Social, el cocalero Felipe Cáceres, convertido en el nuevo «zar boliviano antidrogas».
En ese acto, Cáceres aseguró que el gobierno de Evo Morales había definido una política de droga y narcotráfico cero, la aplicación de la draconiana ley 1008 y la continuidad de la erradicación de los cultivos que excedan las 3.200 hectáreas. «No podemos prescindir de la ayuda internacional, tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea, para que continúe la lucha contra el narcotráfico», dijo.
La nueva autoridad destacó que esta política antinarcóticos se podía aplicar sin violencia ni atropellos a los derechos humanos. «Quiero pedirles con mucho respeto que se terminó la hora de atropellar y ver a los productores cocaleros como simples narcotraficantes», les dijo Cáceres a los uniformados de la fuerza antidrogas, encargados de eliminar los cocales excedentarios.
El nombramiento del cocalero como encargado de dirigir la lucha antidrogas fue destacada por el diplomático estadounidense. «Pienso que Cáceres es una excelente elección. En todo caso, las relaciones serán mejores, tomando en cuenta que el general Luis Caballero (ex comandante de la FELCN) ahora es Subcomandante de la Policía. Se nota que están las mejores personas en estos puestos», dijo Francisco III. Según Cáceres, la nueva política de lucha contra el narcotráfico, enmarcada en el respeto de la Ley 1008 y de los derechos humanos de los cocaleros, contribuirá a pacificar el Chapare cochabambino y los Yungas de La Paz.
El representante de la NAS y el Viceministro de Defensa Social coincidieron en que prefieren esperar a que se concluya la investigación sobre la demanda legal de la coca para determinar, basado en un estudio de mercado, las políticas de erradicación de cultivos o la apertura de nuevos mercados legales.
Por instrucciones de Morales y de la Federación de Cocaleros, los campesinos del Chapare tienen el mandato de no exceder las 3.200 hectáreas de coca, de controlar que no haya cultivos ilegales y que se respete la siembra de un cato (1.600 metros cuadrados) por familia. Esto quiere decir que los efectivos militarizados de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) tendrán que erradicar durante el 2006 alrededor de 5 mil hectáreas de coca en el Chapare.
Así, el comandante de la FELCN, coronel Miguel Vásquez, asumió el compromiso de respetar la ley y los derechos de los cocaleros, y de reforzar el control de ingreso de los precursores a las zonas productoras de coca.
Sin embargo, la continuidad de la erradicación de los cocales no dejaba de generar tensiones y conflictos. Este martes, los productores de coca de Yungas de Vandiola, en el Parque Nacional Carrasco del trópico de Cochabamba, habían cercado a los efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) asentados en ese lugar y trataban de expulsarlos, en protesta por la erradicación de cocales.