La historia de las relaciones argentinas con el FMI comienza en 1956 bajo el gobierno del general Aramburu y los auspicios de Raúl Prebish famoso economista de la CEPAL. Es una institución que surgió de los acuerdos de Bretton Woods donde EEUU e Inglaterra rediseñaron el mundo de posguerra en el año 1944. El FMI y el que después seria el Banco Mundial, eran las instituciones claves. Frente a una visión mas autónoma para las finanzas estatales preconizada por Keynes (en clara previsión de que EEUU superaría a Inglaterra en la competencia económica de posguerra) se impuso la visión norteamericana.
El FMI es un organismo que interviene en última instancia para «ayudar» a los países cuyas economías tienes desajustes graves. Está pensado en el marco de un mundo donde el multilateralismo y el flujo del comercio y las finanzas son libres. Desde sus orígenes el FMI manejo una serie de principios que orientan sus recomendaciones: apertura externa, libre comercio, baja intervención del estado, libre cotización de las divisas, no presencia del estado como dueño de empresas, etc.
En la práctica el FMI tiene socios (argentina es uno de ellos) y estos socios cotizan anualmente (nosotros ponemos unos 1500 millones de u$s) con lo que el organismo dispone de dinero para prestar. El sistema funciona así, según su carta orgánica: es un prestador de última instancia, no presta para que, por ejemplo, se construya una represa o se instale una fabrica de locomotoras, tanques, se financie investigación científica o lo que sea, sino que lo hace para estabilizar y ayudar a corregir la economía del país en cuestión. Esto es mediante el acuerdo de un plan económico orientativo de mediano plazo (unos pocos años), allí el FMI monitorea el cumplimento de las metas y presta plata para que el país se haga cargo de sus compromisos financieros y cumpla sus metas fiscales.
Si estudiamos los diversos acuerdos con el FMI a lo largo de nuestra historia, encontraremos que este organismo cobró protagonismo durante los gobierno de Arturo Frondizi, el general Onganía, hacia el final del «Proceso», con Raúl Alfonsín, hacia el final del menemismo y especialmente con Fernando De la Rua. Todos esos momentos fueron épocas de grandes ajustes o transformaciones que implicaron un terrible costo para los trabajadores y una desestructuración de la industria nacional. Son épocas distintas cada una, pero todas fueron dolorosas y terminaron en catástrofes económicas. Es mas, las intervenciones fueron orientativas por parte del fondo con sus consabidos ajustes, cierres de empresas, achicamiento del estado etc. O acompañaron derrumbes y colapsos como el del 2001, consecuencias de las políticas anteriores.
El actual plan es similar a aquellos, con la diferencia que no hay mucho que privatizar como para conseguir ingresos «genuinos».
El acuerdo actual
Este es el programa que el gobierno publicita hoy. Los cuadros presentados por el ministerio de economía y explican como se reducirá el déficit fiscal, el gasto público, detallando ítems específicos (salarios, subsidios, jubilaciones etc.). Plantea como se manejará la deuda y como se reformará el Banco Central. De hoy al 2021.
Los 50000 millones que se comprometen vendrán, como es la política del fondo, en cuotas y atados al cumplimiento de las metas para pagar el cambalache financiero en que estamos (fiesta de lebacs y otros papeles, vencimiento de la deuda abrumadores, disponibilidad de divisas para diferentes fugas de capitales). O sea no imaginemos 50000 millones en fábricas, ni siquiera en bicicendas. Nosotros no vemos un centavo, no habrá «crédito barato» como consecuencia de la afluencia de divisas, no es esa la idea ni el funcionamiento de estos créditos. La idea es ayudar a cumplir los compromisos, una parte menor inicialmente se paga con los recursos genuinos (todo lo que se pueda) y el resto lo refinancia el fondo. Piensan que a medida que se ajuste la economía quedará mas dinero para que cada año el país pague más por si mismo.
Se busca disminuir la deuda en relación al PBI del 35 al 32% del PBI y los intereses del 2,4 al 2%, de hoy al 2023. Otra cosa que siempre todas las «cartas de intención» a lo largo de nuestra historia han indicado como meta y que nunca se pudieron cumplir por el método propuesto. Ya que en general los planes han generado un achicamiento de la economía y por lo tanto menos capacidad de producir riqueza real. Siempre llevaron a nuevas renegociaciones y nuevos préstamos para alcanzar nuevas metas. Si bien es cierto que la resistencia social siempre impidió la reconversión de la economía de la forma deseada, ya que los costos sociales, una «africanización», no han sido en el pasado posibles de imponer.
«El gradualismo necesitaba de financiamiento» dice este texto, claramente el FMI financia la reconversión. Se sostiene el gasto público sin crecimiento interno, o sea con deuda, en ese caso del FMI atada al plan de ajuste. El gasto disminuye paso a paso y en dos años prevén haber transformado variables financiera y fiscales como para poder afrontar el funcionamiento del sistema sin la espiral explosiva de deuda y sosteniendo una base de planes sociales. En este sentido si venían cambiando deuda interna (sistema de financiamiento kirchnerista) por externa en dólares (aunque también por interna en LEBACs), ahora lo hacen por un stand By y un plan económico monitoreado desde afuera. Suben un escalón en la apuesta a la dependencia, como decían en la década del 30 los oligarcas mas obtusos: para salir de la crisis y que nuestros socios internacionales nos ayuden, lo mejor es vincular tanto nuestra economía al mundo o a la potencia dominante que ésta se vea obligada a ayudarnos por tener su destino comprometido con el nuestro. Mentalidad colonial si la hay (y fracasada obvio). La plata la verán los fiesteros de las finanzas y las múltiples deudas internas y externas, públicas y privadas que son el negocio, la llave maestra que estructura el saqueo. El plan propuesto es explícito: Ajuste fiscal: Buscan disminuir el gasto público un 30% hasta el 2020 (un 48% de disminución de subsidios, un 7% de disminución de jubilaciones, un 74% de las provincias, un 13% de salarios, etc.). Son metas muy altas y que tendrán un impacto social muy grande. Y que fracasarán ya que el problema del país no es «fiscal» sino la dependencia.
Equilibrio financiero, equilibrio de la balanza de pagos, menos intervención del estado. Para todo esto se deberá «liberar el dólar» o sea un dólar mas alto lo que sin dudas redituará en una caída del salario real en términos internacionales, lo que a su vez beneficiará a los exportadores, y mejorará la relación con la importaciones. Sin embargo en un marco de liberalización de la economía, del comercio internacional y caída del consumo, sin control de cambios, ni regulación de las importaciones y exportaciones, sin (aunque sea) retenciones, será un golpe durísimo y afectará al pueblo en general y a la industria mercado internista.
Pero creemos que es el gancho con que se buscará atraer a parte de los empresarios: aumento de la tasa de ganancia a partir de la caída del salario real y una ilusa protección espontánea de la economía por un dólar alto. Más «autonomía del Banco Central», es algo al que el plan le da enorme importancia. En este sentido de busca que el BC sea autónomo de las políticas del gobierno, como un perro guardián de la ortodoxia financiera y fiscal, que fije los limites a la autonomía económica de los gobiernos y sea independiente de la sociedad, siendo gobernado por una elite de técnicos fondo-monetaristas. La lucha por el BC ha sido siempre, desde su fundación, una de las centrales en todos los gobiernos: ¿de quién es el BC? ¿Qué objetivos tiene? ¿A quién responde si es «autónomo»? («Un banco central que no es de la república» sentenciaba un patriota famoso de los 40).
Busca reducir la relación deuda / PBI mediante la reducción de los gastos del estado y en consecuencia su aumento de la capacidad de pago, que es lo mismo de siempre, etc.
Es una concepción claramente financiera, fiscalista, donde nada se habla de acumulación de capital, inversión productiva, crecimiento del PBI en ramas que generen empleo, o aunque sea ramas de la industria que generen riqueza y aumenten nuestra capacidad industrial y diminuyan nuestra dependencia de las importaciones. Es todo lo contrario «equilibrar para que el mercado funcione con sus reglas y el fondo interviene a través del gobierno para orientar». Si estudiamos las políticas del fondo monetario, desde los cincuentas, las «Cartas de intención» y los «Stand By» veremos que siempre fue igual y que sus cartas típicas son similares en lo conceptual y teórico, y mucha veces en lo práctico también.
¿Qué es lo nuevo del Fondo? Aparece en un par de ítems destacados donde muestra su preocupación con un monitoreo de las variables sociales, le pone un piso a ese item presupuestario en su disminución. Y otro plenamente de «genero», donde se muestra el compromiso con la equidad de género y las mujeres. Se nota que es el «nuevo fondo» acorde a la época.
Sin dudas hay más, pero esto es para que nos entretengamos los comunes, sin embargo es suficiente. Bueno este plan es lo que según parece avaló la CGT o el grupo de la CGT dirigente que viene conciliando con el gobierno. La reunión con la CGT y el acuerdo con el fondo en paralelo no deben ser considerados un dato menor, es sustancial al Stad By y a la confianza internacional en que el gobierno pueda imponer este modelo Creemos que la Oposición debería indicar que, como fuerza en condiciones de llegar al poder, no avala este acuerdo y que advierte a los organismos internacionales que no sigan en este camino ya que en caso de acceder al ejecutivo se reverán los acuerdos, que los planes de la oposición son opuestos a lo que indica la carta de intención. Debe ser hacho en forma clara y contundente. El que avisa no traiciona.
Eso es lo que es necesario: generar las condiciones de que este gobierno no pueda gobernar imponiendo sus planes.
Guillermo Martín Caviasca. UBA/UNLP. Barricada TV
Articulo escrito para la agencia Paco Urondo
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