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El ahorro en las AFP y las RIN deben invertirse en Bolivia

Fuentes: Editorial El País (Bolivia)

Cuando la OTAN, con aviones y bombas de Italia, Francia y Estados Unidos, destruyó Libia y aniquiló físicamente al líder de este país, Moamar Khadafi, sumiéndola hasta el día de hoy en una guerra fratricida permanente, no sólo se apropió de sus cuantiosas reservas de petróleo liviano; Francia e Italia se quedaron con el tesoro […]

Cuando la OTAN, con aviones y bombas de Italia, Francia y Estados Unidos, destruyó Libia y aniquiló físicamente al líder de este país, Moamar Khadafi, sumiéndola hasta el día de hoy en una guerra fratricida permanente, no sólo se apropió de sus cuantiosas reservas de petróleo liviano; Francia e Italia se quedaron con el tesoro líquido más preciado, acumulado por décadas por el pueblo libio, consistentes en 200 mil millones de dólares de reservas de divisas.

Poco antes de la debacle en Libia, forzada desde afuera, tanto Nicolás Sarkozy, a la sazón presidente de Francia, como Silvio Berlusconi, de Italia, visitaron melosamente a Khadafi para convencerlo de enviar esos 200 mil millones de dólares a sus países, a título de «inversiones».

Logrado el objetivo, Francia e Italia «congelaron» esa riqueza libia trasladada a sus países y, acto seguido, se inició el operativo militar de la OTAN que se saldó con miles de muertos, incluyendo Khadafi y su familia. El petróleo libio y sus reservas de divisas virtualmente se esfumaron. ¿Dónde están ahora mismo prestadas (invertidas, dicen los personeros del Banco Central de Bolivia – BCB) las reservas de divisas de Bolivia acumuladas en el decenio del gobierno de Evo Morales? Pues, curiosamente, en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón, Canadá y otros, incluyendo nuestras barras de oro.

El Banco del Sur, cuyo funcionamiento efectivo es un misterio a más de siete años de su fundación, pese el impulso de los gobiernos bolivarianos empeñados en consolidar un polo económico y político latinoamericano, luce ahora sólo como una ilusión perdida. Tenía la misión fundamental, anunciada por los presidentes Correa de Ecuador y Chávez de Venezuela, de administrar invirtiendo el ahorro de divisas de nuestros países, en infraestructura y desarrollo en latinoamérica. Las reservas de divisas de los países que conforman la Unión Suramericana de Naciones, UNASUR, suman actualmente más de mil millones de millones de dólares, pero están depositadas en bancos de Estados Unidos, Inglaterra y Europa, fundamentalmente, quienes utilizan esos recursos para financiar sus propios desarrollos.

Tanto los políticos del oficialismo y la oposición, como los dirigentes de los trabajadores y empresarios bolivianos deben mínimamente acordar que las RIN de Bolivia sean invertidas dentro del propio país que las genera y dejen de enviarse al exterior, con la finalidad de dinamizar la economía boliviana en todos sus aspectos, lo que, a su vez, generará más acumulación de divisas. Un elemental círculo virtuoso.

El mismo principio básico debe ser aplicado para el uso del ahorro jubilatorio, que ya llega a más de 14 mil millones de dólares, la mayor parte de los cuales se deposita en los bancos bolivianos y, en el pasado inmediato, en préstamos al propio Estado boliviano. El mecanismo de asignación de recursos a los diferentes sectores productivos de la economía debe ser normado por el Estado, impulsando el mercado de valores, como alternativa al sector bancario, por ser este altamente restrictivo (presta sólo al que ya tiene).

Finalmente, corresponde expresar que una de las medidas más acertadas del gobierno de Evo Morales luego de la nacionalización de los hidrocarburos del 1 de mayo de 2006 es, precisamente, el inicio de la utilización de parte del ahorro jubilatorio para potenciar la economía nacional, y sea mediante mecanismos alternos a los de la banca privada, siempre que sirvan para financiar a sectores productivos bolivianos, no extranjeros dentro de Bolivia (las experiencias de China y Korea del Sur son aleccionadoras en este aspecto).

Lamentablemente, las sucesivas leyes financiales que se prohíjan desde el Ministerio de Economía desde hace cinco años al menos, contradictoriamente, permiten que las AFP presten esos ahorros hasta en un 50% fuera de Bolivia, en tanto que las RIN están casi en su totalidad fuera de Bolivia, siguiendo la hoja de ruta trazada por el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Esto muestra, claramente, dos orientaciones opuestas de política económica sobre el tema dentro del mismo gobierno. ¿Cuál prevalecerá? ¿La historia del pueblo Libio y su líder merecerán una reflexión profunda no sólo en Bolivia, sino también en los países latinoamericanos en la coyuntura geopolítica enrarecida con el Brexit y la asunción de Trump en el gobierno norteamericano? ¿La COB persistirá en su mentalidad antiempresarial nacional (no transnacional) cuando las fuentes laborales dentro de Bolivia, su estabilidad y calidad, dependen, precisamente, de consolidar un círculo virtuoso que nos permita encontrar la ruta de la «insubordinación fundante»?

Fuente: http://www.elpaisonline.com/index.php/component/k2/item/244129-el-ahorro-en-las-afp-y-las-rin-deben-invertirse-en-bolivia

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.