Tuvieron de que pasar más de dos semanas de movilizaciones, bloqueos e interrupciones en los servicios públicos de salud y educación, para que finalmente la dirigencia minera que depende del Estado y que dirige la COB, reconozca que hicieron planteamientos exagerados. Pero no sólo se les ha ido la mano con lo que pidieron sino […]
Tuvieron de que pasar más de dos semanas de movilizaciones, bloqueos e interrupciones en los servicios públicos de salud y educación, para que finalmente la dirigencia minera que depende del Estado y que dirige la COB, reconozca que hicieron planteamientos exagerados. Pero no sólo se les ha ido la mano con lo que pidieron sino que el planteamiento de la jubilación con 100% del promedio de las últimas 24 papeletas de pago, mostró sin lugar a equívocos, que la solidaridad para la COB, de aquí en más, es de quienes perciben menos hacia quienes «ganan bien», porque esos recursos adicionales para completar esas rentas provendrían del Fondo Solidario. Pero como los recursos del referido Fondo no serían suficientes, el Estado más allá de su actual aporte que supera los $us1.400.- millones, debiera utilizar recursos que solo podrían salir de no ejecutar inversiones que crean infraestructura productiva, afectando a quienes no aspiran a jubilación alguna. Por esto, no extraña la convicción en el respaldo al gobierno, de campesinos que en el occidente debieron suspender sus inaplazables tareas en su única cosecha anual y también de quienes trabajan por cuenta propia en la ciudades, tampoco extraña que ahora estos sectores no proletarios se orienten a terminar con la estructura de clase y el rol en la conducción de la COB que se reserva al proletariado minero.
A la COB, lo que menos le importó fue la sostenibilidad del sistema previsional. Siguiendo la lógica de destruir al gobierno burgués que decepciona para después de la revolución proletaria construir todo partiendo de cero, en un nuevo estado socialista, al cual recién entonces se le permitiría ser prudente y racional, y frente al cual todos tendríamos que resignarnos por la sencilla razón de que ese finalmente sería nuestro gobierno, se orientó a concretar planteamientos tendientes a generar gasto fiscal exorbitante e insostenible, en vez de dirigir su mirada a los proletarios que menos ganan y en especial, al campesinado que no aspira a jubilación contributiva alguna, pero que sí necesita urgentemente inversión en infraestructura productiva.
La COB no consideró que el Estado ahora gasta en pensiones casi 5 veces más que en el neoliberalismo del 2005, no quiere reconocer que no existe un solo caso en que algún jubilado haya muerto en la indigencia. En el año 2003 la carga fiscal total por pensiones le imponía al Estado algo más de $us 300 millones, los que fueron suficientes para que el déficit se calcule con o sin pensiones, era frecuente que los presidentes y ministros enrostrasen a los jubilados el ser los causantes de un déficit agravado en varios puntos. Los recientes pasados 12 meses, entre abril de 2012 y marzo de 2013, de acuerdo a información pública, el TGN ha gastado sólo en pagos al sistema de reparto y a la compensación de cotizaciones algo más de $us 670 millones. En 1980, de acuerdo al PNUD, la esperanza de vida al nacer de los bolivianos era 52 años, al año 2011 alcanzó los 67 años, La Ley de pensiones de 1996 estableció la edad de jubilación con lo que se tenga ahorrado a los 65 años, en el año 2010 esta edad fue reducida a 58 años.
La COB pasó por alto que los jubilados después de la UDP fueron los últimos en recuperar capacidad adquisitiva. Les tomó 15 años en alcanzar una jubilación digna, y bajo la movilización dirigida por Argandoña y García, en soberbias marchas por el altiplano, recién el año 2002 arrancaron las conquistas de los bono CAPA (Caracollo y Patacamaya), iniciando el acceso a rentas en un monto esencial.
La movilización de la COB puso al desnudo su desconocimiento de las luchas proletarias en cuanto a la jubilación se refiere. Por un lado esas luchas se orientaron a incrementar el monto de las pensiones a los primeros tramos donde están quienes menos renta perciben, donde están precisamente la mayoría de los trabajadores mineros, ello se tradujo en el incremento inversamente proporcional establecido por Ley, y por otro, se orientó y logró que se fije un tope máximo al pago en pensiones proveniente del TGN, dado que algunos políticos y magistrados tenían pensiones superiores a los Bs20.000.- , aprovechando la coyuntura de que los organismos de cooperación multilateral condicionaron su financiamiento a la aplicación de medidas de austeridad.
Una vez conocida la clara visión que tienen los dirigentes de la COB, en sentido de consolidar rentas iguales a los elevados salarios actuales para quienes episódicamente «ganan bien», financiados por el Fondo Solidario, la COB lamentablemente malbarató la movilización, se aisló, quedó aislada, su planteamiento fue exactamente lo opuesto a una reivindicación general, la ilusión se desvaneció pronto al interior de los trabajadores que aspiran a una jubilación, desatando protestas airadas en quienes nunca tendrán una jubilación contributiva. Con estos antecedentes, ahora serán menos quienes deseen ser representados por la COB en el directorio de la gestora pública.
Hans Mejia Vera es economista
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