El anticomunismo, la ideología de todos los genocidios, la base de sustentación de la cultura dominante en la Argentina.
Conviene, en principio, por principios, no subestimar el anticomunismo.
Ha sido, sigue siendo, el eje articulador de todo discurso de derecha, la justificación de los genocidios sufridos.
El Estado Argentino se funda con el exterminio de los restos de los pueblos originarios (asesinados en los siglos XVI y XVII por el Imperio Español y su gran Agencia de Inteligencia, la Santa Inquisición) con la auto denominada Campaña del Desierto que como explico el gran Osvaldo Bayer ni era Campaña ni era Desierto, sino ocupación militar del sur del río Colorado para poner en marcha el Capitalismo agro exportador, la riqueza de eso que llaman «campo».
El exsecretario privado del General Genocida Roca, el Diputado Nacional Dionisio Schoo Lastra escribió en 1886: “la casi extinción de la raza indígena en nuestro medio se debe al hecho de que los indios eran demasiado socialistas. (…) Eran comunistas, y la carencia del sentido de la propiedad indispensable para imponer al hombre la ley del trabajo, que es su ley sagrada, fue la causa de la casi extinción de la raza”.
Negro sobre blanco, los indios eran comunistas como ese indio Santiago Maldonado que volverían a matar en 2017.
Antes, en 1902 sancionaron la primera ley de control social contra insugente, la llamada Ley 4144, de «residencia» que permitía expulsar por trámite administrativo a cualquier inmigrante que se opusiera a la explotación capitalista ya en curso nacional. En el texto se nombra a los acratas y los comunistas libertarios. Fue la ley represora de más larga vigencia en la historia nacional, duro hasta 1958 en que sus funciones fueron asumidas por las disposiciones represivas de Frondizi y el Plan Conintes.
Pero antes en 1910 se había sancionado la primer Ley de Seguridad Nacional y en 1930 se había creado la Sección Especial de lucha contra el Comunismo, núcleo de todas las agencias de Inteligencia que accionaron bajo los gobiernos militares surgidos de los golpes de Estado de 1930/1943/1955/1962/1966 y el más terrible de todos, el de Videla de 1976.
Pero antes, en 1971 se había sancionado la Ley Anticomunista 17401 que tuvo vigencia hasta que se reemplazo en 1974 por la 20840 de represión a la subversión, la subversión comunista por supuesto.
El anticomunismo fue sin dudas la razón fundamental del Genocidio de los treinta mil aunque pocos de los treinta mil se pensaran como comunistas. A los milicos no les importaba. Fue uno de sus generales que dijo que había comunistas en el partido comunista, el peronista, en el socialista, en la Iglesia y hasta había comunistas que no lo sabían.
El anticomunismo no solo funciona como herramienta de persecución, también funciona como auto censura. A pocas cosas tienen más pánico los así llamados progresistas que a ser nombrados como comunistas. Es un límite que suele funcionar como puente a la claudicación. Y la historia argentina está repleta de ejemplos.
El Comunismo hoy es la única propuesta global de superación revolucionaria y humanista del capitalismo. No es cosa de chistes.
El anticomunismo es la base del discurso de Trump Bolsonaro y todos los fascista. Tampoco es cosa de chistes.
José Ernesto Schulman presidente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos