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El arte de la política no es el arte del posgrado

Fuentes: Rebelión

Los grandes líderes argentinos no ostentan títulos de posgrado para revalidar la gestión de lo público o del Estado, sino que sus propias formaciones y experiencias políticas les han dado el necesario saber para entender cuales son las demandas del pueblo.

El desenvolvimiento ideológico/cultural del neoliberalismo en su fin de suprimir o aligerar el peso de la política en las estructuras sociales de los países llevo adelante una avanzada sobre el llamado “técnico“ formado universitariamente y de casi carácter ascético que debía reemplazar el cariz político en la gestión del Estado.

Para ello lentamente se propuso una amplia campaña mediática en su favor y la proliferación de instituciones privadas o la reconversión de la publico bajo dicho carácter con tal de suplir de recursos humanos –no ya más cuadros– a las esferas del Estado.

Asimismo la búsqueda de la eficiencia técnica a los mas altos niveles congrego a que era o es socialmente aceptado que los dirigentes se “capaciten» en dichas instituciones que por la lógica dominante no operan generalmente sobre los intereses generales, sino más bien sobre intereses corporativos o sectarios los que justifican lícitamente el avance del mercado sobre el Estado.

Los partidos políticos tradicionales colaboraron en dicha gesta en claudicar en la formación política de sus adherentes, donde unos pocos “iluminados“ políticamente detentan la verdad y la acción consecuente.

Se cercena la democracia interna de los mismos y todo queda resumido a una hiperrosca concentrada en un par que detentan el poder factico.

En Argentina, luego del genocidio de miles de militantes y cuadros políticos producto de la dictadura militar, se refuerza dicha gesta años subsiguientes con la neoliberalizacion de la política local.

La proliferación de instituciones privadas y sus ofertas fue notoria al paso que la «descontenizacion» y desideologización de lo público -inclusive en las grandes universidades nacionales- hicieron el resto del trabajo afín.

La impronta llegada de Néstor Kirchner y su reválida sobre la militancia intentó –no del todo– revertir esta situación demostrando que el valor de la política había podido vencer al economicismo técnico en el afán de dar salida a la crisis perpetrada por el mismo sistema neoliberal.

La creación de nuevas universidades nacionales es una buena prueba de ello, pero aun falta un poquito de rigor critico y de cierta apertura hacia corrientes –también críticas– que pueden formar los necesarios cuadros políticos que el país requiere hoy y mañana.

Los grandes líderes argentinos desde Juan Domingo Perón, Eva Perón, José Bel Gelbard, Néstor Kirchner y Cristina Fernández no ostentan títulos de posgrado para revalidar la gestión de lo público o del Estado, sino que sus propias formaciones y experiencias políticas les han dado el necesario saber para entender cuales son las demandas del pueblo.

Los que intentan trasladar modelos o teorías reservadas a lo académico dentro del campo de lo político cometerán errores de fuste donde forzosamente girará su propia formación epistemológica sobre el campo de lo real.

Nuestro país es el contraejemplo perfecto donde una batería ideológica y técnica chocó contra una realidad irreversible.

Nuevamente los argentinos tenemos la posibilidad de encontrar nuestras propias soluciones a nuestros propios problemas sin acudir al tecnicismo generado por la oferta del posgrado.

Ezequiel Beer – Geógrafo (UBA). Analista Político.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.