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El Colón de Reforma se fue

Fuentes: Rebelión

A casi un año de que fuera retirado-salvado el Colón de Reforma, se anuncia que será sustituido por una representación de una mujer indígena.

Es un triunfo del movimiento social y de los tiempos de cambio, en donde se cuestiona viejas verdades y sentidos de la cultura. El patrimonio está vivo, se le cuestiona, se interviene y con ello se resignifica el espacio y la ciudad.  

El monumento a Cristóbal Colón en el Paseo de la Reforma era una glorificación al colonialismo, que significó una tragedia para los pueblos indígenas de América y la instauración de un sistema social racista. La llegada de Colón fue en estricto sentido histórico una invasión no un descubrimiento, él mismo participó en aberrantes prácticas que marcaron el inicio de políticas genocidas contra millones de seres humanos que habitaban estas tierras.  

No hay razón para que se honre y celebre a Cristóbal Colón, no fue un héroe. El lugar de Colón tiene que ser los libros y los museos, donde se dé cuenta de sus actos y su importancia. La existencia del «Colón de Reforma» era una muestra de la persistencia del colonialismo en nuestro país, no aporta al entendimiento de nuestra historia y es una afrenta a las víctimas del colonialismo.  

Sin las espectacularidad del derribó de estatuas, se ha desmontado al Colón de Reforma, impulsando una nueva apropiación del espacio público y de los monumentos. Desde el gobierno de la ciudad, sabedores de que ya era insostenible su monumento, decidieron protegerlo de su derribo y ahora retirarlo de la avenida Reforma. No es en ningún sentido un borrador del pasado, como algunos han señalado, sino una confrontación a un relato del pasado que tiene las marcas del poder y la dominación colonial.  

Su sustitución por una representación de una mujer indígena, mirando a contrapelo la historia, honra a las víctimas de un proceso colonial así como a una parte fundamental en la construcción de México. Reivindica el poder de la mujer indígena y su legado, que no había tenido lugar en el inventario de monumentos. Esta sustitución cabe señalar era también una demanda del movimiento social contra el Colón de Reforma.   

La memoria y el pasado son asunto político, los anti-monumentos, los derribos de estatuas y ahora el caso del Colón de Reforma, nos muestra la actualización de la lucha cultural. Los monumentos históricos, no son un inventario de adornos de la ciudad, sino significan, conmemoran y están ahí para su apropiación.  

La ciudad se renueva, el patrimonio está vivo, y en su confrontación se debate, se aprende y se hace ciudadanía.