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El comandante Che Guevara en la lucha del pueblo boliviano

Fuentes: Patria insurgente

No es novedoso, que desde los medios de comunicación se intente desprestigiar la imagen y el legado del Che, así lo ilustra el editorial del semanario PULSO N° 419, en el que se hace alusión a «La ilusión en el Che». Nada más falso, en la vida del Che y en su proyección política no […]

No es novedoso, que desde los medios de comunicación se intente desprestigiar la imagen y el legado del Che, así lo ilustra el editorial del semanario PULSO N° 419, en el que se hace alusión a «La ilusión en el Che». Nada más falso, en la vida del Che y en su proyección política no existe cosa alguna que se parezca a una ilusión. Todo en el Che es «real».
Ahora, a los seguidores y admiradores del ideario guevarista, ya no se los tilda de «aventureros» sino de tener «una ciega admiración al Che o la revolución cubana», sin comprender que en los diferentes sectores sindicales, universitarios y movimientos revolucionarios el ejemplo del Che, es un inspiración consciente y comprometida, es una guía que nos ha quemado a fuego, dejando una huella imborrable.

¿Cuál la razón y el por qué de esa admiración, de la cual se observa sólo su imagen icnográfica? La respuesta es sencillamente política e ideológica, que se trasunta en el ser coherente con el decir y el hacer, el Che cuando se comprometió con la revolución latinoamericana estaba asumiendo el carácter de la revolución que es larga, prologada y sacrificada hasta entregar su vida por la causa de los pobres y marginados. Y al parecer, para los que no tienen estos sentimientos, intentar entender al Che y los pueblos que lo siguen, es contemplan una ciega admiración…, una inexplicable admiración!!!

El autor del editorial se pregunta ¿qué ha llevado a la población a transformar la aventura de Guevara en Bolivia, una agresión casi colonialista en contra de las instituciones, en una gesta comparable con las luchas de la independencia? La respuesta que el mismo se da es «la impaciencia de impartir justicia», por supuesto que hay impaciencia por encontrar la justicia para un pueblo y un continente que ha sido explotado y saqueado, la impaciencia no es una actitud negativa, es una virtud en el hombre y en las sociedades que no ven un horizonte en sus vidas, los pueblos son pragmáticos y tiene una ética de lo que significa la revolución, no es que desconocen ni están por encima de su realidad económica, de la historia del país, de las leyes en vigencia, de la correlación de fuerzas como sostiene el editorial de Pulso, por el contrario es precisamente la conciencia de todo lo que se saben y de lo que genera su cotidianidad lo que les impulsa a tomar medidas, no desesperadas sino conscientes y consecuentes con la necesidad de la transformación radical de la situación, de ahí que el comandante Che dirá: revolución socialista o caricatura de revolución.

El autor considera que la gesta de Ñancahuazu fue un simple voluntarismo aislado del accionar de las masas y que lo denomina «foco guerrillero». Es natural esta forma de pensar, sobre todo para la autodenominada «intelectualidad» que desde el cómodo sillón de sus aposentos puede darse el lujo de calificar y descalificar la acción de hombres como el Che. Sin embargo, lo que precisamente hace al revolucionario es su actitud obstinada y extática con la que defienden sus ideales y sus creencias, como sacerdotes del cambio asumen una actitud del supremo voluntarismo que es lo que hace falta hoy en día, para que los cambios y transformaciones sean efectivamente sustantivas.
Respecto a las mediaciones institucionales (sindicatos, partidos políticos, Asamblea Constituyente, etc.), no parecen ser los derroteros para alcanzar las grandes aspiraciones de justicia social y económica, cada vez más se tornan en espacios donde el marco institucional se convierte en una forma de canasta para recoger agua, es decir estéril.

Por último respecto al viejo ideal de Saint-Simón «la sustitución del gobierno de las personas por la administración de las cosas», creo que es pertinente recordar que desde que la fuerza de trabajo se ha convertido en mercancía y siendo ésta la célula del capital las personas han dejado de ser sujetos para mutarse en objetos, es decir en cosas, porque el Hombre y la Mujer están al servicio de la riqueza, estamos en el escenario de la legitimidad, legalización e institucionalización de las cosas, aquí la humanidad ha perdido por completo su esencia y sustancia de ser humano, hoy no somos más que sombra de las cosas. La desenfrenada voraz expansión de la riqueza esta borrando incuestionablemente valores, sentidos, códigos y finalmente formas de existencia y vida, esta es la esencia de las actuales crisis, como se verá lo que está en crisis es el ser, la esencia misma del hombre en todas sus manifestaciones, el presente y el futuro tiende al abismo insalvable. El Che cuando platea el Hombre Nuevo, en su visión está planteando sacar al ser humano de su condición de enajenado por el capital devolverle su condición de sujeto digno y consciente para lograr la plena realización de su ser.

Finalmente, el Che a 40 años de su asesinato es el símbolo y el paradigma del hombre y la mujer que inspira como debemos ser los seres humanos y por tanto las sociedades: íntegros, solidarios, libres, trabajadores. No hay nada de ilusión…