Ha pasado un mes desde que arrancase el consejo de guerra al soldado Bradley Manning, responsable de la filtración de documentos a WikiLeaks sobre las operaciones de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Durante la vista previa al juicio, Manning se declaró culpable de ser la fuente de WikiLeaks, sin embargo siempre negó los cargos […]
Ha pasado un mes desde que arrancase el consejo de guerra al soldado Bradley Manning, responsable de la filtración de documentos a WikiLeaks sobre las operaciones de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Durante la vista previa al juicio, Manning se declaró culpable de ser la fuente de WikiLeaks, sin embargo siempre negó los cargos de «ayudar al enemigo» (un eufemismo de traición) de los que le acusaba el Gobierno de Estados Unidos. Un argumento que la defensa ha mantenido en este tiempo que ha durado el juicio a Bradley Manning que, hoy mismo, se encuentra en sus conclusiones y alegatos finales.
La fiscalía acusa a Manning de 22 cargos entre los que se encuentra la violación de los artículos 92 y 134 del Código de Justicia Militar además de violar el Acta de Espionaje y, el más grave, ayudar al enemigo; cargos por los que se enfrenta a una pena de reclusión perpetua si el jurado lo encuentra culpable de todos los cargos. La defensa, por contra, solamente aceptó 10 de los cargos para enfrentarse a una pena máxima de 20 años de reclusión; sin embargo, la semana pasada la fiscalía y la propia juez que preside el consejo de guerra intentaron tumbar el argumento de que, con sus actos, no ayudaba al enemigo.
La defensa de Manning siempre ha manifestado que el analista de inteligencia era un activista que quería mostrar a la opinión pública lo que, realmente, estaba pasando en Irak y Afganistán. Sin embargo, en el alegato final, el Mayor Ashden Fein (que ejerce el rol de fiscal en el juicio) ha presentado a un Bradley Manning muy distinto al de un activista.
Según el fiscal, Bradley Manning traicionó la confianza de su país y entregó la información clasificada a Julian Assange y WikiLeaks porque buscaba la fama y la gloria aún sabiendo que hacer pública esta información haría que estuviese accesible al enemigo, es decir, a Al-Qaeda y Osama Bin Laden:
Envió cientos de miles de documentos «listos para usar» a WikiLeaks, los envió porque buscaba hacerse famoso […] Buscó toda la información posible con la idea de garantizar su fama, información que sabía que WikiLeaks iba a publicar.
Creo que a nadie le sorprenden los argumentos de la fiscalía, máxime si tenemos en cuenta que los cargos contra Bradley Manning llegan hasta el nivel de la «traición» aunque se tipifique con el eufemismo de «ayudar al enemigo». La filtración de los 700.000 documentos a WikiLeaks, según el Gobierno de Estados Unidos, es un hecho que afectó a la seguridad de sus tropas porque estaban accesibles al enemigo y los motivos de esta filtración no eran nobles sino que estaban encaminados a la búsqueda la notoriedad.
La bandera no significa nada para él. En última instancia sabía que si proporcionaba la información a WikiLeaks ésta llegaría al enemigo porque él sabía que el enemigo usaba WikiLeaks.
¿Quería Manning hacerse famoso? En mi opinión, no creo que Manning buscase la notoriedad o hacerse famoso; evidentemente no soy imparcial (ni tampoco pretendo serlo) pero no parece una persona que haya querido enriquecerse con estas filtraciones o haya buscado la notoriedad o el reconocimiento. De hecho, si nos remontamos a los orígenes del asunto, el Ejército de Estados Unidos dio con Manning tras un chivatazo y lo detuvo en Irak en 2010 y, hasta ese momento, se mantuvo en un discreto anonimato como fuente de WikiLeaks.
La defensa ha orientado el caso por la vía del activismo y definió a WikiLeaks como una organización periodística de la que se han nutrido medios de comunicación de todo el mundo y que, por tanto, filtrar datos a la prensa no es un acto de traición. Aún así, la semana pasada la juez que preside el Consejo de Guerra denegó a Manning la petición de retirada del cargo de ayuda al enemigo y, si sumamos este hecho al alegato final de la acusación, el panorama no parece muy alentador para Manning.
No hay que olvidar que estamos hablando de un consejo de guerra que, por cierto, se está celebrando en Fort Meade (donde tiene su sede la NSA). Un juicio militar en el que el jurado también tiene esta condición y que, teóricamente, en el plazo de unos días desvelará su veredicto tras recluirse para las deliberaciones. La absolución de los cargos es virtualmente imposible, sobre todo porque Manning se ha declarado culpable de algunos de los cargos; la cuestión está en qué condena le recae: 20 años de prisión o la temida reclusión perpetua.
Fuente: http://alt1040.com/2013/07/fin-del-juicio-a-bradley-manning