Entre los megaproyectos impulsados por el actual gobierno de México se encuentran: el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT); el Tren Maya en los estados de Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas; el Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” en Santa Lucía Estado de México y la Refinería de Dos Bocas en Tabasco. Los cuáles serán los pilares del desarrollo capitalista en México en los años venideros.
Así se contempla en el reporte: “Zona económica especial y Corredor Interoceánico de Salina Cruz: una nueva ruta comercial para el mundo” elaborado por Jesús Rodríguez Socorro durante su gestión como Secretario de Economía de Oaxaca, en donde se plantea que: “México se posiciona como una puerta de acceso a un mercado potencial de más de mil millones de consumidores, y del 60% del PIB mundial”
Es claro que el autor se refiere, por un lado, a la enorme fábrica que es China, a quienes se beneficiaría permitiendo que sus productos transiten más rápido entre el Océano Pacífico y el Atlántico y, por otro lado, al gran mercado que representa los Estado Unidos. Para tal efecto, los puertos marítimos de Salina Cruz en Oaxaca y de Coatzacoalcos Veracruz están siendo ampliados y modernizados. Dicho proyecto incluye un eje carretero, energético, ferroviario, naviero y aeroportuario en Ciudad Ixtepec, además, en el eje energético se incluye un gasoducto paralelo al eje carretero y ferroviario.
I. Pavimentando el saqueo del sureste
Cuando los gobiernos abren la puerta a los megaproyectos como la única vía al progreso, los principales beneficiarios terminan siendo tanto el capital nacional como el trasnacional, quienes piden como primer requisito, a cambio de raquíticos empleos, dotar de infraestructura a la zona en cuestión, ya sea para proyectos mineros, instalación de maquiladoras o cualquier proyecto extractivo de los recursos naturales de la zona. En el caso de las mineras, en primer lugar, exigen que exista un camino pavimentado, una red de energía eléctrica y demás infraestructura que haga posible sus actividades.
Actualmente, el gobierno mexicano revive un sueño que data de la época de los conquistadores españoles, Hernán Cortés fue el primer encomendado para explorar los ríos navegables en el Istmo de Tehuantepec, para convertirlos en nuevas rutas mercantiles, desde entonces, los países colonizadores, estudiaban pasos interoceánicos a través de México, Nicaragua y Panamá, pero no fue sino hasta 1914 que se consolidó el último intento de unir las rutas de comercio interoceánico bajo la promesa del progreso para los pueblos panameños, lo cual resultó en una falacia que se cristalizó en la privatización de todo el canal de Panamá bajo el control de las grandes multinacionales. A la fecha, el canal de Panamá resulta insuficiente y su operación es altamente costosa y lenta para las exigencias de expansión de los mercados globales.
El actual proyecto de un corredor transístmico, aspira a ser la base de una nueva expansión capitalista en México, pues revive el espíritu neoliberal de la ley de Zonas Económicas Especiales, que se enarboló en el sexenio de Enrique Peña Nieto, en donde se define claramente una nueva etapa en el desarrollo del proyecto neoliberal, como resultado de añejos y profundos cambios al marco legal emanado de la constitución de 1910, que el actual gobierno federal mantiene intactos. En las últimas dos décadas se han realizado cambios para legalizar el saqueo de los territorios en donde existen comunidades más antiguas que el mismo país y que permiten la participación del sector privado en este proceso, como son: la ley minera (1992), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (1994), la ley de bioseguridad (2005), la ley de inversión extranjera (2012), la ley de asociación pública-privada (2012), la reforma energética (2016) y más recientemente el T-MEC (2020). Después de permitir la participación del sector privado y de empresas extranjeras en el saqueo, la ley de ZEE surgió como el instrumento legal para favorecer la participación de empresas multinacionales en la nueva regulación del territorio y los recursos, históricamente en manos de campesinos e indígenas.
II. La columna vertebral del Corredor Interoceánico será el Tren Transístmico.
El día primero de abril de 2020 comenzaron los trabajos para modernizar las vías férreas que datan de 1907, con una inversión total de 20 mil millones de pesos, el gobierno federal estima que el proyecto se terminará en 2023, asegurando que “la obra no quedará inconclusa” y que será una empresa paraestatal, para evitar que eventualmente, sea privatizada. Un sofisma muy ad hoc con el discurso nacionalista de la actual administración, que, sin embargo, no ofrece ninguna garantía a los milenarios habitantes de estas tierras de que los recursos naturales y la fuerza de trabajo no servirán para enriquecer a unos cuantos empresarios. El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec es la pieza central del “Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec”, el cual abarcaría 33 municipios de Veracruz y 46 en el Estado de Oaxaca y que está compuesto por tres ramales:
- Proyectos de infraestructura de transporte ferroviario, portuario, aeroportuario y carretero. En este rubro del proyecto implica ampliar y modernizar la infraestructura ya existente, lo cual implica grandes cambios e impactos socio-ambientales aun no cuantificados. Uno de los principales ejes es la rectificación y restauración de varios tramos de vía ferroviaria que comunica a los puertos de Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz en Oaxaca. Además, se tiene proyectado ampliar los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos y probablemente Salinas del Marqués, así como los aeropuertos de Minatitlán, Veracruz e Ixtepec, Oaxaca. Esto cambiará completamente el panorama socio-ambiental de estas comunidades, pues el tren estará cercado, así como la supercarretera, en detrimento de la fauna silvestre y la vida comunitaria. La primera piedra para la rehabilitación de las vías del ferrocarril fue puesta el 7 de junio de 2020, esto fue informado a través de un comunicado publicado en el sitio web www.gob.mx/programaistmo, en donde se anuncia la inversión de 20 mil millones de pesos para la ampliación de los puertos y se menciona la aplicación de un nuevo modelo de desarrollo, sin dar mayor explicación al respecto.
- Proyectos industriales. A diferencia del Canal de Panamá, el Corredor Interoceánico se propone explotar las materias primas y las riquezas de la región, aprovechando el bajo costo de la mano de obra local. Para ello, ha dispuesto la creación de diez parques industriales que albergarán a las empresas interesadas en la explotación capitalista de esta región. Dando continuidad al proyecto de las Zonas Económicas Especiales, en donde se planteaba la intervención en áreas geográficas delimitadas con un régimen para el pago de impuestos especial, diferente a cualquier otra parte del país. Dicho proyecto eliminado por decreto presidencial el 20 de noviembre de 2020 y fácilmente suplantados por la “zonas francas” (libres de impuestos como ISR o IVA) y los megaproyectos iconos del régimen autonombrado de la cuarta transformación, 10 de las zonas incluidas en este proyecto ya han sido anunciadas por el gobierno de Oaxaca en mayo de 2020, estas zonas francas se instalarán a lo largo del Corredor Interoceánico, las cuales no se han definido oficialmente y tampoco existe ningún documento de carácter público que informe al respecto, solo fue anunciado que serán cinco zonas en Oaxaca y cinco en Veracruz.
- Proyectos energéticos. Entre las facilidades fiscales que se prevén para dichas zonas está la reducción de impuestos y los bajos costos en los precios de luz, gasolina y diesel para las empresas. Además, el Programa para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec proyecta la instalación de fibra óptica subterránea sobre el derecho de vía ferroviario con el fin de dotar de comunicaciones a las industrias que se instalen y a las comunidades del Istmo, como lo señalan el informe del gobierno. Lo anterior suena muy bien, aunque cabe preguntarse quienes serán los encargados de proveer la energía que mueva toda está maquinaria, de momento, lo único que esta claro es que la proliferación de empresas extranjeras que aprovechan la energía eólica y la solar proveniente de paneles solares demandarán enormes extensiones de tierra hoy en manos de comunidades indígenas y/o campesinas de la región.
III. Efectos a corto, mediano y largo plazo
Lo que el gobierno federal no dice es que el CIIT, al detonar la inversión pública y privada, la construcción de infraestructura y vivienda, o promoviendo el arribo de cadenas comerciales de víveres y servicios, con ello también llegará la degradación ambiental, el trabajo a destajo que hace crecer el estrés y las adicciones, el despojo de la tierra y los conocimientos para hacerla producir, orillando a la prostitución. Al mismo tiempo que se generan empleos en la maquila, veremos presentarse los mismos daños ambientales y sociales que sufren estados como Puebla, Querétaro o Guanajuato, con la industrialización de zonas rurales, así como la sobreexplotación con bajos salarios del trabajo en las maquilas, sin dejar de mencionar todas las penurias que sufren nuestros hermanos en el norte del país en plena pandemia, donde las empresas maquiladoras han sido acusadas de no respetar las restricciones sanitarias.
Tehuantepec, el Cerro del Jaguar en lengua náhuatl, será convertido en un centro de explotación de la población indígena y de nuestros hermanos centroamericanos, que van de paso camino a Estados Unidos en busca del mito del “sueño americano” o escapado a las crisis que reinan en sus países.
Es por todo la anterior, que los megaproyectos del actual régimen no hacen más que dar continuidad al viejo Plan Puebla Panamá (ahora llamado Proyecto Mesoamérica), cuya etapa inicial puede verse en el estado de Puebla, en donde Moreno Valle y el PAN pregonaban la panacea del progreso neoliberal. Actualmente, el presidente López Obrador lleva a cabo la fantasía que el Banco Interamericano de Desarrollo no pudo lograr durante los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto. Esta fantasía ecocida y profundamente neoliberal provocará no solo la devastación ambiental y el saqueo del sureste mexicano, pues es previsible que se profundizará el cerco al reducido número de organizaciones sociales que se mantienen independientes a la injerencia política del régimen, entre las cuales se encuentra el EZLN, quienes apenas iniciado el gobierno de la 4T y creada la Guardia Nacional, han sido objeto de hostigamiento en zonas de influencia zapatista, con la permisividad del estado mexicano, grupos cercanos a Morena y al Partido Verde de México han realizado agresiones directas en contra de comunidades zapatistas o cercanas al Congreso Nacional Indígena, incubando condiciones similares a las causantes de la masacre de Acteal en 1997.
Hoy, como desde hace mucho no ocurría en México, el partido en el poder se siente con bastante apoyo popular para llevar a cabo su proyecto de nación, el cual se parece bastante al de los anteriores gobiernos, si bien no el discurso, si en la idea central de desarrollo que es el capitalismo.
En Iskra Radio nuestro deber es comunicar la voz de los habitantes de la parte circundante a Santa Lucía, en donde las afectaciones por parte del nuevo aeropuerto internacional ya se dejan sentir, de quienes cuestionan al Corredor Interoceánico desde sus comunidades. Asumimos como un deber el informar sobre las luchas que se gestan desde abajo y en las periferias del progreso, como medio de comunicación, nuestro objetivo es acompañar las luchas de los maestros y los opositores al tren maya, de todos aquellos conservadores de la naturaleza, que son asesinados sin cesar. Nuestra misión, es contar los hechos a lado de quienes se ven afectados y construyen alternativas al progreso capitalista.