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El cubano René Vázquez teje una novela con el exilio y el espionaje de Miami

Fuentes: EFE

El escritor cubano René Vázquez Díaz se ha metido dentro de la ciudad estadounidense de Miami para hilar una novela tejida con intrigas salpicadas de humor en las que participan por igual los espías locales y el contraespionaje cubano. Vázquez Díaz, que ha obtenido con esta novela, «De pronto el doctor Leal», el Premio Juan […]

El escritor cubano René Vázquez Díaz se ha metido dentro de la ciudad estadounidense de Miami para hilar una novela tejida con intrigas salpicadas de humor en las que participan por igual los espías locales y el contraespionaje cubano.

Vázquez Díaz, que ha obtenido con esta novela, «De pronto el doctor Leal», el Premio Juan Rulfo 2007, dijo hoy en una entrevista con Efe en Madrid que pretendía escribir una obra «instructiva» sobre lo que ha supuesto el exilio cubano en Estados Unidos durante más de cuatro décadas.

Otto, el protagonista, es un científico cubano residente en Suecia que viaja a Miami para acudir al entierro de un hermano, pero nada más llegar se enfrenta a la presión de una serie de personajes, entre ellos otro de sus hermanos, los espías de uno y otro lado y, en medio de todo, su madre senil y una seductora mujer colombiana.

Toda la trama transcurre con una alerta recibida por el científico: «Nada ni nadie es lo que parece ser».

Según René Vázquez Díaz, el entramado de la novela remite a la política «disparatada y criminal» de Estados Unidos contra Cuba, según la cual -dice- la Isla está considerada «de forma arbitraria uno de los siete países que auspician el terrorismo en el mundo».

El novelista no escatima adjetivos al referirse al exilio cubano, el más radical, que apoya esa política estadounidense que él considera «injusta».

«Es un exilio derrotado históricamente -dice-; una mojiganga trágica porque es fratricida, que se ha aliado en contubernio con una potencia para estrangular a su propio país».

Vázquez Díaz dice que Estados Unidos no conseguirá la victoria ideológica contra la revolución cubana «porque es imposible, porque el capitalismo tiene a Latinoamérica sumida en el fracaso».

Y con respecto a Cuba, el autor cubano, que salió de su país en 1971, está convencido de que «la revolución debe ser transformada desde dentro y no con injerencia extranjera».

También insiste en que los escritores «del exilio» se han dedicado «a hurgar» en el régimen cubano «pero se imponen zonas de silencio en lo referido a los disparates del exilio; del exilio fratricida, jactancioso y pretencioso».

Escuchando a Vázquez Díaz se comprende aún más el papel que le ha asignado a uno de sus personajes, Jorge, hermano del científico, que simboliza, dice, «lo que han hecho los cubanos durante medio siglo, matarse unos a otros, simbólicamente y también en la práctica».

Y aquí es donde el escritor cita al exilio más recalcitrante, a los que llama «verdugos del pensamiento y verdugos reales» por haber financiado, recuerda, diversos atentados con bombas contra intereses cubanos dentro de la Isla.

René Vázquez Díaz menciona a Luis Posada Carriles, «asesino confeso y convicto del primer atentado contra la aviación civil en el mundo», que «se pasea en el país cuyo presidente ha dicho que quien albergue a un terrorista también es terrorista».

El anticastrista Posada Carriles ha sido acusado reiteradamente por Cuba y Venezuela de ser autor intelectual de un atentado contra un avión de Cubana de Aviación que en 1976 explotó en pleno vuelo y provocó la muerte de 73 personas.

Pero la novela no es sólo espionaje y política. Otto, el protagonista, vive entre la melancolía que le produce el haber sido abandonado por su mujer en Suecia, la relación que entabla con una colombiana cuyas sorpresas lo mantienen en vilo y el cuidado de su madre, que de vez en cuando sale de su demencia senil para decir cosas que no debiera.

Vázquez Díaz reconoce que puede ser un «lobo solitario» de la literatura cubana. «No pertenezco a ningún círculo; es mejor estar solo para mantener la distancia y la capacidad de discernir y de decir lo que me de la gana sin demasiadas lealtades».