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El decreto de Evo Morales

Fuentes: Rebelión

El decreto de «nacionalización» de los hidrocarburos firmado por Evo Morales ha provocado un gran entusiasmo en gran cantidad de activistas antiimperialistas de todo el continente. Pero desde Bolivia nos llegan voces diferentes. Evo dice «Se acabó el saqueo de los recursos naturales por parte de las empresas petroleras internacionales, de las trasnacionales» . Y […]

El decreto de «nacionalización» de los hidrocarburos firmado por Evo Morales ha provocado un gran entusiasmo en gran cantidad de activistas antiimperialistas de todo el continente. Pero desde Bolivia nos llegan voces diferentes. Evo dice «Se acabó el saqueo de los recursos naturales por parte de las empresas petroleras internacionales, de las trasnacionales» . Y el vicepresidente García Linera agrega «hoy el gobierno boliviano lleva a cabo la primera nacionalización del siglo XXI» . En cambio Jaime Solares, máximo dirigente COB, afirma que el decreto de nacionalización es «demagógico», ya que, en vez de expulsar a las transnacionales que operan ilegalmente , «se les está dando otra oportunidad para seguir saqueando las riquezas naturales del país».

Qué se nacionalizó y qué no se nacionalizó en Bolivia

Lo que se nacionalizó son las reservas, pero no la producción ni la comercialización de los hidrocarburos, que seguirá en manos de las petroleras que acepten las nuevas condiciones. Es decir todo tiene que ver con una presión para renegociar los contratos en condiciones un poco más favorables para Bolivia.

Esto obviamente, es algo que no les gusta a las petroleras, al ser renacionalizadas las reservas, el estado boliviano tiene una mayor fuerza en el regateo de los nuevos contratos.

Esto, mirado desde la óptica de nuestros países totalmente entregados a las multinacionales, resulta muy progresivo. Eso explica la alegría de muchos activistas y puede ser, que esa acción del gobierno boliviano actué como un acelerador de la batalla por la nacionalización sin indemnización de los hidrocarburos a nivel latinoamericano.

Esa posibilidad preocupa mucho a los gobernantes de la región. No es casual la reunión de Chávez, Kirchner, Lula y Evo Morales en Puerto Iguazú. Tampoco son casuales las declaraciones del presidente venezolano diciendo que Bolivia tiene el derecho soberano a resolver sobre la propiedad de los hidrocarburos, pero que ahora la cuestión es garantizar la seguridad energética de la región.

Ahora, cuando se mira desde la óptica de la revolución boliviana, el decreto de Evo Morales no parece ser muy progresivo.

La principal consigna de la revolución: nacionalización sin pago de los hidrocarburos

El estallido revolucionario de mayo del 2005, tuvo su detonante cuando salió a la luz que los contratos de las petroleras eran ilegales ya que no habían sido refrendados por el parlamento como lo exige la Constitución. Ese hecho fue aprovechado por el movimiento de masas boliviano para exigir: ¡Fuera las petroleras, nacionalización sin pago de los hidrocarburos! Las movilizaciones llegaron a su punto más alto cuando el parlamento aprobó la ley 3058 (la nueva ley de hidrocarburos) provocando la caída de Carlos Mesa (el presidente que sustituyó a Sánchez de Lozada derribado dos años antes).

Por eso tiene razón Jaime Solares, el decreto de Evo Morales lo que en verdad hace es darles 180 días a las empresas petroleras (que estaban ilegales) para que se legalicen en el marco de esa ley 3058. Es decir no las expulsa sino que las obliga a pagar impuesto y regalías.

Aunque no les hace gracia el aumento de los impuestos, todas ellas (Repsol, Petrobras, British Petroleum, Vintage, Total, Enron, Shell, Panamerican), ya habían manifestado su disposición a adecuarse a esa ley. Y después de salido el decreto, Repsol- YPF afirmó que está dispuesta a renegociar los contratos con el gobierno boliviano. Las nuevas condiciones siguen siendo extremadamente ventajosas para las petroleras, aunque tengan que pagar el 50% de regalías: el gas que extraen en Bolivia por 1,9 dólar lo venden en el exterior a 9 dólares.

Por supuesto que, todas ellas se mueven por la ley de la rapiña imperialista, harán presiones y amenazas para sacar la mayor ventaja posible. Una prueba son las declaraciones de «preocupación» del gobierno español y las declaraciones de la Petrobrás de que suspenderá sus inversiones en Bolivia.

Ante la presión de las petroleras defendemos el derecho soberano de Bolivia. Eso no impide que coincidamos con las afirmaciones del dirigente de la COB: lo que estaba planteado era la expulsión de las multinacionales y no sólo la renegociación de los contratos. Los trabajadores y campesinos bolivianos deben exigir a Evo que cumpla con las aspiraciones de quienes lo votaron, y avance en la nacionalización sin pago, bajo control de los trabajadores, de todos los hidrocarburos y en la expulsión de las multinacionales que saquean al país. Lo mismo debemos exigir a quienes dicen querer acabar con el saqueo como Lula, Kirchner y Chávez. Para hacerlo, impulsemos una campaña por la nacionalización sin pago de los hidrocarburos de toda Latinoamérica.