Fernando ‘Pino’ Solanas, presidente del MORENO, traza un panorama amplio de la situación de la minería en Argentina.
Ver también:
El despojo de los metales argentinos (I)
Tratado argentino chileno
El ‘Tratado de Integración y Complementación Minera Argentino-Chileno’ firmado por los gobiernos de Carlos Menem y Eduardo Frei (29/12/97) y promovido en los dos países por la Barrick Gold, es el hecho más grave del proceso de enajenación de nuestra minería. Su administración se autonomiza de los dos Estados por cuarenta años, creando una suerte de tercer territorio o país. Ante esto, el ‘Manifiesto del Cobre'(9) firmado por numerosas personalidades chilenas, denuncia: ‘Este tratado es un fenómeno inédito en la historia contemporánea. Es el inicio de una gran transformación de la organización territorial del mundo que se superpone a los países y que se corresponde a la globalización actual de la economía mundial. Constituye un paso adicional en el dominio universal del capital sobre la sociedad y sobre la naturaleza. En perspectiva, es la expropiación más grave de las riquezas básicas de nuestro país en toda su historia mundial contemporánea y el despojo a nuestro pueblo más desconocido por la ciudadanía en su conjunto’.
Este tratado no fue el primero firmado con Chile sobre recursos mineros: lo antecedieron el Protocolo de 1993 sobre facilitación de trabajo aéreo para la exploración; el Acuerdo de Complementación Económica; el Tratado de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (1991); Fundamentos de un Tratado de Integración y Complementación Minera (1996); y el Memorándum de Integración Física y Facilitación Fronteriza.
La desmesura del tratado es tal que abarca de norte a sur la cordillera de los Andes y todo el oeste de nuestro país, lindante con Chile. No contiene cláusula alguna que preserve la integridad y la ecología de los parques y reservas naturales, sean provinciales o nacionales.Entre las reservas y parques que entran en el tratado se encuentran: la Reserva Biosfera San Guillermo e Ischigualasto (San Juan) y Talampaya (La Rioja); los parques nacionales Laguna Blanca y Lanín (Neuquén), Nahuel Huapi (Río Negro), Lago Puelo y Los Alerces (Chubut), Perito Moreno (Norte de Santa Cruz); termas Fiambalá (Catamarca), Pismanta (San Juan), y Caviavue (Neuquén); embalses los Nihuiles I, II y III y Valle Grande sobre el río Atuel, Los Reyunos sobre el río Diamante, Agua del Toro, El Sonseado y Copahue, todos en Mendoza.
El convenio binacional cede nuestra soberanía al crear una franja en la frontera con Chile en las altas cumbres de los Andes, que no es ni chilena ni argentina: es el tercer territorio de las transnacionales. A ellas les hemos delegado facultades extraordinarias para perforar y mover cerros, eliminarlos, cambiar o contaminar cauces de agua, alterar ecosistemas. El tratado permite a los inversionistas la exploración y explotación de los recursos mineros existentes y su uso sin ningún tipo de restricción, aplicando el principio de trato nacional y otorgando facilidades fronterizas sin restricciones para el tránsito entre Argentina y Chile. Desde San Juan, un túnel de siete kilómetros perforado en las altas cumbres de Los Andes hacia Chile, llevará oro, plata y cobre rumbo a los puertos del Pacífico.
El desembarco de las corporaciones
Nuestro país presenta un régimen fiscal para el sector minero que es de casi 20 % menos que la que rige en las principales regiones mineras de Canadá y Australia. El Minning Journal, de Londres, ubica a la Argentina en el segundo puesto del ranking mundial en oportunidades de inversión. Los enormes beneficios otorgados a las compañías mineras permitieron el desembarco en masa de las mayores corporaciones: Barrick, Homedstake, BHP, MIM, Billiton, Río Tinto, Bajo la Alumbrera, y otras. Las exploraciones pasaron de 135.000 metros perforados en el 2002 a 400.000 en el 2005: ‘Una sola explotación minera -el potasio de Río Colorado, en Mendoza- significa una inversión total de 735 millones de dólares. Cuando se ponga en marcha a pleno en 2009, Argentina pasará a convertirse en el primer productor de América Latina y el quinto a nivel mundial de un fertilizante imprescindible…(…).Sólo por las regalías, Mendoza recibiría 12 millones de dólares y el valor de las exportaciones llagarán a 400 millones….(..)..’Ya se invierten 4.000 millones de dólares en ‘las 7 grandes’: Huevos Verdes y Manantial (Santa Cruz), Gualcamayo, Casposo y Pascua-Lama (San Juan), Agua Rica (Catamarca) y Pirquitas (Jujuy) y se sumarán a otros nombres como Veladero (San Juan) El Pachón, Cerro Vanguardia (Santa Cruz) y La Alumbrera… (…).’ (10)
Sin duda, en minería se ha producido un fuerte flujo de inversiones extranjeras pero los montos anunciados son apenas una referencia, ya que el Estado no hace un seguimiento serio de tales inversiones. En nuestro país, la llegada y salida de los capitales extranjeros rara vez fueron controlados por las autoridades. Desde el empréstito estafa de la Baring Brothers firmado por Rivadavia en 1822, las inversiones y créditos extranjeros siguen siendo uno de los mitos recurrentes del país. Hace varias décadas, en sus investigaciones sobre los ferrocarriles, Raúl Scalabrini Ortiz probó que las cuantiosas inversiones inglesas en los trenes eran falsas: ‘Los ferrocarriles ingleses hicieron su capital con el esfuerzo de los argentinos (…) Carlos Marx afirma que el capital se forma con la plus-valía que el patrón sustrae al obrero. La investigación minuciosa, casi peso a peso, me convenció de que, entre nosotros, la plus- valía la puso el usuario y el capital original, el gobierno argentino (11)’ Demuestra así cómo los trenes fueron financiados y construidos por el gobierno nacional o las provincias y cedidos gratis a los tenedores de empréstitos y financistas ingleses. Pero en la memoria colectiva aún subsiste que los hicieron ellos.
Recordemos que en el 2001 fugaron del país 26.000 millones de dólares sin que ninguna institución -AFIP, AFILCO, BCRA- legislador o funcionario, lo denunciara penalmente como exige la ley (12). Los pocos organismos de control existentes en el Ministerio de Economía y el Banco Central, fueron desmontados en los años noventa. En el país rara vez se hizo el monitoreo de una inversión mientras que en países como Canadá o Noruega lo hacen cada tres meses. En general, las inversiones extranjeras se escondieron detrás de operaciones publicitarias y fueron menores que las anunciadas. Es el caso de las petroleras vimos con frecuente en los diarios avisos a página entera que anuncian inversiones de 4.000, 6000, 9.000 millones de dólares: su falta de cumplimiento llevó al país a la crisis actual. Por no invertir en nuevos pozos, las reservas que teníamos de hidrocarburos -35 años en petróleo y 16 en gas- calculadas al momento de la privatización, hoy descendieron a 9 y 7 años. En el caso de la minería, las empresas están interesadas en declarar mayores inversiones que las reales porque pueden deducirlas en un 100% del impuesto a las ganancias. En estos años neoliberales ¿cuándo la AFIP o el BCRA auditaron a las corporaciones y sus balances? La realidad es que las empresas se llevan lo que quieren amparadas en la Ley de Inversiones Extranjeras (Ley Nº 21.382/93) y los Tratados de Promoción y Protección de las Inversiones Extranjeras que tienen el valor de tratados internacionales.
Notas:
9) El ‘Manifiesto del Cobre’ (Santiago: 11/7/2001) fue elaborado por los especialistas chilenos Orlando Caputo Leiva, Juan Rodrigón Araya y Graciela Galarce Villavicencio en el ‘Centro de Estudios sobre Transnacionalización, Economía y Sociedad ‘(CETES).
10) Oscar Martínez. -Clarín 18/2/7
11) ‘Bases para la Reconstrucción Nacional’, p. 93/94. Raúl Scalabrini Ortiz
12) El ‘MORENO.’ presentó el 6/11/06 una denuncia penal contra las petroleras Esso, Shell, Repsol y Pecom por defraudación agravada y contra legisladores y funcionarios de AFIP, AFILCO, BCRA por no haberla denunciado penalmente.