Ni las declaraciones del relator de la ONU, Rodolfo Stavenhagen, declarando inconstitucional el estatuto autonómico de Santa Cruz; ni las similares de la OEA, de los países de América Latina; de la Unión Europea, de la OIT, que se ha pronunciado contra las agresiones a comisionados gubernamentales que de acuerdo a la ley se disponen […]
Ni las declaraciones del relator de la ONU, Rodolfo Stavenhagen, declarando inconstitucional el estatuto autonómico de Santa Cruz; ni las similares de la OEA, de los países de América Latina; de la Unión Europea, de la OIT, que se ha pronunciado contra las agresiones a comisionados gubernamentales que de acuerdo a la ley se disponen a sanear tierras del oriente y a liberar indígenas esclavos de los terratenientes; ni los llamados al díalogo del gobierno de Evo Morales, de la Iglesia y otros a los autonomistas y esclavistas orientales para que cesen en su accionar, parecen aquietar sus objetivos de llevar al país a la guerra civil. Pretenden desconocer la realidad local e internacional y seguir con sus afanes separatistas, caros, como dijimos alguna vez, al imperialismo norteamericano en sus proyectos de crear republiquetas ricas y dóciles a sus apetitos.
De nada valen los llamados a la cordura y la calma. Los provocadores y golpistas parecen sólo conocer la metodología del agravio, la agresión armada y mediática, la guerra política y económica llevada a cabo contra el pueblo y gobierno de Bolivia como única salida al recorte de sus privilegios. Pero no son tan tontos. Juegan, en el perverso tablero de ajedrez trazado por sus mandantes y socios mayores del norte, a neutralizar a aquellos gobiernos regionales que puedan apoyar a la Bolivia legalmente constituída y a atacar a aquellos otros, «enemigos» de sus intereses pero, sobre todo, de los yanquis y sus afanes de retorno triunfal a su «patio trasero» latinoamericano.
Comparancias Este neologismo, creado por un poeta gauchesco rioplatense, viene como anillo al dedo para definir situaciones similares en el marco de diferencias específicas. Ya definimos en otra editorial qué era lo común en cuanto a los ataques a las administraciones de Argentina y Bolivia, en el marco de los distintos modelos económico-sociales que signan a cada una de ellas. Los gobiernos en cuestión, son distintos. Los enemigos, los mismos. A uno se lo golpea y presiona por cuestionar el orden capitalista establecido y transitar una senda de liberación nacional y social en tránsito al socialismo. Al otro, porque no se alinea incondicionalmente con el imperialismo, tan acostumbrado- luego de las relaciones carnales de Menem- a considerar a Argentina como territorio fundamental para instalar cabezas de playa agresivas contra todos los que se opongan o cuestionen el orden imperial, de cualquier signo que sean. ¿Cuáles son las diferencias de fondo entre Archer Daniel Midland, asociado a los agroexportadores cruceños, dueño de la corporación norteamericana ADM-SAO, productora de aceite en Santa Cruz de la Sierra, que se niega a surtir de aceite al mercado interno boliviano fomentando el desabastecimiento y la especulación, y los empresarios agroexportadores argentinos y sus socios en la jauja de la soja, quienes bloquearon rutas, desabastecieron al país durante los 21 días de lock out patronal y auspiciaron los aumentos de precios de los alimentos, como la carne, que no baja?. ¿Qué confrontación los asiste a aquellos que provocan inflación en Bolivia y en Argentina o, mejor dicho, que intereses los unen por encima de sus diferencias en función de socavar el poder de sus respectivos gobiernos hasta que caigan por medio de un golpe económico o de cualquier otro tipo?. ¿Qué enemistad aleja a las grandes burguesías parasitarias de uno y otro país, empeñadas en servir, cada cual esgrimiendo sus intereses particulares, al gendarme mayor, que exhibe la doble faz de la diplomacia y el garrote ( hasta ahora) esperando llevar a cabo cuando las condiciones sean favorables la diplomacia del garrote, a secas?. A no dudarlo: Bolivia no es Argentina, Evo no es Cristina ni viceversa, pero para los enemigos de la unidad indolatinoamericana es necesario llevar a esos Estados, al igual que a Ecuador, Nicaragua o cualquier otro que se interponga en su política, al redil de la sumisión sin cortapisas.
Visitas En el marco del conflicto con los empresarios agropecuarios argentinos, los grandes medios de información y los «empresarios nacionales» que buscan el apoyo del gobierno para cubrir sus trapisondas inernacionales y emputecer las relaciones con la Venezuela Bolivariana, llegó al país el Subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU. Tom Shannon. «Ayudar» a renegociar la deuda argenina con el Club de París fue el objetivo manifiesto de su visita. Pero hubo más, que trascendió entrelineas en los medios de información locales. En su charla con la Presidente Fernández de Kirchner, Shannon se mostró preocupado por la influencia de Chávez en la región ( aunque dijo públicamente que Argentina debería ayudar a recomponer la relación entre EE.UU. y Venezuela) y por que Argentina no pudo «contener» la situación boliviana. En buen criollo: Argentina debe dejar de joder con las relaciones bilaterales con Chávez y apretar a Evo para que acepte condiciones inaceptables de los golpistas y secesionistas orientales, quienes ya se hicieron presentes aquí hace unos días para convencer a legisladores de que intercedan para apoyar sus demandas. La consigna de que «El buen vecino llegó para quedarse» del Documento de Santa Fé II está a la orden del día. Shannon, embajador en Venezuela en los años 90, cuando se privatizó la principal acería del país en beneficio del empresario «nacional» Paolo Rocca y su grupo Techint, esgrime su cara de angel ante las cámaras televisivas mientras lleva adelante la arremetida contra el «patio trasero» diseñada por Bush y sus socios, sean del partido y el sector político que sean.
Currículum Vitae Establecida en el país desde 1954, luego del éxodo desde Italia de su fundador, Agostino Rocca, por sus vinculaciones con el fascismo, la corporación Techint, que conservó hasta ahora el 60% de paquete accionario de Ternium Sidor de Venezuela, estuvo bien con todos los gobiernos locales, incluída la dictadura de Videla, Massera y Agosti, iniciada en 1976. Setenta y cinco trabajadores metalúrgicos de su predio ubicado en la ciudad bonaerense de Campana, Dálmine-Siderca, fueron secuestrados- desaparecidos durante esta sangrienta dictadura militar. La contratación de falsos trabajadores que buchoneaban a delegados y activistas, la irrupción de fuerzas del Ejército en la planta, la connivencia con los represores – que utilizaron al Tiro Federal, lindante con la planta y al mismo club Dálmine como Centro Clandestino de Detención- dan cuenta del currículum de los Rocca y su grupo empresario que, como tantos otros, contribuyó al terrorismo de Estado en el país. Ahora, en el marco de la arremetida antichavista, intentan que el gobierno de Fernández de Kirchner, destacado por una política reivindicatoria de los Derechos Humanos, que ha llevado a los Juzgados a varios represores y mantiene presos a otros, salga a defenderlos en el contexto de la defensa al «empresariado nacional». Así, luego de mantener durante 10 años personal tercerizado, pagarle a los jubilados menos del salario mínimo, gozar de los subsidios al hierro y la electricidad que el gobierno venezolano le proporcionaba y exportar la producción de hierro que luego era importado con valor agregado, lo que además de drenar divisas dejaba al país sin elementos para desarrollar su industria pesada, el grupo Techint, que obligó prácticamente al gobierno bolivariano a nacionalizar su planta, pide auxilio a Brasil y a la Presidente argentina, con el fín de embarcar a ambos gobiernos en un conflicto con Chávez, uno de los principales aliados de Bolivia y Ecuador, entre otros, en la región.
El enemigo principal se une por sobre sus diferencias y hay que combatirlo mancomunadamente. Los pueblos, con los trabajadores de la ciudad y el campo a la cabeza, sabremos conducir hasta el puerto de la liberación nacional y social a Indoamérica latina. Pero también, sin hacer hincapié en las diferencias de matices y objetivos, deberemos evitar que el enemigo principal voltee gobiernos en función de satisfacer sus espurios intereses. La solidaridad internacional y la clara visión del momento que nos toca vivir son herramientas indispensable en esta hora crucial para Bolivia, Argentina y el continente.