Mientras Trump asegura que AMLO es su amigo y le agradece estar pagando “el hermoso y poderoso muro que se ha alcanzado en una velocidad récord”, el presidente guarda silencio y prefiere no polemizar; por su parte el EZLN para abril de 2017 había convocado ya a un seminario y a una campaña mundial: Contra los muros de arriba, las grietas de abajo y la izquierda, en la inauguración envió al recién electo magnate de Nueva York un mensaje contundente en las lenguas ch’ol, tojolabal, tsotsil y tseltal.
Tan sólo para darnos una idea de los intereses que oculta el mal llamado Tren Maya basta con saber quiénes son algunos de sus principales promotores. Alfonso Romo empresario vinculado a los Legionarios de Cristo, emparentado con los empresarios Garza Sada del Grupo Monterrey, fue socio del general golpista Augusto Pinochet en el ramo de la biotecnología y la producción de semillas, fundó empresas como Pulsar y Seminis que posteriormente vendió a la ahora poderosa Bayer-Monsanto (autora de un herbicida a base de glifosato, cultivos genéticamente modificados y con un largo historial de productos cuestionados como en su momento lo fueron el agente naranja empleado en Vietnam o la hormona recombinante del crecimiento bovino (lo que explica su obsesión por el Programa Sembrando Vida que acompaña de manera “integral” al megaproyecto que nos ocupa). A decir del propio presidente en su libro La Mafia nos robó la Presidencia (2007), Romo formó parte del grupo señalado, sin embargo, ahora no sólo es el coordinador de la oficina de la Presidencia y del Gabinete, sino que además estará al frente del recientemente creado gabinete para el fomento de inversiones y crecimiento económico en la 4T.
Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons Gómez arquitecto tabasqueño, proviene de una familia de acaudalados empresarios priistas, su sobrino Gustavo Jiménez-Pons dueño de GBS Entreprises Inc había mostrado interés por comprar el polémico avión presidencial, en 2010 estuvo preso acusado de fraude por 5 mil boletos para el mundial de Alemania y en 2016 fue candidato por el partido Alternativa Socialdemócrata Su tío director de FONATUR es el actual coordinador del “Tren Maya” (el primero fue el exgobernador de Chiapas, ahora senador Manuel Velasco Coello), el 5 de febrero de 2019 aceptó que el proyecto “es una obra de desarrollo cuyo beneficio social compensa el impacto ambiental” contradiciendo al presidente que había afirmado que ningún árbol sería derribado por dicha construcción. Pero sus declaraciones para defender el proyecto han sido poco afortunadas “No ganamos nada como país con tener jaguares gordos y niños famélicos”, “las comunidades indígenas deben subirse al tren, o se las lleva el tren”. Quizás el mayor problema sea su concepción de desarrollo, enfatiza que el tren es una obra de Ordenamiento Territorial que combatirá la miseria con viviendas y espacio rehabilitado para la población de escasos recursos. Las estaciones se convertirán en ciudades (son pobres porque viven dispersos), lo que recuerda a la política de la corona española de reducciones, congregaciones o repúblicas de indios con objeto de aculturar y cobrar tributos. Para el también empresario lo más importante es “que la gente más modesta (quede) ubicada dignamente en las cercanías de las áreas de producción. Para qué, para que puedan ir a trabajar a pie. Hasta pedir limosna si hace falta, pero a pie”.
Entre los empresarios que han manifestado interés en invertir en el mal llamado Tren Maya están Alberto Baillères González, Gastón Azcárraga Andrade, Germán Larrea Velasco y Fernando Chico Pardo. En Mérida, Roberto Servijte Sendra, de Bimbo; Ricardo Guajardo Touché y José Antonio Pérez Antón, de ADO. Otros empresarios que también han mostrado interés son Carlos Hank González, Ricardo Salinas Pliego y Olegario Vázquez Aldir.
Empresas como OHL señaladas de haber cometido fraude contra PEMEX, o Grupo México que ha causado el mayor desastre ambiental en la historia de este país, con el derrame de 3 mil litros de ácido sulfúrico en el mar de Cortés y cuya la mina Pasta de Conchos en Coahuila (mantiene atrapados los cadáveres de 65 mineros que murieron durante un derrumbe en 2006), también han mostrado interés. Quizás lo más grave es que hasta la fecha el tren maya carece de la Manifestación de Impacto Ambiental indispensable y tampoco existe el Proyecto Ejecutivo de la obra que pueda consultarse.