La ilusión es un concepto o una representación sin verdadera realidad, es algo que nos es sugerido por la imaginación o causado por un engaño de los sentidos. La ilusión es, asimismo, una esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo a nuestra subjetividad y muchas veces transformamos aquello que no pasa de ser un simple deseo […]
La ilusión es un concepto o una representación sin verdadera realidad, es algo que nos es sugerido por la imaginación o causado por un engaño de los sentidos. La ilusión es, asimismo, una esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo a nuestra subjetividad y muchas veces transformamos aquello que no pasa de ser un simple deseo subjetivo en algo que aparece como objetivo, pero que en realidad, no es más que pura apariencia ilusoria. En resumen. La ilusión se sostiene entonces… en pura ilusión.
El lunes 18 de septiembre, Jorge Julio López debía presentarse en calidad de testigo y querellante en el marco del juicio contra Miguel Etchecolatz. Juicio que finalizó con la declaración de genocidio para los actos terroristas de la última dictadura, y con una condena de reclusión perpetua para el genocida ex mano derecha del Gral. Camps. Pero ese lunes 18, en el que la sala del Palacio Municipal se sacudiría con la declaración de Etchecolatz ‘los que se condenan son ustedes’, Jorge López no asistió a presenciar el final de este juicio que lo tenía como querellante. Fue desaparecido… nuevamente desaparecido.
Las declaraciones de Jorge López fueron fundamentales para el desenlace de esta condena ya que no sólo explico al tribunal su propio secuestro y torturas, sino que, además detalló la manera en que el criminal Etchecolatz dio muerte, después de someterlos a todo tipo de vejámenes, a los compañeros desaparecidos Patricia Dell´Orto y Ambrosio De Marco, compañeros de detención de López en un centro clandestino de detención.
Patricia, pedía por favor que no la mataran porque quería criar a su hijita. Sus llantos no conmovieron a su asesino, ‘el disparo se sintió como un martillazo’. La mataron con un revolver con silenciador.
López, obrero jubilado de la construcción con 76 años de edad, tuvo durante todo el juicio, un comportamiento valiente enfrentando a su represor cara a cara y expresando su deseo a los jueces: ‘muchas veces pensé, yo… si me lo encuentro lo mato’. El odio activo que recorre este pensamiento del detenido-desaparecido en contra de su secuestrador, el deseo de darle muerte, es la mejor prueba de que el Jorge López no fue ‘ganado’ o quebrado por sus torturadores.
Mientras se producía la desaparición de Jorge López, Kirchner hacia sonar la campana en Wall Street convocando nuevamente a los inversores internacionales a mantener ‘relaciones carnales’ con la Argentina. El presidente no se privó de nada. Mientras seducía a Wal Mart, a Exxon, a Occidental Petroleum, Cargill, etc. se paseaba por la quinta avenida de la mano de Jorge Brito, del Banco Macro, y Paolo Rocca, del grupo Techint; a un costo de 15 mil dólares diarios.
Kirchner se compromete a destinar 14.000 millones de pesos del presupuesto 2007 para pagar intereses de la deuda y 15.900 millones más, según el oficialista Página 12, para seguir subsidiando a los grandes grupos económicos. Ya se sabe quien gana y quien pierde en estas relaciones que ya llevan décadas en nuestra historia.
Jorge López fue desaparecido en el año ´76 por una patota de la policía bonaerense, cuyo accionar criminal estuvo destinado a generar condiciones optimas de inversión para el capital financiero internacional. López militante de base de una unidad básica del barrio de Los Hornos, fue desaparecido junto a treinta mil compañeros más, para que los bancos de Rockefeller y los intereses petroleros y comerciales de Estados Unidos hicieran uno de los mejores negocios de su historia, en nuestro país.
El presidente y la primera dama se reunían en Nueva York con Susan Segal presidenta del Consejo de las Americas y representante de la banca Rockefeller, junto a ella y 200 comensales más se encontraba Amalia Lacroce de Fortabat que disfrutó con placer la cena brindada por el mandatario argentino, recordando seguramente, los viejos ágapes compartidos con Videla, Albano Arguindeguy y el general Ramón Camps.
Jorge López ceno temprano el domingo 17; estaba algo ansioso por el resultado del juicio que lo tendría en primera fila la mañana siguiente. Acordó con su hijo que lo pasara a buscar temprano, ya que no quería perderse ninguna instancia de lo que consideraba un hecho: la condena a su torturador. Su esposa lo despidió a las 23.30, Jorge miraba ‘Fútbol de primera’ en el canal del Grupo Noble (Clarín), otro viejo asociado a la dictadura y al actual presidente. Estaba pensando que el éxito del juicio contra Etchecolatz le permitiría seguir adelante con la denuncia de aquellos que habían torturado a tantos compañeros, ‘el mono’ Ballesteros, que solía ser telefonista en la brigada de Investigaciones; ‘el rengo’ Vides; el ‘ganga’ Trotta, que hablaba gangoso; el policía Basualdo, que llevaba a los detenidos a las celdas o los sacaba para torturarlos o ese hijo de puta de Patrault que se dedicaba a violar chicas en las comisarías ‘y que cada vez que lo veo cobrando la jubilación baja la cabeza’. La lista era larga y la ilusión de que todos estos se pudrieran en la cárcel alimentaba el deseo de cada detenido-desaparecido, tantos vejámenes y dolor, tanto abuso y verdugueo, tantas vidas truncadas como las de ‘los pibes de la noche de los lápices’ ameritan que los genocidas se pudran en la cárcel…
El presidente Kirchner se caracteriza por los grandes gestos y los discursos precarios, ramplones y cambiantes. La demagogia oral contrasta con los hechos en una forma brutal. Kirchner critica al FMI, mientras paga más que ningún otro gobierno; habla de la nueva política, pero esta rodeado de los canallas de siempre; sostiene que su gobierno es el representante de los derechos humanos, pero han crecido, como nunca antes, los procesados, los presos políticos y las victimas del gatillo fácil. Se considera ‘hijo de las madres de Plaza de Mayo’ cuando manda descolgar dos cuadros, pero cuando los genocidas vuelven a la actividad, reprende a aquel que hable de ‘desaparecidos en democracia’, prefiriendo que se hable en términos de ‘no encontrado’, eufemismo patético destinado a no complicarle la elección.
Kirchner cumple con todas las reglas de la ilusión: es pura apariencia. Pero es algo más que esto, es un cagón.
Al término de la marcha del jueves 28 de septiembre, Hebe de Bonafini se reunió con el presidente y su señora esposa para analizar el ‘caso López’. Fue en esta reunión en la que se cocinó la estrategia de mandar al frente a Bonafini, con declaraciones tan repudiables que es casi inexplicable que provengan de una madre de desaparecido. Fue en esta reunión en la que ‘el hijo de las madres’ habrá mostrado su preocupación por el desaparecido en democracia pidiendo a Hebe que saliera a defender su gestión. ‘Me lo hicieron a mi, Hebe’, ‘es una maniobra en contra de nuestro gobierno’.
Y Bonafini salió con los tapones de punta, dijo, que hay que analizar bien el ‘caso López’ porque este hombre ‘tiene un hermano policía y vive en un barrio de policías’, puso en duda el comportamiento de Jorge mientras estuvo detenido; reactivó el viejo argumento del terrorismo de estado señalando que López puede estar en otro lugar (la dictadura sostenía que los hijos de Hebe estaban en Europa); reanimó la teoría de los dos demonios, al declarar que la desaparición del compañero es una maniobra de la izquierda y la derecha en contra de Kirchner, etc.
Tan lamentables y repugnantes fueron las declaraciones de Bonafini que hasta los propios Kirchner y Solá salieron a diferenciarse, después de haberlas promovido. Realmente hay que ser un cagón para mandar a tu ‘madre’ al frente.
Pero Hebe no es inocente. El repudio público que merecen sus declaraciones son el alto precio de su ‘borocotización’. De su pasaje sin principios al gobierno de la pura apariencia. Bonafini con treinta años de lucha como una reconocida militante de la ‘aparición con vida’, ha quedado a la altura de un D´Elia, lo que no es poco decir.
Julio Jorge López está desaparecido, esto no es un eufemismo, no está muerto porque no apareció su cadáver, no es una ‘abstracción’ como le gustaba decir a Videla, pretendiéndose un filósofo del proceso. El compañero López está desaparecido y debemos reclamar su ‘aparición con vida, ya’. Cualquier otra apreciación sobre este problema nos coloca en una posición de impotencia frente a la ofensiva de los criminales. Hay un desafío concreto que el gobierno K es incapaz para resolver.
Si los secuestradores del compañero López quisieran evitar que declarara hubiesen recurrido al crimen directo disimulándolo como un asalto común o cualquier accidente de tránsito del tipo de Angelelli. No lo hicieron así, buscan provocar diciendo ‘acá estamos’.
Que hasta el momento, no haya detenidos ni sospechados muestra que el gobierno va en el camino de una negociación más que de un enfrentamiento. Las declaraciones de Solá sobre el primer ‘desaparecido en democracia’ son tan reales que dan la idea de que la patota pejotista bonaerense ha comenzado a contar, nuevamente como en el ´74. Los vínculos de los represores con el aparato del estado son muchos, y sus relaciones son de larga data. El caso ‘Juanjo’ Alvarez muestra que están insertos en el poder a través de sus partidos. La financiación de las patotas criminales no es una cuestión menor; hay que investigar las cuentas bancarias de los ‘viejos’ financistas de la represión en nuestro país. Abrir los archivos de la SIDE Y ver cuantos de estos grupos siguen en operaciones dentro y fuera de las fuerzas represivas del Estado.
El presidente Kirchner descansa en el Calafate esperando que el ‘caso López’ se transforme en un caso olvidado que no empañe su reelección. Menem hacia lo mismo, en épocas de la AMIA, yéndose a ‘la rosadita’ de Anillaco en la Rioja. Mientras tanto el compañero López, a sus 76 años, puede estar reviviendo en un sótano frio y húmedo, los peores momentos de su desaparición el 27 de octubre de 1976.
La ilusión del Kirchnerismo se hace pedazos. Como toda ilusión que cae llega el momento de decir ‘ahora comprendo’.
Con vida se lo llevaron, con vida lo queremos.
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Daniel Cadabón es integrante de Delegados de base SUTEBA La Plata.
Ver también:
Las cosas por su nombre: este es un gobierno de derecha (del 01/10/2006)
Desaparecer a los desaparecidos (del 01/10/2006)
Hebe: ¿En que tramo del camino te perdiste? (del 30/09/2006)
Si López desapareció, por algo será (del 29/09/2006)
Democracia: El significante negado (del 25/03/2006)
El giro político de Hebe de Bonafini se confirma (del 30/01/2006)