Con la victoria política del Frente de Izquierda que significó superar la traba que nos imponía el régimen para intentar silenciarnos, la izquierda quedó en un escalón superior, como una de las pocas fuerzas políticas nacionales que participará en las presidenciales de octubre. El carácter defensivo de la batalla del 14 de agosto fue superado […]
Con la victoria política del Frente de Izquierda que significó superar la traba que nos imponía el régimen para intentar silenciarnos, la izquierda quedó en un escalón superior, como una de las pocas fuerzas políticas nacionales que participará en las presidenciales de octubre. El carácter defensivo de la batalla del 14 de agosto fue superado con más de medio millón de votos en 19 distritos de todo el país. Más aún, los logros obtenidos en Neuquén y Córdoba al conquistar bancas de los trabajadores y la izquierda, nos plantea utilizar decididamente la tribuna parlamentaria en forma más ofensiva, valernos de la agitación y propaganda electoral para organizar la militancia de miles para preparar lo que viene en el último mandato del gobierno de Cristina que será puesto a prueba por los golpes de la crisis capitalista internacional.
Claro está que, de aquí a octubre, el Frente de Izquierda hará todo lo posible en la difícil tarea de conquistar nuevos puestos de lucha en las legislaturas provinciales y el congreso nacional como puntos de apoyo para la lucha de clases. No hay un solo legislador en todo el país que haya utilizado su banca al servicio de impedir la impunidad de los asesinatos en Jujuy en manos del gobernador Barrionuevo y su policía en connivencia con la empresa Ledesma. No hay un solo diputado que haya convocado a la movilización por el castigo a los responsables de la represión y para que triunfe la lucha por la vivienda de miles de familias trabajadoras que tomaron las tierras de los ingenios de Blaquier en Libertador Gral. San Martín. Está planteado, en particular, un diálogo con los votantes de la centroizquierda que, lamentablemente, venían apostando a Proyecto Sur y, ahora, se les plantea optar por la izquierda real, la que es parte de la lucha de los trabajadores y el pueblo, o dar su apoyo Hermes Binner que gobierna Santa Fe junto a la UCR como un acérrimo defensor de los dueños de la soja, las vacas y la tierra, donde campea el trabajo en negro.
En Córdoba, el obrero de la oposición clasista en el SMATA, el compañero Hernán ‘Bocha’ Puddu, dirigente del PTS y primer candidato en la lista de diputados nacionales del FIT, cruzará lanzas con el burócrata metalmecánico Omar Dragún, directivo del gremio que lo expulsó por luchar contra despidos de contratados en Fiat IVECO durante la crisis del 2009 y hoy encabeza la lista de diputados de De la Sota junto a un ministro del gobernador Schiaretti. La candidatura obrera del Frente de Izquierda cordobés es una apuesta para ayudar a organizar la lucha de lo que viene si la crisis internacional, que empuja a Brasil a una recesión o una devaluación, deviene en el despidos de miles de contratados, la primer variable de ajuste que tienen las multinacionales automotrices. En Neuquén, ante el acto de confirmación de los nuevos diputados electos para la Legislatura provincial, una movilización conjunta del Sindicato Ceramista, el PTS y los demás componentes del Frente, irrumpieron en el recinto festejando que, contra los «diputados de los capitalistas», asumirán un puesto de lucha «nuestros diputados, obreros y socialistas». Fue una primera señal, simbólica, de la utilización de la banca neuquina: difundir y colaborar en el desarrollo de la movilización extraparlamentaria.
Como ya lo hemos hecho en estas páginas, volvemos a recordar las definiciones de la III Internacional de Lenin y Trotsky: «La lucha de las masas constituye todo un sistema de acciones en vías de desarrollo, que se avivan por su forma misma y conducen lógicamente a la insurrección contra el estado capitalista. En esta lucha de masas, llamada a transformarse en guerra civil, el partido dirigente del proletariado debe, por regla general, fortalecer todas sus posiciones legales, transformarlas en puntos de apoyo secundarios de su acción revolucionaria y subordinarlas al plan de la campaña principal, es decir a la lucha de masas».
En este sentido, el PTS propone a todos los integrantes y simpatizantes del Frente de Izquierda tomar en sus manos dos tareas políticas que impone la agenda de la lucha de clases. La primera es una decidida campaña en apoyo a los trabajadores ocupantes de tierras en Jujuy. La demanda de vivienda y un programa de salida que parta de la expropiación de tierras y un plan de obras públicas bajo control de los trabajadores, en primer lugar los ocupantes sin techo, tiene que ser incorporada como uno de los ejes centrales a la agitación y propaganda masiva del FIT, en sus spot publicitarios de campaña. Pero también se necesitan acciones unitarias efectivas que colaboren con la lucha real, actuando como una alternativa de dirección para que triunfen. Aspiramos a sumar a los compañeros del PO de Jujuy, que centraron su agitación electoral lejos de las tomas de tierras en Ledesma, a las tareas que el PTS de la provincia viene impulsando con la propuesta de una Asamblea de delegados de todos los asentamientos y sindicatos solidarios para triunfar.
Al mismo tiempo proponemos que el Frente de Izquierda, que tiene peso en muchos centros de estudiantes de todo el país y en federaciones universitarias como la FUBA, asuma el rol protagónico en una campaña internacionalista de acciones solidarias en apoyo a las barricadas del estudiantazo chileno, incluyendo la participación de brigadas internacionalistas de estudiantes argentinos para colaborar y ponerse a disposición de la lucha en Chile. Sin duda, una campaña unitaria de este tipo redundará en una mayor influencia del Frente de Izquierda en el movimiento estudiantil y los trabajadores del país.
La tarea de la izquierda revolucionaria no consiste, simplemente, en desarrollar un «discurso socialista» para elevar, tan solo mediante la propaganda, la conciencia de los trabajadores. Es imprescindible participar activamente en sus combates -con un programa de acción y una propaganda acorde a ese programa- allí donde la conciencia política avanza, más firmemente, al calor de la propia experiencia con los enemigos de clase, su Estado y las direcciones reformistas. Un partido que esgrima, formalmente, una posición de independencia política de la clase trabajadora pero se ausente de sus propias acciones independientes, no es un partido verdaderamente revolucionario. Para el PTS está planteado utilizar la campaña en curso para organizar una fuerte izquierda de los trabajadores, una fuerza militante de obreros y estudiantes, que intervenga en la «escuela de guerra» de las luchas cotidianas como preparación para vencer.
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