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El golpe de Estado en Bolivia y sus derivaciones

Fuentes: Rebelión

Es muy difícil escribir sobre el golpe fascista en Bolivia por las derivaciones que la discusión en torno a el mismo se están presentando en diferentes posturas de la izquierda tanto en México como en toda Latinoamérica. Como de costumbre al parecer la derecha política y económica tiene claro su postura: se regresó a los […]

Es muy difícil escribir sobre el golpe fascista en Bolivia por las derivaciones que la discusión en torno a el mismo se están presentando en diferentes posturas de la izquierda tanto en México como en toda Latinoamérica. Como de costumbre al parecer la derecha política y económica tiene claro su postura: se regresó a los indios en el lugar del que nunca debieron de salir, como en México los fascistas de siempre esperan poder regresar a su lugar a lo que ellos llaman chairos: ¿qué se creen indios y chairos para cuestionar nuestra democracia y sobre todo nuestros privilegios? Como bien dice N. Chomsky cuando nos recuerda los documentos de las elites agrupadas en torno a la primera Trilateral referidos a los peligros del exceso de la democracia que ponen en riesgo los privilegios de los que mandan, lo que se desea es que la plebe india y chaira regrese a la pasividad que haga funcionar los gobiernos como debe de ser: el exceso de democracia es nocivo para el capitalismo y hay que regresar a la plebe a su condición de pasividad anterior. Que dichos gobiernos que molestan a las elites sean verdaderamente revolucionarios o que sean solamente extractivistas de la depredación capitalista con discurso de izquierda, es lo que menos les importa. Para los mamarrachos de la derecha, la afrenta es lo único que cuenta y solamente computan en todos los sentidos posibles el momento en que puedan cobrarla, dando a entender a las claras y a las maduras lo que para las elites significa, realmente, la democracia burguesa – que ellos llaman democracia sin más – y lo que están dispuestos a hacer para que esto no cambie. Que los apoye el amo estadounidense es consustancial a su visión y un hecho incontrovertible. Que la izquierda electoral desde el Bravo hasta la Patagonia cerró, cierra y sigue cerrando los ojos ante todo esto, no es más que culpa de esta, ya que la derecha nunca nos ha negado la prístina política de sus ideales y sus intereses.
Ahora bien. Por supuesto que es posible, y es muy deseable, que la crítica que se de a lo que se consideren errores de los gobiernos y autoridades que reivindiquen para sí la postura de la izquierda política, económica y social: es necesaria, y debe hacerse por convicción, por coherencia, y a veces por sobrevivencia. Que el momento a algunos pueda parecer contraproducente no quita el hecho de la necesidad indispensable y deja abierta la consideración de que quienes por pragmatismo político se oponen a que se realicen las críticas pertinentes (poco importa si son certeras o no, esto lo abordaremos más adelante), y no hacen más que repetir las actitudes represivas que los que nos identificamos con alguna postura de izquierda negamos porque sabemos que la izquierda no se reduce a esto, y sabemos que los enemigos aprovechan de maravilla esta censura para decir que nos comportamos como ellos. La Maestra R. Segato tiene todo el derecho de cuestionar al gobierno boliviano del defenestrado Morales, como lo tiene cualquiera, porque ha demostrado que la calidad moral la tiene, los conocimientos los tiene, la postura política coherente de toda su vida la tiene y, finalmente, si ella o quien fuera no tuviera un ápice de todo lo anterior, solo por ser tiene el derecho de cuestionar y tiene derecho de no tener que enfrentarse a comisarios que le nieguen eso. Que se pueda estar de acuerdo con ella, o disentir, o evidenciar las limitaciones de su discurso no le da el derecho a quien sea de ejercer alguna derivación de la falacia contra persona para no tener que discutir los argumentos que la Maestra, o quien sea, presente sobre los problemas que consideren que sean de su atención.
Y tener ese derecho, creemos, implica decir las cosas por su nombre, comprometerse con los hechos y proponerse alcanzar la objetividad, incluso si esto significa que no estemos de acuerdo con los resultados del ejercicio. Y si el ejercicio de ese derecho implica ayudar a entender algo de lo que está sucediendo, todo lo anterior adquiere, lo sabemos, un peso tan fuerte que la Maestra Segato no ha dejado de cumplir, lo sabemos muy bien quienes hemos tenido el privilegio de la lectura de sus textos, o de escucharla de alguna forma con respecto a lo que son los asuntos que más le importan. Y bien: ella no necesita que quien sea le defienda, su trabajo y su coherencia lo hacen. Era necesario decirle a los comisarios que bajen dos líneas a su ánimo inquisitorial.
Regresando al asunto del golpe de Estado en Bolivia, consideramos que cualesquiera que sean las críticas que se le puedan hacer a Evo Morales, a su gobierno y a las propuestas que representan, hay muchas razones por las cuales simple y llanamente no se puede negar que lo sucedido es un golpe de Estado, una forma de tirar a un gobierno legal aunque legítimamente cuestionable por qué los resultados de un proceso de votaciones que tirios y troyanos aceptaron convalidar no fueron del agrado de alguno de los participantes[1]. Las técnicas del golpe de Estado que las clases dominantes locales y sus amos extranjeros han puesto en práctica con base en los nuevos discursos de la política posmoderna en boga (en donde el populismo se presenta como la piedra angular de todo lo que se defiende y se ataca por parte de las elites de todo tipo) hacen que poco importe si se hace con una gran violencia por parte de las fuerzas armadas y policiacas, o con base en ciertas consideraciones que pretenden permitir mantener un cierto discurso que parece democrático. Es evidente que de preferencia se quiere lo segundo: mientras en Bolivia, así como en Chile, se habla por parte de las elites políticas de la defensa de la democracia, se puede permitir matar unos cuantos opositores que no entienden las virtudes de la democracia elitista o al menos privarlos de la vista, todo con la idea de meter miedo a los testigos, como bien lo mencionó Amnistía Internacional en su análisis sobre Chile[2] y como bien se puede ver en los informes que llegan de lo que sucede en varias ciudades bolivianas. Pero de esto y de los errores del gobierno de Morales derivar como lo hace la Maestra Segato que » … se da en el momento presente un Golpe de Estado pero de un nuevo tipo: se da después de un vacío de poder, después de una falta de gobernabilidad y credibilidad. Fue un golpe oportunista que sucede a posteriori de ese vacío de poder»[3], nos parece que es pasar la responsabilidad del acto criminal del golpe de quienes lo ejecutaron (por odio de clase, por racismo, por sexismo, por conveniencia, por revancha como lo mencionamos párrafos arriba) a quienes al final lo padecieron, primero, porque sabemos que muchos de los que que se oponen activamente al golpe y que están agrupados en torno a organizaciones campesinas, indígenas y sindicales y que no son unos cuantos, apoyaron y apoyan activamente al presidente depuesto, y después porque decir que a partir de las divisiones y oposiciones que existieron en torno al atacado gobierno boliviano existió un vacío de poder, nos parece equivalente a decir que las oposiciones que generó el gobierno de Salvador Allende que culminaron en el pinochetazo en 1973 derivó de un vacío de poder: es de sobra conocido que Allende no tenía el apoyo activo de toda la población el cual estaba construyendo (al grado de que el golpe se dio cuando era posible que éste tenía el apoyo de la tercera parte de la población al 11 de septiembre), y el golpe evitó una nueva votación que parecía, ahora sí, asegurar el apoyo de aquella. Las oposiciones que el gobierno chileno de entonces tenía a la izquierda, fue algo tan normal y hasta donde sabemos nunca se ha hablado de un vacío de poder en 1973 como no fuera por parte de los golpistas y sus apoyos. Si la Maestra Segato dice que los problemas que el gobierno de Evo daban una falta de credibilidad y gobernabilidad (¿para impedir el golpe de Estado?, ¿la burguesía local revanchista y sus amos anhelantes del litio -de los que la Maestra no dice algo- se habrían abstenido de haber tenido Evo 100% de apoyo?), ¿pone en su cancha la responsabilidad del golpe de Estado en descargo de sus enemigos de clase y casta? ¿Allende, entonces, provocó su desgracia y la de su pueblo?
Tiene razón la Maestra Segato al cuestionar que existe un cierto endiosamiento de la figura de Morales al grado de negar cosas, en ese endiosamiento, como su machismo, herencia perniciosa de lo peor de nuestras herencias culturales latinoamericanas. De acuerdo con esto. Es un dato del problema, pero, ¿importa si es un dato secundario, o primario? ¿De verdad? Pretende acaso que la apuesta por el extractivismo, la transferencia de recursos para beneficiar a los sectores pobres sin tocar las canonjías de los sectores elitistas, y la apuesta por la democracia burguesa por parte de la izquierda institucional que asume que la burguesía revanchista, racista y golpista tiene el mismo nivel de compromiso que ella pero que la verdad solamente estaba esperando el momento adecuado para desmantelar todo lo que detesta, ¿son de alguna manera la consecuencia de los machismos de Evo y sus seguidores? La verdad que creemos que aunque el machismo es un termino romántico y políticamente correcto, la verdad es crematística y política. Crematística: «Esos programas sociales (a favor de los pobres bolivianos) constituyeron un respiro para la gente que recibía los pagos. No sólo se trataba de una ayuda material para sobrellevar la pesada carga cotidiana que el castigo neoliberal había impuesto desde hacía años. También representaban un mensaje de aliento, en el sentido de sentir que alguien por fin se había acordado de las clases más golpeadas, lo que representó una inyección de optimismo y, yo diría, hasta de alegría política».
Y política: «Sin embargo, en una economía capitalista las fuerzas que mantienen a la gente en la trampa de la pobreza no desaparecen con esas entregas de dinero en efectivo. El otorgamiento de bonos en Bolivia amplió sin duda la capacidad de consumo de los estratos de menores ingresos, pero eso no necesariamente constituye una política redistributiva duradera», más sin embargo es algo que permite quedar bien con tirios y troyanos hasta que a los unos les parece que ya han cedido demasiado y a los otros les parece que ya fue suficiente de dádivas, algo que se ha visto de forma constante en esta época de los gobiernos progresistas latinoamericanos, y que parece ser la deriva de nuestro progresismo obradorista actual: «Por cierto, esa es una lección que el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador no parece querer entender. Claramente, se requiere algo más y a escala macroeconómica para que esos programas tengan un alcance distinto. Lo que sí es claro es que los programas sociales basados en pagos en efectivo no son sinónimo de una política para el desarrollo»[4].No vemos, con el perdón de la Maestra Segato, que el machismo tenga que ser la base de las políticas autoritarias del gobierno de Evo ni de alguno de los tantos gobiernos del extractivismo progresista latinoamericano de los últimos años. Creemos que la base es los compromisos de clase de quienes toman las decisiones, las políticas imperialistas a las que por cierto algunas derivaciones esotéricas de la izquierda posmoderna de los últimos años nos dijeron que ya no tenían fuerza alguna, y las actitudes políticas que el reformismo de la izquierda política que la caracterizan desde su nacimiento hace más de un siglo[5], creyendo que sus compromisos con la legalidad (burguesa) y la economía (burguesa) los comprometía al mismo nivel de las elites en la misma lógica de la legalidad y el apoyo a los más jodidos. Y en este caso, como lo hemos visto desde Allende hasta el actual gobierno de El Líder mexicano, las actitudes de desprecio y de cinismo e hipocresía de parte los Dueños de la sociedad hacia esta izquierda reformista son el pan de cada día, hasta que un buen día ven lo que ellos creen que es su oportunidad, organizando un golpe de Estado salvaje como en 1973 o con careta de democracia y redes sociales como el caso de Bolivia actual y en cierta medida de Chile.

El discurso binarista del que habla la Maestra Segato y que a su manera la socióloga Raquel Gutiérrez retoma como crítica a la Biblia de la derecha y la biblia de la izquierda (¿cierto marxismo, todo marxismo?)[6], que es otra manera, si es que interpretamos bien, de decir que la realidad es más compleja de lo que verdaderamente creemos, pertenece a esas derivaciones del posmodernismo y cierto feminismo de elite pretende usar para decir que las cosas van más allá de la lucha de clases, sin tener que mencionarlo y que terminan por ocultar todo. Esto nos parece un encubrimiento porque así como no hemos visto que defender a Morales sea un endiosamiento, pretender que sus opositores políticos y de clase son los malos (unos Diablos), es la mejor manera de no entender algo y de facilitarles el trabajo a los golpistas: en el lenguaje moralista de las complejidades genera dioses y demonios que dicen que no opera en los binarismos políticos: lo que la Maestra hace es pretender usar el lenguaje para superar la realidad de la explotación capitalista sin siquiera mencionarla, el desplazamiento del problema con lenguaje nuevo no resuelve el problema pero permite pasar lo sucedido como si no existiera porque «es más complejo».

«¿Por qué parece estarnos tragando a todxs el triángulo de la confrontación estéril e incomprensible (Raquel Gutiérrez)?« ¿Será por qué la fuerza de la burguesía y la ceguera (o conveniencia) política de la izquierda reformista sigue dictando las reglas del juego mientras que la izquierda radical se pierde en propuestas y a ver quien las entiende, propuestas esotéricas, dejando de lado la racionalidad (porque es binaria), y la correlación de fuerzas (porque es machista). Escribe la maestra Gutiérrez: «La situación se hace cada vez más obscura pues se arrastra a la sociedad boliviana a las entrañas mismas del orden simbólico patriarcal que sostiene la lógica de guerra que garantiza la acumulación expansiva y colonial del capital (y se impone la pregunta: ¿Qué clase de orden simbólico que no modifique las reales estructuras de explotación, de las que la autora no dice algo, harían cualquier cambio así lo administre cualquier forma de matriarcado?). Según este guión ya no se está disputando el poder político, sino que se está «salvando o destruyendo» Bolivia, según sea quien hable (¿Serio? Desde el inicio hace 13 años la burguesía boliviana así como sus pares argentina, chilena y mexicana se han presentado como las salvadoras de la nación del peligro comunista que ellas solo ven, mientras sus opositores de la izquierda reformista se presentan como redentores, con crucifixión garantizada salvo notables excepciones. Y esto, a fin de cuentas, ¿no es político, también? Bueno, la verdad es que nuestras burguesías siempre se han considerado salvadoras de todos nosotros, los que no somos de la elite). Evo puede jugar en ese juego, otra vez, con gran comodidad (saquen las cartas y el whisky). Ya no está en discusión pública si él ha desconocido o no, una y otra vez, los mandatos que han brotado desde la sociedad cuando se le ha consultado (algo que desde el principio la izquierda electorera ha realizado en función de sus necesidades políticas y de las necesidades económicas de la clase dominante con la que cree que está acordando, si la socióloga se dio cuenta de esto ahora, no es culpa de Evo, por cierto); lo que está en discusión es quien «salva» a Bolivia. Evo-redentor contra Camacho-verdugo/Camacho-redentor contra Evo-verdugo (eso ya quedó claro, solo hay una clase ganadora y es la mía, como dijo ya el clásico).

Pretender usar el lenguaje para suplantar los hechos que el capitalismo presenta no resuelve los problemas de la explotación capitalista. Pretender que el machismo suplanta la lucha de clases y la cruda realidad capitalista es hacerlo el favor a los explotadores. Pretender negar la realidad que los intereses económicos pueden estar y están por encima de cualquier sentimiento es dar cuenta de lo que al sistema capitalista verdaderamente le importa. Si la clase dominante y sus cipayos se montaron sobre la sublevación popular que quería al gobierno de Evo fuera del poder, como dicen algunos de los intelectuales críticos del gobierno boliviano defenestrado, el problema es también de ese movimiento y su concepción sobre lo que es el capitalismo y el poder que representa porque ni pudieron prever eso ni parece que puedan hacer algo para evitarlo ya puestos ante hechos consumados, e invocar machismos y acuerdos ancestrales como una manera de salir de lo que los críticos del gobierno exiliado llaman lenguaje binario, lo que en realidad deriva es que por la vía de los hechos la clase dominante y sus cipayos sí que tienen claro lo que están defendiendo, el por qué y la claridad de los medios necesarios, algo que al parecer no se ve en los opositores que en las calles dan la impresión de estar a la defensiva mientras que los intelectuales que dicen acompañarlos nos hablan en un lenguaje que da la impresión que a veces solo ellos entienden.

Notas:

[1] https://www.celag.org/sobre-la-oea-y-las-elecciones-en-bolivia/ y http://cepr.net/images/stories/reports/bolivia-elections-2019-11.pdf. Existe versión en español.

[2] https://amnistia.cl/, https://www.publimetro.cl/cl/noticias/2019/11/21/amnistia-internacional-represion-chile.html

[3] https://www.filo.news/actualidad/Rita-Segato-Evo-Morales-cayo-por-su-propio-peso-no-fue-victima-de-un-golpe-20191120-0060.html

[4] https://www.jornada.com.mx/ultimas/economia/2019/11/13/bolivia-en-la-tragedia-de-america-latina-alejandro-nadal-6196.html

[5] https://www.lahaine.org/est_espanol.php/iministros-lcomunistasr-en-los-gobiernos

[6] https://www.filo.news/actualidad/Rita-Segato-Evo-Morales-cayo-por-su-propio-peso-no-fue-victima-de-un-golpe-20191120-0060.html, y https://www.elsaltodiario.com/bolivia/bolivia-la-profunda-convulsion-que-lleva-al-desastre-

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