Mayo, nos recuerda que hace 200 años, se produjo la primera rebelión que marcaría definitivamente un cambio total en América hasta entonces colonia de España. Mayo, nos recuerda que hace 200 años, se produjo la primera rebelión que marcaría definitivamente un cambio total en América hasta entonces colonia de España. Los nacidos en América, aprovecharían […]
Mayo, nos recuerda que hace 200 años, se produjo la primera rebelión que marcaría definitivamente un cambio total en América hasta entonces colonia de España.
Mayo, nos recuerda que hace 200 años, se produjo la primera rebelión que marcaría definitivamente un cambio total en América hasta entonces colonia de España. Los nacidos en América, aprovecharían el hervidero en que se encontraba la propia España que se había levantado contra los franceses que les habían invadido. Los españoles no aceptaban que Napoleón Bonaparte capturara a Fernando VII y su hermano José ocupara su trono.
Pero, en La Plata, que primero se llamó Charcas, luego Chuquisaca y después Sucre, por aquellos días previos al 25 de mayo de 1809, todo parecía transcurrir en calma; de los patios y jardines fluían aromas de azahares y por sus calles circulaban más hidalgos que villanos (1).
En la Salamanca americana, entonces como ahora, nada abunda tanto como las togas y las tonsuras. Los doctores, tiesos como sus bastones de dorada empuñadura y frailes que andan rociando las casas hisopo en mano, al tiempo que espían de reojo lo que por allí se encuentre.
Todo parecía sin cambio y a salvo. Pero el grito de libertad había sido preparado en el secreto que los revolucionarios, habían observado, probablemente para no correr el mismo destino de Tupac Amaru y Tupac Katari, descuartizados en 1781, sólo 44 años atrás.
Tras estallar el ronco grito de rebeldía, se envió una proclama a otros confines señalando: «Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro, en el seno mismo de nuestra patria…». En seguida, se hicieron eco de la iniciativa, La Paz, Quito, Buenos Aires y México. La América colonial se incendió y solo se apagaría quince años después con la batalla de Ayacucho. Pero, no todo fue fácil, el 25 de mayo de 1809 que parecía ser el último día de la opresión, resultó ser el primero de lo mismo. Los revolucionarios de La Plata y los guerrilleros de las republiquetas, no fueron los herederos legítimos del proceso de liberación.
Los españoles y los criollos que calcularon bien, se volcaron a las filas de la revolución para luego confundirse entre los firmantes del acta de independencia, dejando al margen a los genuinos luchadores. Las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Los hidalgos son ahora cívicos, los doctores, siguen tan hipócritas como entonces y los tonsurados aún mantienen y acrecientan sus privilegios, arrimándose al bando de los poderosos.
JUANA AZURDUY…LA OLVIDADA
Los héroes pasaron rápidamente al olvido en beneficio de los gamonales, latifundistas y «conversos» de último momento, que lograron conservar sus privilegios y cuyos descendientes aún cantan y proclaman a «la España grandiosa».
Los verdaderos héroes pasaron a la historia y luego al olvido, como ocurrió con la valerosa Juana Azurduy de Padilla. Ocurrió que el 25 de mayo de 1862, mientras la algazara y el formalismo de los hipócritas, recordaba el inicio de la revolución, fallecía Doña Juana en el abismo de la más desgraciada de las pobrezas.
Lo había dado todo, esposo hijos y fortuna se fueron en aras de la libertad y la independencia, pero en la hora de su muerte, nadie acudió a socorrerla. Indalecio Sandi, descendiente de su hermana, Rosalía Azurduy, acudió al Mayor de Plaza, Joaquín Taborga para solicitar le hicieran los honores militares como a Coronela de los Ejércitos de la Patria, pero recibió una rotunda negativa.
La fuerza militar se hallaba ocupada en los festejos del 25 de mayo.
La heroína de mil batallas en su tierra y en lo que sería la Argentina, finalmente descansó y murió a sus 81 años en soledad y los acompañantes de su entierro no eran más de cuatro o seis personas. El abandono fue tal que aún hoy se ignora el lugar exacto donde reposan sus restos. Pasados los festejos, la gaceta «El Liberal» del 28 de mayo de 1862, dio escueto anuncio del fallecimiento de tan insigne personaje. (2)
LA HISTORIA SE REPITE
En pocos días más, la historia se repetirá. Los fastos y las celebraciones con repique de la campana de la libertad, se llenarán en la plaza principal, donde se concentrarán otros iguales a aquellos que festejaban, mientras moría en el abandono la heroína de las republiquetas.
Otros gamonales y latifundistas, herederos de aquellos que se pasaron a la independencia y hace sólo un año, humillaron a los campesinos, estarán presentes en las fastuosas celebraciones ante los escenarios levantados por el decorador «Quito», especialista contratado en Santa Cruz.
Pero, en los actos alternativos, programados por el pueblo y la «indiada» como la que acompañó las luchas de «Doña Juana», estarán los descendientes de Juan Huallparrimachi, su fiel acompañante. Y llegarán representantes de los que nacieron después de Tupac Amaru, Tupac Katari, Tomás Katari y sus hermanos, «Moto Méndez», los guerrilleros hermanos Lanza, Apiaguaiqui Tumpa y otros.
Estos actos se desarrollarán en «El Villar», a donde están convocados los que recordarán 200 años del «Grito de América», en lo que fue La Plata y hoy es Sucre. Serán los verdaderos actos de homenaje a una gesta liberadora que terminará únicamente cuando el pueblo y los indios sometidos y aplastados por aquellos que llegaron en 1492, sean retirados del poder real y den lugar a sus originarios pobladores.