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Entrevista a Rodrigo Hernández, periodista de Telesur

«El hartazgo y la rabia en Cuernavaca se parecen a lo que vi en Honduras y África»

Fuentes: Rebelión

En entrevista con Clarín.cl Rodrigo Hernández (1982), enviado especial de teleSUR, habla de sus recientes reportajes en Tegucigalpa, El Cairo, Trípoli, Túnez y México: «La consigna que gritaron en Cuernavaca: Estamos hasta la madre se parece al hartazgo y la rabia que vivimos en Honduras, es el mismo sentimiento de Estamos hasta la madre lo […]

En entrevista con Clarín.cl Rodrigo Hernández (1982), enviado especial de teleSUR, habla de sus recientes reportajes en Tegucigalpa, El Cairo, Trípoli, Túnez y México: «La consigna que gritaron en Cuernavaca: Estamos hasta la madre se parece al hartazgo y la rabia que vivimos en Honduras, es el mismo sentimiento de Estamos hasta la madre lo que provocó que el joven Mohamed Bouazizie se inmolara en Túnez, iniciando una revolución en el norte de África. El día antes de que se fuera Mubarak de Egipto se produjo una enorme manifestación en El Cairo. Es lo interesante de un proceso que podría suceder en México, hasta qué punto los empresarios y la gente de la clase alta comenzará a gritar junto al pueblo: Estamos hasta la madre«.

MC.- Rodrigo, nos reencontramos en la marcha del 6 de abril en Cuernavaca y en los días del Plantón, ¿por qué teleSUR acudió a la convocatoria de Javier Sicilia?

RH.- Cuernavaca se ha convertido en un símbolo de lo que pasa en México, era una ciudad tranquila hace algunos años, muchos profesionistas, intelectuales y escritores venían del Distrito Federal para vivir aquí, alejados de la contaminación, del tráfico de automóviles y evitar la delincuencia, ahora ocurre exactamente lo contrario, las ejecuciones del narcotráfico, los decapitados, los secuestros, las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Ejército son cosas de todos los días en Cuernavaca y en el resto del Estado de Morelos, de hecho, uno de los grandes capos del cártel de los Beltrán Leyva fue abatido a unas cuadras del centro histórico; dentro de ese contexto sucedió la tragedia de Temixco, donde fueron encontradas 7 personas torturadas y asesinadas, entre las víctimas estaba el hijo del poeta Javier Sicilia, teleSUR entendió la convocatoria como un posible detonante, como uno de los primeros pasos hacia un cambio de presión social contra la guerra de Felipe Calderón. Me sorprendió la cantidad de personas que llegaron a la marcha de Cuernavaca, la mezcla de clases sociales, es muy difícil ver en las manifestaciones de Latinoamérica la pluralidad, las bases populares marcharon junto a los «blanquitos» -debemos entender que en Cuernavaca viven personas con mucho dinero-, lo comenté con el camarógrafo, la sensación de hartazgo va extendiéndose en todas las capas de la sociedad, porque la violencia le está pegando a todos.

MC.- ¿Cómo deciden las corresponsalías en teleSUR?, ¿son estrictas asignaciones o deliberaciones colegiadas?, lo pregunto porque conversamos en Tegucigalpa, sé que regresaste de Egipto, Túnez y Libia, y ahora estás en Cuernavaca…

RH.- Las corresponsalías de teleSUR funcionan casi de la misma manera, se mandan una serie de previsiones al canal sobre los acontecimientos de la semana, todos con carácter social y luego el canal va dirimiendo las coberturas que interesan y las que no. En el caso de Cuernavaca, a teleSUR le interesa la guerra contra el narcotráfico desde la perspectiva de la gente, cómo van sufriendo las consecuencias de la violencia y ahora Cuernavaca se convirtió en un objetivo informativo de primer nivel. Cuando son cosas grandes como el golpe de Estado en Honduras, teleSUR trata de movilizar a sus distintos reporteros desde diversos países, en Tegucigalpa llegamos a coincidir los corresponsales de Nicaragua, México, Estados Unidos, Colombia, Venezuela y Argentina, en Honduras trabajamos juntos con los periodistas de la oficina de Tegucigalpa. En el caso de Egipto, fue un poco casualidad, yo había ido a África para ofrecerle a teleSUR un proyecto sobre el continente negro y me encontraba ahí, gracias a eso tuve la oportunidad de cubrir lo que sucedía en Jordania, Marruecos, en Egipto y lo que sucedió entre la frontera de Túnez y Libia.

En acontecimientos de semejante magnitud las agencias de prensa se ven superadas, intentan enviar a sus periodistas pero se encuentran con las barreras del idioma y de las visas -sobre todo las visas para latinoamericanos son muy complicadas, para entrar a Egipto tenías que hablar con el gobierno de Mubarak para tramitar una visa especial, eso requiere tiempo y como periodistas lo que siempre te hace falta es tiempo-, así que me colé en Egipto, como pasamos la mayoría de los colegas, con visas de turistas, pero tuve muchos problemas con los militares egipcios, incluso me arrestaron e incomunicaron todo un día en interrogatorios. La función de los medios de comunicación, en especial de teleSUR, es darle voz a los que no la tienen, en el caso de Egipto, Jordania y Túnez esa fue nuestra labor; en otros países y bajo otras circunstancias las coberturas se realizan de acuerdo a la línea editorial, como periodista te toca dirimir hasta qué punto estás de acuerdo con la cobertura.

MC.- ¿Qué pensaste al salir de Honduras cuando dejó de ser noticia?

RH.- En el caso de Honduras yo lo definiría como frustrante, porque en la primera época del golpe de Estado cubrimos las noticias de un pueblo que salía a las calles para defenderse de algo que no creían justo, el pueblo trataba de evitar que se repitiera la tónica predominante de Latinoamérica con golpes de Estado, los militares afuera de los cuarteles, ante la protección de las potencias y trasnacionales; la primera etapa fue intensa y cercana a la gente, muchas personas creían que tenían el poder de hacer cambiar las cosas, el poder de que no le invadieran su proceso democrático. Ahora que regresamos encontramos a una serie de personas intentando luchar y conteniéndose, pero también vimos a un pueblo abatido por las balas, por la depresión, represión y la cárcel; nos encontramos a un Ejército que ocupaba varias esferas políticas. Después de la pantomima de los Acuerdos Guaymuras y las elecciones, quedó en evidencia que la supuesta lejanía de los políticos con Porfirio Lobo terminó con el reconocimiento de su gobierno de «reconciliación nacional», recuerdo la charla con un joven de los barrios marginales de Tegucigalpa cuando dijo: «Micheletti nos la metió con vaselina, a pesar de la Resistencia, el plan orquestado por los golpistas hasta ahora les ha funcionado».

MC.- ¿Cuántos viajes hiciste a Honduras?

RH.- Cuatro, previo a la farsa del Diálogo Guaymuras los policías me dieron varios toletazos de bienvenida, un chepo me dijo: «así que vos sos el nuevo reportero de teleSUR«; regresé a Tegucigalpa cuando Manuel Zelaya se refugió en la Embajada de Brasil, cubrí las «elecciones presidenciales» de noviembre de 2009 y recientemente fui por la Asamblea del Frente Nacional de Resistencia Popular.

MC.- ¿Qué lectura haces sobre el cerco mediático impuesto en Honduras?, lo pregunto porque la prensa tradicional no publica las sistemáticas violaciones a los derechos humaos cometidas por el régimen de Lobo…

RH.- Habría que comenzar por decir que las noticias se basan en coyunturas, en la actualidad, es lo que llama la atención, el problema es que no somos capaces ede entender que los procesos más importantes no se producen cuando hay un enfrentamiento sino vienen después, casi todos los medios de comunicación se retiran después de las grandes catástrofes, lo vimos en Haití con el terremoto, lo veremos en Japón y el caso más flagrante es lo que sucede en África cuando los medios de comunicación dejan de lado todo, la pobreza, los crímenes, las epidemias, se olvidan de todo. En Honduras es una lástima el cerco informativo, ver la incapacidad que tenemos de darnos cuenta que debemos cubrir la realidad cotidiana, no sólo los grandes acontecimientos políticos.

El problema con la mayoría de los medios de comunicación es que no son libres, pertenecen a corporaciones con intereses más grandes que la simple información para la gente; en el periodismo español se puede ejemplificar perfectamente, el diario más leído es El País -propiedad de Prisa, con su gama de empresas en todo tipo de facetas- son lamentables las coberturas que hace El País en Latinoamérica y son motivo de continuos conflictos dentro de la redacción de El País; de una u otra manera siempre hay limitaciones, en teleSUR las limitaciones son presupuestales, las coberturas cuestan mucho dinero y por el otro lado existen las limitaciones ideológicas, cada canal tiene una línea editorial, en el caso de teleSUR la línea editorial va con el proceso bolivariano.

MC.- ¿Ves un punto en común entre las manifestaciones de Tegucigalpa, Cuernavaca, El Cairo, Túnez y Trípoli?

RH.- La consigna que gritaron en Cuernavaca: «Estamos hasta la madre» se parece al hartazgo y la rabia que vivimos en Honduras, es el mismo sentimiento de «Estamos hasta la madre» lo que provocó que el joven Mohamed Bouazizie se inmolara en Túnez, iniciando una revolución en el norte de África. El día antes de que se fuera Mubarak de Egipto se produjo una enorme manifestación en El Cairo y lo que publicaron los medios de comunicación es que por primera vez habían acudido a la marcha todo tipo de clases sociales, no sólo los pobres, también se habían incorporado empresarios, abogados, amas de casa, profesionistas y estudiantes, el simbolismo de ver la presión de los que en algún momento financiaron o avalaron a Mubarak, junto a la presión de los medios de comunicación y de los sistemas judiciales. Es lo interesante de un proceso que podría suceder en México, hasta qué punto los empresarios y la gente de la clase alta comenzará a gritar junto al pueblo: «Estamos hasta la madre».

MC.- El detonante en Túnez fue una inmolación, en Tegucigalpa un golpe de Estado, en Cuernavaca la convocatoria viene desde la poesía, ¿por qué conmueve y convence la palabra de Javier Sicilia?

RH.- En la marcha del 6 de abril presencié varios hechos simbólicos y de mucha fuerza, en un momento de la marcha Javier se paró y mandó a todos los medios de comunicación a la mierda, pidió que lo acompañaran los padres y madres de todas las víctimas y lo sigue haciendo, pide que lo acompañen las madres de las desaparecidas de Ciudad Juárez, las madres de los bebés que murieron en el incendio de la Guardería ABC. Javier Sicilia se está convirtiendo en portavoz y símbolo contra la guerra de Felipe Calderón, la poesía de Javier habla por sí misma, espero que él no se silencie, ni su voz, ni su poesía ante las aberraciones que sufrimos en este país. 

MC.- ¿teleSUR continuará informando sobre las convocatorias y reflexiones de Javier Sicilia?

RH.- Sí, en la mañana Javier Sicilia concedió una entrevistamos en exclusiva a teleSUR, editaremos un reportaje sobre su trayectoria de poeta, filósofo, editor, profesor y periodista. Por supuesto asistiremos a la marcha desde Cuernavaca al Zócalo de la Ciudad de México, convocada por Javier Sicilia el 8 de mayo.

MC.- En televisión los espacios son breves, ¿qué haces con todas las experiencias que no caben en la pantalla?, ¿escribes un blog o una bitácora personal?

RH.- Los que trabajamos en los medios de comunicación tenemos el deseo de exponer lo que sentimos, intentamos explicar a nuestros familiares, amigos, lectores o televidentes desconocidos lo que vemos en los lugares a los que vamos, y cuando te pasan situaciones muy fuertes en tu vida personal y profesional cada uno responde de manera distinta, por eso muchos periodistas tienen su blog; yo prefiero expresarme de otras formas, hago fotografías y videos, escribo crónicas para medios alternativos; pero siendo sincero, las experiencias más fuertes, no sólo lo que viví en Honduras, en África o en México, muchas de esas experiencias de vida junto a los que no tienen voz, «los sin nombre» -decía Eduardo Galeano-, sirven para nutrirte a ti mismo, sonará egoísta, pero el oficio de periodista te hace llegar a ciertos lugares, te abre puertas y corazones que de otra manera sería muy difícil de experimentar, somos unos afortunados al poder conseguir vivir de esto.

MC.- Finalmente, ¿te quedarás en México?

RH.- Un tiempecito, quiero viajar a la Franja de Gaza.