Junto a la conspiración para «matar al indio ‘e mierda», se riega el rumor de un golpe que ya está preparado y sólo falta uno o dos pretextos que lo justifiquen. Tampoco puede faltar la insistencia en que habrá una inflación desatada; las transnacionales aprovechan para declarar, con mucha seriedad, que invertirán cuando desaparezcan las […]
Junto a la conspiración para «matar al indio ‘e mierda», se riega el rumor de un golpe que ya está preparado y sólo falta uno o dos pretextos que lo justifiquen. Tampoco puede faltar la insistencia en que habrá una inflación desatada; las transnacionales aprovechan para declarar, con mucha seriedad, que invertirán cuando desaparezcan las señales de inseguridad económica en el país.
Si se echa un vistazo a la realidad, nada de esto tiene consistencia. No hay condiciones para que suceda una u otra cosa; en realidad, para que ocurra todo, porque se trata de que se produzcan estos acontecimientos en forma sucesiva. Es la teoría del dominó, tan grata a la «inteligente» CIA: basta derribar una ficha, para que las demás caigan.
Pero en su plan, hay un factor que no PODEMOS ignorar. Se trata de repetir y repetir una mentira, hasta hacerla realidad. Es que, de tanto escuchar el mismo rumor, terminamos por no darle ninguna importancia, lo que permite que siga difundiéndose sin desmentidos. Nos cansamos de demostrar su falsedad y dejamos que sigan propagándola. Porque hay grupos, los que tienen el poder económico, que creen en estos rumores; peor aún, contribuyen a hacerlos ciertos.
Plan de asesinato
Que circule un panfleto convocando a matar al presidente Evo Morales, es algo que hemos registrado desde hace más de un año. Ésta podría ser una repetición, sin más importancia que las anteriores. Tiene todos los elementos encontrados en los anteriores: propuesta desfachatada, incitación al odio, mentiras descaradas. Pero llama la atención algo distinto: simultáneamente, han circulado miles de copias impresas, llegó a otros tantos correos electrónicos y se envió a los mandos policiales y militares. Parece indicar que, esta vez, la apuesta es mayor.
Porque, si se tratara de asesinar al Presidente, no se haría tanta difusión. Lo que buscan es que se redoblen medidas de seguridad; intentan, con eso, que haya reacciones enérgicas y, si es posible, que haya una víctima.
En esas circunstancias, puede desatarse el resto de la trama. ¿Consecuencias? No importa cuáles sean. Lo importante es recuperar sus prebendas.
Preparativos del golpe
Un golpe de Estado, como registra la historia de Bolivia, apenas sería un dato más. Nadie se espantaría con que, aquello, suceda en este país de tantos sucesos sangrientos.
Al menos, así creen, o al menos pretenden creer, los confabulados. No quieren tomar en cuenta la opinión internacional que los condenaría. O, ¿quizás somos demasiado optimistas? Realmente, ¿estamos seguros que habrá un indiscutible repudio en todo el mundo?, ¿al menos en América Latina?, ¿algunos gobiernos de países vecinos se contentarían con una declaración?
Aún si mantenemos el convencimiento de que habrá una reacción de todos los países, no descartemos la posibilidad del golpe. Ocurrido éste, eliminados los elementos indeseables, los golpistas pueden mostrar arrepentimiento y pedir disculpas, convocando a elecciones de inmediato. Así todos quedan en paz, la democracia queda «restituida», «el indio ‘e mierda» desapareció y la mega banzerista volverá al gobierno.
¡Que nadie se duerma en sus laureles!
La inflación como costo
Pero, el plan no terminaría ahí. Como los grupos de poder no robaron el erario nacional durante todo este tiempo, lo harán a manos llenas. La justificación está cantada: el gobierno de Evo Morales es culpable; dejó vacías las arcas fiscales.
Asistiremos entonces, a la eliminación de las medidas de cambio implementadas hasta ahora, una tras otra. Las organizaciones sociales quedarían descabezadas. La fácil fórmula del «terrorismo por decreto» serviría para condenar a quien se opusiera.
¿Seguimos? La relación podría ser larga, pero el que esté interesado puede leer la historia.
Despiertos y vigilantes
No es ocioso hacer este recuento. Tampoco se debe a temor ni resignación. Tiene el propósito de alertar a quienes, como la mayoría del pueblo, están comprometidos con este proceso de cambio.
La cuestión de la autonomía y el traslado de sede de gobierno, son banderas agitadas, no con el afán de satisfacer demandas, reivindicaciones o anhelos. Se trata de mantener un clima tenso como caldero en el que vaya cociéndose su tenebroso plan.
No hay que permitirles llevarlo adelante. No hay que caer en su juego. Es importante mantener la calma. Una calma vigilante.