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El líder indígena Evo Morales se perfila como ganador de la presidencia de Bolivia

Fuentes: Alai-amlatina

El líder indígena Evo Morales y el ex presidente de derecha Jorge Quiroga se disputan las preferencias electorales de los bolivianos/as que el próximo domingo 18 de diciembre concurrirán a las urnas para elegir Presidente, Vicepresidente de la República, además de diputados, senadores y prefectos. De acuerdo a las últimas encuestas, Morales encabeza ampliamente las […]

El líder indígena Evo Morales y el ex presidente de derecha Jorge Quiroga se disputan las preferencias electorales de los bolivianos/as que el próximo domingo 18 de diciembre concurrirán a las urnas para elegir Presidente, Vicepresidente de la República, además de diputados, senadores y prefectos.

De acuerdo a las últimas encuestas, Morales encabeza ampliamente las encuestas y obtendría un 42% frente a un 25% de Quiroga, sin embargo, al no alcanzar ninguno de los dos la mitad más uno de los votos será el parlamento el que escoja al nuevo presidente. De obtener Evo Morales una amplia ventaja sobre su contendor, el Congreso se vería obligado a ungirlo como el primer presidente indígena de Bolivia. Mayor información en: http://alainet.org/active/10076

Este no es un proceso electoral más. Las fuerzas que se enfrentan representan dos proyectos políticos y económicos diametralmente opuestos en uno de los países más pobres del continente, con una fuerte polarización social y fragmentación regional. El dirigente cocalero, Evo Morales, del Movimiento al Socialismo (MAS), encarna la posibilidad de que la mayoría indígena que conforma el 62% de la población y ha sido excluida del poder por más de 180 años pueda entrar a gobernar por primera vez.

«Evo Morales ha sido señalado hace años como el enemigo principal de los intereses norteamericanos y oligárquicos, y su carácter indígena sin grado académico provoca espasmos en los sectores de mentalidad neo-colonial. Su acompañante de fórmula, Álvaro García Linera, es probablemente el intelectual más prestigiado de los últimos años y ha recuperado la confianza de amplios sectores de la clase media progresista. Su programa de gobierno es de lejos el más completo de esta campaña, si bien se le pueden señalar algunos vacíos e incongruencias. En principio plantea las bases mínimas para la recuperación de este país quebrado: La recuperación de la propiedad efectiva de los hidrocarburos, de los minerales y de todos los recursos naturales (lo que no equivale a la expropiación ni expulsión de las empresas extranjeras, sino a su «relocalización» a la condición de simples socias), advierte claramente que se opondrá a los tratados de libre comercio y buscará en su lugar tratados de comercio justo, afirma que la lucha contra la corrupción empezará por la eliminación de la partida «gastos reservados», y anuncia una Asamblea Constituyente soberana», señala un análisis Centro de Documentación e Información, l CEDIP. http://alainet.org/active/10051

En el otro lado de la contienda, se ubica Jorge Quiroga de la alianza «Poder Democrático y Social (PODEMOS), cuyo núcleo central es la antigua Acción Democrática Nacionalista (ADN) pero que ha reunido a su alrededor a los políticos tradicionales de los más variados colores. Quiroga fue Vicepresidente y sucesor del extinto presidente Bánzer. Representa la continuidad de más de 20 años de neoliberalismo que ha convertido a Bolivia en uno de los países más pobres del hemisferio, con un crecimiento económico nulo, pobreza extrema y desigualdad creciente. Quiroga fue «corresponsable de la privatización de las refinerías petroleras, emitió un decreto que liberó a las transnacionales de su obligación de perforar un pozo por parcela, concedió adjudicaciones mineras a empresas extranjeras dentro de los 50 Km. de las fronteras, ordenó la sustracción de 19 millones de dólares correspondientes a los gastos reservados 48 horas antes de dejar el gobierno. Actualmente se opone a la nacionalización de los hidrocarburos, quiere una reforma de la constitución y no una Asamblea Constituyente, es partidario cerrado del libre comercio, se inclina por una autonomía para beneficiar a los grupos de poder y pretende consolidar la política neoliberal», señala el estudio de CEDIP.

La campaña electoral se ha caracterizado por una guerra sucia encabezada por partidos políticos con pocas posibilidades de triunfo cuyos propósitos son «impedir y/u opacar, el posible triunfo en un democracia de un líder indígena y de una organización política surgida como instrumento político de las organizaciones sociales», plantea el sociólogo Adalid Conteras. http://alainet.org/active/10040

Esta guerra sucia abarca los espacios públicos, que se convirtieron en espacios de confrontación incluso física, y los espacios mediáticos y privados. Los grandes medios, antes que procurar un debate de ideas y programas buscaron «espectacularizar y polarizar más la política, al extremo que varios de ellos no dejan de ser shows de exposición de consignas, de personalización virtuosa o diabólica de los candidatos, de participación discursiva en la contienda con resultados de encuestas trabajadas por los propios medios, y hasta de silencios sospechosos sobre los temas trascendentales», señala Contreras.

Cabe agregar que los medios se dedicaron a atacar a Evo Morales y al tema de las encuestas pero silenciaron la discusión sobre temas trascendentales como la nacionalización del petróleo o la Asamblea Constituyente. Tras de este «silencio» mediático estarían las empresas transnacionales petroleras que efectuaron cuantiosas inversiones en publicidad. como si fueran un candidato más. http://alainet.org/active/10113&lang=es

Esta campaña parece no haber hecho mella en la candidatura de Evo Morales. A fin de cuentas, los medios no son tan todopoderosos como muchos creen. Los excluidos/as esta vez, decidirán el futuro que quieren para Bolivia.