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Manipulación mediática y Andrónico Rodríguez

El macabro poder de un punto seguido

Fuentes: Rebelión

Disculpen, pero es de verdad macabra la tarea que esta llevando a cabo gran parte de la prensa Boliviana en contra de la gente del trópico. Como caja de resonancia del autoritarismo del gobierno de Añez, forma parte de una política de criminalización sistemática con vistas a una nueva represión: si se habla de las […]

Disculpen, pero es de verdad macabra la tarea que esta llevando a cabo gran parte de la prensa Boliviana en contra de la gente del trópico. Como caja de resonancia del autoritarismo del gobierno de Añez, forma parte de una política de criminalización sistemática con vistas a una nueva represión: si se habla de las 6 Federaciones de productores de coca es para decir que todos sus dirigentes son narcotraficantes, violentos, linchadores, aunque no se muestren pruebas, matices u otro tipo de información. El mismo comandante departamental de Cochabamba, Jaime Zurita, afirmó el 4 de enero que el narcotráfico es el motivo mismo de que la policía no pueda ingresar al trópico, a pesar de que -como respondió correctamente un dirigente sindical del Chapare- unidades en contra del narcotráfico como UMOPAR no abandonaron la región tras el Golpe de Estado. Ahora se busca instalar una mentira -porque no hay otro modo de llamarla- peligrosísima en contra de Andrónico. Solo hace falta que ver el vídeo original en el cuál Andrónico se refiere a las movilizaciones que se vienen para 22 de enero (https://www.youtube.com/watch?v=qNCRlB_syjg) y del cual con saña absoluta se torció el mensaje hasta convertirlo en un llamado de guerra -lo cual no deja de ser una enorme ironía, considerando que el posible candidato estaba entregando juguetes para niños de la zona sur al momento de su discurso-.

Pero si esto parece poco, tómese este terrible ejemplo de manipulación mediática. El titular de una nota del periódico de circulación nacional Opinión (https://www.opinion.com.bo/…/andr…/20200105180405744414.html) dice: «Andrónico Rodríguez alerta de que la resistencia pacífica termina el 22 de enero» pero en la misma redacción, cuando se cita textualmente a Andrónico, dice: «En este momento no estamos con las manos para abajo, sino estamos en un momento de resistencia pacífica contra el fascismo. El 22 de enero, fecha límite, termina de acuerdo a nuestra Constitución, la gestión de gobierno de cinco años, se tomarán algunas medidas ¿cuáles serán? con seguridad a partir del 11 de enero, después de la reunión del Pacto de Unidad, vamos a dar el rumbo o el camino a seguir a nivel nacional». La dislocución e incluso contradicción entre titular y contenido parece ser una estrategia hecha a la medida de nuestra generación: leer el titular «nomás», total mucho esfuerzo y tiempo toma abrir la nota completa.

¿Se siente el poder del punto seguido en el mensaje de Andrónico? Cómo una estrategia mal intencionada puede convertir una afirmación de que estamos en resistencia pacífica contra el fascismo y que el mandato de Añez termina el 22 según la Constitución, en «termina la resistencia pacífica».

Macabro. Macabro, pues, que el Ministro de interior, perdón, de gobierno, el señor Arce Go… perdón, Arturo Murillo, amenace directamente a Andrónico (una figura joven y vital para que el país lleve el conflicto que vivimos a las urnas). Macabro, que el Ministro de Defensa, Luís Fernando López, hable de que el «ejército hará lo que tenga que hacer» en tono amenazante, y entre aplausos de una población zombificada, cuando nada realmente se ha dicho y estando tan próximas las masacres de Sacaba y Senkata. A qué punto hemos llegado, que el ejército puede amenazar a sectores de nuestra sociedad con tanta facilidad. A qué punto hemos llegado que lo estemos tolerando todas y todos, ¡en nombre de la democracia! Por favor, seamos claros, el gobierno junto a la prensa está construyendo una profecía autocumplida en el Chapare: siguen el guión desplegado en otras regiones de Latinoamérica que instaura la idea ficticia de que allí existe terrorismo, que nos lo habían dicho, para después, con gatillo fácil como en Huayllani, justificar una virulenta represión. Todo con nuestra manipuladísima aceptación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.