No hay un solo habitante en Bolivia que deje de soñar con el hecho de que un día su pueblo logre definitivamente el acceso al mar, pueda escuchar el sonido tranquilizante de sus olas, observar su blanca espuma, y sentir el agradable olor de las aguas salobres que la naturaleza dotó al planeta tierra. Tras […]
No hay un solo habitante en Bolivia que deje de soñar con el hecho de que un día su pueblo logre definitivamente el acceso al mar, pueda escuchar el sonido tranquilizante de sus olas, observar su blanca espuma, y sentir el agradable olor de las aguas salobres que la naturaleza dotó al planeta tierra.
Tras los Acuerdos de 1904, cuando Chile le arrebató a esta nación andina la salida al océano Pacífico tras una guerra entre ambas partes, los bolivianos fueron privados de un derecho que deben tener todos los países, para desarrollar su comercio y economía, y todos los hombres del mundo, para disfrutar de los placeres y beneficios que ofrece el mar a los seres humanos.
Hace más de un siglo que este Estado sudamericano, saqueado por los colonialistas españoles, primero, y luego por gobiernos neoliberales al servicio de sucesivos regímenes norteamericanos, vive despojado de una salida marítima.
Varias generaciones de bolivianos desconocen las azules y profundas aguas del Pacífico, y han sufrido, a la vez, como la comercialización de sus productos con otras regiones del planeta se encarece por no tener acceso a ese gran océano.
Este 23 de marzo, la Pachamama (Madre Tierra) celebró el Día del Mar con un colorido desfile militar y popular en La Paz, el disparo de veintiuna salvas en reclamo de su derecho, y la determinación del Presidente de Evo Morales de demandar a Chile ante la Corte Internacional de la Haya, por negarse a buscar una solución pacífica al conflicto marítimo bilateral.
El mandatario boliviano fue enérgico una vez más con el gobierno del Estado vecino, que ha rehusado sentarse a la mesa de negociaciones para poner fin a un diferendo que separa a dos pueblos hermanos de la Patria Grande, por intereses mezquinos de empresas privadas con capitales de consorcios de potencias internacionales.
Desde su llegada al poder hace siete años, Morales ha insistido en la vía del diálogo para conseguir materializar el ansiado sueño de sus compatriotas, pero desde Chile solo ha recibido el rechazo de sus autoridades.
Para Bolivia el acceso al Pacifico constituye un tema de Estado, y hasta los más recalcitrantes opositores al proceso revolucionario que lidera el actual ejecutivo de esta nación andina no han tenido otra alternativa que favorecer públicamente la demanda marítima.
Morales, quien ha demostrado ser un líder perseverante y conseguido importantes reconocimientos internacionales para su país, como el Acullico (mascado de coca) y la promoción mundial de la Quinua, un cereal ancestral altamente nutritivo, ha apostado porque sus coterráneos puedan ver hecha realidad la ilusión de varias generaciones de bolivianos.
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