Ganó la pluralidad política, se impuso el equilibrio regional y perdió el Movimiento al Socialismo (MAS) en los principales municipios y gobernaciones de Bolivia, en las elecciones sub nacionales (territoriales) realizadas el domingo 29 de marzo. El presidente Evo Morales Ayma, en rueda de prensa, reconoció la derrota argumentado que gran parte de la población […]
Ganó la pluralidad política, se impuso el equilibrio regional y perdió el Movimiento al Socialismo (MAS) en los principales municipios y gobernaciones de Bolivia, en las elecciones sub nacionales (territoriales) realizadas el domingo 29 de marzo.
El presidente Evo Morales Ayma, en rueda de prensa, reconoció la derrota argumentado que gran parte de la población boliviana votó contra la corrupción en la que estarían involucrados sus candidatos en La Paz, la mala elección de los mismos pero también porque en algunos sectores aún existen atisbos de machismo y discriminación; el vicepresidente Álvaro García Linera trató de justificar esa derrota argumentando la ausencia de liderazgos regionales en filas oficialistas.
De las 10 ciudades más importantes en el país, la oposición ganó en ocho: La Paz, El Alto, Tarija, Oruro, Cobija, Trinidad, Santa Cruz y Cochabamba, el MAS sólo en Sucre y Potosí; mientras que de nueve gobernaciones: la oposición ganó en La Paz, Tarija y Santa Cruz; el MAS en Cochabamba, Potosí, Pando y Oruro y se debe ir a una segunda vuelta en las gobernaciones de Beni y Chuquisaca por una disposición contemplada en la Ley Electoral.
En las últimas elecciones municipales y de gobernaciones realizadas en 2010, el MAS tenía mayor control territorial que, por diferentes aspectos, lo perdió cinco años después.
La oposición en Bolivia tiene diversos líderes, varias tendencias políticas entre los tradicionales y los emergentes y una visión de país que aún no fue consensuada; en cambio el MAS tiene un líder encarnado en la figura del presidente Evo Morales Ayma, cuenta con un proyecto político y también con una visión de país. A pesar de todas esas diferencias el partido que se encuentra 10 años en el gobierno perdió en las elecciones por decisión democrática del soberano.
Sin embargo, es necesario enfatizar que, en la actual coyuntura, el MAS sigue siendo la principal fuerza política a nivel nacional.
Bastiones masistas
Los resultados más contundentes por la derrota al partido en función de gobierno y que llamaron la atención a nivel nacional e internacional se dieron en los considerados bastiones del MAS.
El Alto de La Paz considerado como la cuna de «la guerra del gas» -el histórico movimiento político-social que en 2003 logró expulsar del poder al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, el símbolo de la política neoliberal- ahora es controlado por Soledad Chapetón de Unidad Nacional (UN) quien derrotó al candidato del MAS. En este municipio no existió el cuestionado machismo presidencial porque lo ganó una mujer opositora.
La ciudad de Cochabamba donde el año 2000 se protagonizó la «guerra del agua» -el movimiento que empezó a perforar el modelo neoliberal- le dio un triunfo contundente a José María Leyes del Movimiento Demócrata Social (MDS); además, en esta ciudad se produjo una alianza con la disidente del MAS y líder de Libertad de Pensamiento para Bolivia (LPB), Rebeca Delgado quien marca el camino hacia una oposición emergente.
La Paz que es la sede de gobierno de Bolivia, tanto en la ciudad como en la gobernación fueron ganadas respectivamente por Luis Revilla y el disidente del MAS Félix Patzi que representan ahora a SOL.Bo; los candidatos oficialistas derrotados aún no salen de su incredulidad reconociendo que el golpe fue muy duro.
En Chuquisaca donde se encuentra la capital política del país también se produjo un verdadero batacazo electoral porque el candidato del MAS que era considerado virtual ganador se encuentra emparejado con el también disidente masista y líder campesino Damián Condori que en principio fue elegido orgánicamente como candidato oficialista pero ante la negativa presidencial participó con Todos por Chuquisaca (TPC). El 3 de mayo, en una segunda vuelta electoral, estos dos candidatos deben definir al ganador.
Fortalezas opositoras
La oposición boliviana se encuentra fragmentada a nivel nacional, no existe un referente político y para lograr victorias territoriales empezaron a surgir varios líderes regionales.
En Santa Cruz y Tarija, tanto a nivel municipal como de gobernación, la oposición reflejando su fortaleza política y territorial derrotó al partido oficialista; en el Beni aunque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) anuló la sigla del mayor partido opositor Unidad Demócrata (UD) e inhabilitó a 228 candidatos, el MAS aún no pudo ganar.
La Misión de Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), en su informe oficial, lamentó que a nueve días de las elecciones sub nacionales, el Tribunal Supremo Electoral haya cancelado la personalidad jurídica de Unidad Demócrata (UD) en el Beni.
Recomienda promover un debate político y legislativo, a fin de salvaguardar las prerrogativas cívicas establecidas en los tratados internacionales y la Constitución Política del Estado.
Diferentes sectores sociales cuestionan el accionar del Tribunal Supremo Electoral por ser una entidad funcional a Poder Ejecutivo.
Sectores opositores al gobierno aseguran que su triunfo también se vio favorecido por declaraciones del propio presidente Evo Morales Ayma a quien lo califican como «jefe de campaña».
El 3 de marzo, el Jefe de Estado, amenazó a los electores (bolivianos y bolivianas) que el gobierno actual no trabajaría con los candidatos opositores identificados con la derecha; esas palabras fueron comparadas como las emitidas en las elecciones de 2002 cuando el ex embajador de Estados Unidos en Bolivia, Manuel Rocha, amenazó a la población que si apoyaban a la candidatura en ese entonces de Evo Morales, el país del norte no apoyaría a Bolivia. En ambos casos el rechazo fue total: los bolivianos y bolivianas defienden su dignidad.
La mayoría de la población boliviana que en octubre de 2014 le apoyaron con el 61 por ciento de la votación al presidente Evo Morales Ayma, cinco meses después tienen un mensaje muy claro: el proceso de cambio no es sinónimo de amenazas ni chantajes, menos de corrupción ni negociados y tampoco de narcotráfico ni contrabando.
El proceso de cambio debe ser profundizado, no tergiversado…
Alex Contreras Baspineiro. Periodista y escritor boliviano.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.