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El movimiento de masas asciende y la izquierda opositora tiende a la unidad

Fuentes: Rebelión

Encabezados por el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, los jefes del neoliberalismo en México -representantes del capital extranjero y de la gran burguesía rascuache del país– se engallaron al imponer con relativa facilidad la reforma regresiva de la Ley Federal del Trabajo y avanzar en la entrega de las playas y franjas […]

Encabezados por el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, los jefes del neoliberalismo en México -representantes del capital extranjero y de la gran burguesía rascuache del país– se engallaron al imponer con relativa facilidad la reforma regresiva de la Ley Federal del Trabajo y avanzar en la entrega de las playas y franjas fronterizas a los capitalistas gringos, implantar la llamada «reforma educativa» y ofrecer el petróleo y la energía eléctrica a Estados Unidos y las trasnacionales europeas. Sin embargo, el cinismo entreguista y el cipayismo descarado han concitado y concitan una justa indignación de la inmensa mayoría de la nación y una creciente oposición de masas. Quienes ven quietud en México tienen una percepción equivocada.

Con el apoyo del Partido Nueva Alianza, el Partido Verde Ecologista de México y una franja chaquetera del Partido de la Revolución Democrática, del empresariado antinacional y la dictadura mediática, los neoliberales priistas y panistas tienen grandes logros en su haber: aumentar el número de mexicanos en la miseria y la pobreza; incrementar el desempleo, el subempleo y la economía informal; destruir la seguridad social de los trabajadores; desmantelar los ferrocarriles y la aviación nacionales; liquidar contratos colectivos de trabajo y sindicatos; dejar regiones enteras del país en manos del narcotráfico y el crimen organizado; vender la soberanía nacional a los intervencionistas de allende el río Bravo; inundar la República de «contratistas», espías y provocadores de la DEA, la CIA, la FBI y otras dependencias de la escoria belicista del vecino septentrional; jugar el papel de esquirol en América Latina, y seguir obedientes los designios de los monopolios y gobiernos de la Unión Americana.

La oposición política y social a esa política del PRI-gobierno tiene carácter de masas: los pueblos indios han impulsado e impulsan la reconstrucción, formación, consolidación y desarrollo de las policías y guardias comunitarias contra la inseguridad y la violencia criminal, proceso que busca frustrar la administración de Peña Nieto, en connivencia con las empresas mineras, forestales y constructoras de grandes presas, así como de las bandas del trasiego de estupefacientes. Junto con la lucha por la seguridad, lo que estimula y fortalece las tendencias unitarias y combativas de la izquierda y el movimiento social son las llamadas reformas estructurales del gobierno priista, y, en especial, la «educativa» y la energética. Ello no tiene nada de raro. La Revolución mexicana construyó el Estado moderno en nuestro país sobre la base de recuperar el petróleo de los imperialistas yanquis y europeos, «dueños» de los veneros del diablo, enemigos de la propiedad nacional, creadores de guardias blancas, forjadores de golpes de estado, recurrentes asiduos de la protección militar estadunidense para sus «propiedades» y amenaza permanente contra la independencia y soberanía nacionales. Peña Nieto y su camarilla quieren retornar a esa situación que propició el gobierno vendepatria de Porfirio Díaz y que sepultó Lázaro Cárdenas el 18 de marzo de 1938.

La respuesta a la implantación de las reformas que completan el programa neoliberal, tiene como gran protagonista al magisterio encuadrado en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. En efecto, hace ya algunas semanas en Guerrero los profesores salieron a la calle, realizaron paros, marchas y concentraciones, establecieron alianzas con estudiantes normalistas, campesinos, otros trabajadores asalariados y las policías comunitarias. En Michoacán, Oaxaca y otras entidades también ocurrieron movilizaciones de importancia. La lucha se elevó a partir del 19 de agosto cuando estalló el paro indefinido de la CNTE, bajo los siguientes argumentos: «El decreto del 26 de febrero de este año, impuesto por Peña Nieto, que reforma y adiciona los artículos 3° y 73 constitucionales es un embate contra la educación pública y los derechos de los trabajadores de la educación. En la CNTE, desde la aprobación de esta reforma hemos manifestado nuestro desacuerdo por sus implicaciones: en el terreno laboral significa la pérdida de la estabilidad; en el social, es la pérdida del derecho universal a la educación, y en el pedagógico es la pretensión de llevar al pueblo a una nueva etapa de colonización, a través de planes y programas de estudio con base en competencias, siguiendo las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Una vez más, como lo hicieron los gobiernos panistas, toman medidas educativas neoliberales que violentan la esencia del Artículo 3º Constitucional y una vez más, fracasarán como ha sucedido con las pruebas estandarizadas ENLACE, que hoy hasta la misma SEP reconoce que con ese enfoque no se ha mejorado la calidad de la educación en el país».

«Hemos logrado establecer Mesas de Trabajo con la Secretaría de Gobernación, la SEP y el Congreso Federal, resultando de ello los Foros Estatales y Nacional sobre las implicaciones de la Reforma Educativa, formulando propuestas educativas alternas que fueron entregadas a las distintas instancias y que cuentan con amplio respaldo de los maestros, especialistas, académicos y distintos sectores sociales, mismas que han sido ignoradas, como lo demuestra el contenido de las 3 iniciativas de leyes secundarias (Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, Servicio Profesional Docente y de reforma a la Ley General de Educación) enviadas por el Ejecutivo el pasado 14 de agosto a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.

«La ofensiva del Estado, no se detiene con la reforma laboral y la ‘educativa’, ahora el gobierno de Peña Nieto ha mandado su proyecto de reforma energética que oferta a las trasnacionales los recursos de la nación, principalmente el petróleo, gas y electricidad, con el falaz argumento de que solamente así crecería la economía del país y habría mayor generación de empleos, no mencionando el saqueo a los recursos de la nación con la Banca, la minería y más de 1,200 empresas del Estado privatizadas…».

«Ante este panorama, la Asamblea Nacional Representativa de la CNTE ha determinado no iniciar el ciclo escolar 2013 – 2014, convocando al paro indefinido de labores y la concentración masiva de los contingentes a partir del lunes 19 de agosto en el Zócalo de la Ciudad de México, convirtiendo nuestro Plantón Nacional en Magisterial-Popular en defensa de la Patria, desarrollando jornadas intensas de lucha en articulación con otros esfuerzos nacionales, por defender la riqueza nacional, los energéticos, la educación pública, la defensa de los sistemas de justicia y seguridad social comunitarios y populares y contra la reforma fiscal. Único camino que nos han dejado los oligarcas y el Poder Legislativo, a quienes responsabilizamos de lo que pueda ocurrir».

El paro indefinido de la CNTE abarca a todo el magisterio de la Sección 22 (Oaxaca) del SNTE y la mayoría de trabajadores de la enseñanza en Chiapas, Michoacán, Tabasco y otras entidades federativas. La movilización, en distintas formas, incorpora a educadores de más de 20 estados, incluidos Baja California, Quintana Roo y Tabasco. Además de profesores agremiados en el SNTE, participan socios de otros sindicatos magisteriales.

Paralelamente, diversas organizaciones y personalidades están empeñadas en desarrollar una gran oposición a los planes entreguistas de Peña Nieto, el PRI, el PAN y demás expositores de la barbarie capitalista neoliberal. Así, está planteada una manifestación para el próximo sábado 31 de agosto. En la convocatoria para esta importante acción de masas, se plantea: «Nuestra Patria se encuentra en grave peligro. El PRI viene decidido a consumar el desmantelamiento de México y la ocupación neocolonial por parte de los Estados Unidos y sus aliados. Regresa con la pretensión de continuar el despojo y la entrega de los recursos y riquezas nacionales a favor de los grandes empresarios extranjeros y nativos. Bajo el barniz del mal llamado ‘Pacto por México’ y con la complicidad de quienes lo suscriben, pretende encubrir su origen fraudulento y darle legitimidad al régimen oligárquico, a los gobiernos de la traición nacional. Gobiernos que, para imponer el modelo económico neoliberal y sus tratados comerciales y militares de anexión silenciosa a los Estados Unidos, instrumentaron una serie de golpes de estado técnicos, fraudes, magnicidios, golpes constitucionales y guerras internas con cientos de miles de víctimas.

«En ese contexto, la lucha en defensa del sector energético, es la lucha por la Nación, por la soberanía de México es apremiante. Por ello, como mexicanos y mexicanas que somos lanzamos un ¡ya basta¡ para poner un alto al despojo de las ganancias de PEMEX y de sus prerrogativas para explorar, explotar, refinar y distribuir los productos petrolíferos y gasíferos que entre otros, como los mineros y el agua, son propiedad exclusiva de la Nación por definición constitucional.

«Como en otros momentos decisivos de nuestra historia, no podremos hacer frente a la nueva invasión, a la ocupación neocolonial sin unidad, sin una nueva ética y sin un profundo amor por lo que nos identifica como pueblo y nación. Con la convicción diáfana de que la lucha por la nación no es patrimonio exclusivo de personas o de grupos, porque la patria será de todos y todas o no será; creemos que es factible construir un conjunto de acciones comunes desde la sociedad civil, basadas en el respeto y la inclusión, sin protagonismos y sin menoscabo de las iniciativas que por su parte vienen desarrollando los diversos actores movilizados.

«En ese sentido, en respaldo a las diversas convocatorias para construir entre todos y todas un gran consenso, en defensa del contenido social y patriótico de la Constitución y de PEMEX, invitamos a todas las mexicanas y mexicanos; a los pueblos y comunidades originarias, a las organizaciones civiles y sociales, a las fuerzas políticas que coincidan en esta lucha, a encontrarnos a la brevedad para acordar una gran convergencia nacional. Por nuestra parte apoyamos las acciones que vienen desarrollando diversas expresiones civiles y políticas en ese sentido».

Entre los firmantes de la anterior proclama, están Raúl Vera López, Pablo González Casanova, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, María Rojo, Mario Saucedo, Gilberto López y Rivas, Raúl Álvarez Garín, Martín Esparza, Benito Bahena, Juan José Ortega Madrigal, Víctor Montoya, Cuauhtémoc Amezcua Dromundo, Camilo Valenzuela, José Antonio Almazán González, Antonia Candela, José Rosario Marroquín Farrera y otras personalidades; las organizaciones Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Sindicato Mexicano de Electricistas, Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alianza de Tranviarios de México, Centro de Reflexión y Acción Laboral, Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos, Movimiento Proletario Independiente, Frente Popular Francisco Villa y Comité Nacional de Estudios de la Energía, A.C.

Firman, asimismo, organizaciones de Chiapas, Distrito Federal, Estado de México, Durango, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.

En resumen, el paro magisterial crece y se fortalece, no está aislado y cuenta con el apoyo militante de sindicatos, organizaciones campesinas e indígenas, la intelectualidad avanzada, el movimiento urbano-popular y el movimiento estudiantil. Tampoco es cierto señalar una despreocupación de la izquierda en torno a los problemas claves del día. No hay nada de eso. Al contrario, la coyuntura nacional está signada por el ascenso del paro indefinido del magisterio, la creciente confluencia de personalidades y organizaciones patrióticas y antimperialistas en defensa de los recursos naturales de la nación y las empresas paraestatales, la unidad de acción en la calle, y en perspectiva, el desenvolvimiento de una izquierda socialista con presencia nacional, con una mayor militancia y con propuestas que permitan reconstruir el socialismo como una fuerza política actuante. La calma chicha no existe en este país.

Con seguridad, la manifestación del sábado 31 de agosto será un éxito que permitirá preparar la concentración del Zócalo de la capital federal el domingo 8 de septiembre, convocada por el Movimiento Regeneración Nacional y Andrés Manuel López Obrador. En las condiciones actuales, lo que conviene al pueblo mexicano es la unidad más amplia posible de todos los interesados en derrotar la política de traición nacional de los «gobernantes» mexicanos al servicio y bajo la vigilancia y control del mayor criminal de guerra del mundo entero: Estados Unidos, defender los recursos naturales de la nación y abrirle paso a una perspectiva nacional independiente, patriótica y democrática. Desconfiar de la capacidad de movilización de los trabajadores y el pueblo mexicanos carece de todo fundamento. Al respecto, la historia es contundente: sólo se puede confiar en las masas populares. De lo contrario, la historia terminaría.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.