Mantener una conversación con Evo Morales, Presidente de Bolivia, es recibir un cúmulo de experiencias milenarias por voz de nuestro interlocutor. Una voz que se alza para defender a todo un pueblo; una voz que cruza y une fronteras. Es hombre de palabra, de compromiso cabal. Como él mismo afirma, a la presidencia lo llevó […]
Mantener una conversación con Evo Morales, Presidente de Bolivia, es recibir un cúmulo de experiencias milenarias por voz de nuestro interlocutor. Una voz que se alza para defender a todo un pueblo; una voz que cruza y une fronteras. Es hombre de palabra, de compromiso cabal. Como él mismo afirma, a la presidencia lo llevó su honestidad, sus principios aprendidos en el ayllu de la mano de sus padres y de una comunidad originaria luchadora, trabajadora y solidaria desde mucho antes que la palabra «solidaridad» fuera uno de los compromisos revolucionarios de nuestros tiempos. No es para menos que nuestra primera pregunta gire en torno a esos valores. Pregunta en la que Evo, con hablar sereno, firme y a veces con tono emocionado se presta a contestar. Leamos.
Fernando Bossi: En un mundo en el cual el modelo consumista ha hecho que los valores estén desprestigiados, cuáles son las razones para afirmar que el movimiento indígena es la reserva moral de la humanidad.
Evo Morales: Por muchas razones, por muchas vivencias, por muchos elementos, el movimiento indígena es la reserva moral de la humanidad. Por principio, viven en comunidad, por tanto, en colectividad. Dentro de la colectividad en solidaridad permanente, en la reciprocidad permanente, en la complementariedad, todos complementarios. En esa comunidad, no hay mayorías ni minorías, es una comunidad de consenso, porque planteas y debates un tema, un problema, y las razones para resolver ese problema deben beneficiar a la comunidad. Desde ese punto de vista, el movimiento indígena por tanto vive para la vida y para la humanidad. El movimiento indígena no solamente vive en reciprocidad o armonía con el ser humano, sino en armonía con la madre tierra. Esa madre tierra, esa naturaleza que da vida, no puede ser mercantilizada, no puede ser un instrumento contra la vida; por tanto acá, el movimiento indígena es parte de la cultura de la vida.
FB: Me gustaría que abundaras en lo último. ¿Por qué dices que es cultura de vida?
EM: Te narro un ejemplo reciente sobre la cultura de vida de nuestros pueblos originarios: Los acontecimientos del 8, 9, 10, 11, 12 de este mes (enero 2007) vividos en Cochabamba. El movimiento de quechuas y aymaras, del campo y de la ciudad, se movilizó contra un prefecto que roba al pueblo, que quiere dividir a la nación, que obra con chantajes, amenazas; lo amedrenta al pueblo, a las autoridades municipales. Entonces, este movimiento se moviliza contra el prefecto del ayuntamiento de Cochabamba. Se moviliza cuestionando esa política de maniobras, esa política de robo, esa política de soberbia, y cuando se moviliza pacíficamente contra el prefecto, esa autoridad convence a unos seis mil citadinos, con mentiras, diciendo despectivamente que los «quechuas», «indios», nos van a saquear nuestras casas, nos van a quitar nuestras casas, nos van a quemar n uestras viviendas, nos van a violar a nuestras hijas, por tanto hay que sacarlos de la ciudad. Esa autoridad de Cochabamba, moviliza a cinco o seis mil citadinos, les hace golpear, les hace matar.
FB: ¿Cómo reacciona a esa situación el pueblo?
EM: Al día siguiente, más de 100 mil quechuas, especialmente aymaras, se movilizan, no para vengarse, porque 100 mil hubieran arrasado, terminado con cinco mil, seis mil citadinos. Nuevamente ratifican su posición: Quieren la renuncia del prefecto.
Yo conversé por teléfono con nuestro pueblo para recordarle que somos la cultura de la vida y no la cultura de la muerte; nosotros somos la cultura de solidaridad y no de venganza. Les dije: Ustedes se han movilizado contra una autoridad, no contra un pueblo, no contra gente de la ciudad. El movimiento indígena no es vengativo, no es rencoroso. Damos todo por defender la vida para todos. Si está luchando contra un prefecto, que roba, que divide, que quiere dividir Bolivia, pues está defendiendo también a la gente de la ciudad. Después, los mismos que golpearon, mataron, apalearon, agredieron se dieron cuenta que el enemigo era el prefecto, y al día siguiente salían con comida con refrescos, con panes, con frutas para apoyar esa movilización, fue impresionante. Somos cultura de vida, no somos excluyentes ni vengativos.
No me canso de decir que nuestra lucha por más de 500 años, por la madre tierra que nos da la vida, es un despertar continuo de lo que somos, un camino, un proceso continuo por una sociedad equitativa y de solidaridad.
FB: Definitivamente un ejemplo.
EM: Sí, un ejemplo que damos a la humanidad. También, los pueblos originarios de Nuestra América son la reserva moral porque no tienen un pensamiento, una ambición, de concentrar el capital en pocas manos.
FB: No hay codicia.
EM: No hay interés de concentrar el capital en pocas manos pues piensa en la igualdad, en la dignidad, en vivir bien. Vivir bien, que no falte educación, que no falte salud, que no falte empleo, que los servicios básicos sean de servicio público y no de negocio privado, que los recursos naturales sean del Estado, bajo el control del pueblo y que beneficie a todo el pueblo con igualdad. Son demasiados años en que nuestros pueblos han sido víctimas del supuesto desarrollo neocolonial y ahora buscan la integración para vivir bien, con dignidad, sin explotar, robar, o saquear.
El movimiento indígena originario, no se ha caracterizado por someter a otros, discriminar, ser explotadores de nuestros hermanos aunque por siglos hemos sufrido en carne propia todo tipo de atropello.
Y además, yo estoy muy sorprendido, sobre todo en Bolivia, de los hermanos, de esa gente humilde del barrio, del campo, especialmente de quechuas, aymaras, guaraníes, como también otras clases. Cuando no encuentran trabajo en Bolivia, van a Argentina, van a casi todas partes.
Fíjate, esta vez voy a darte un ejemplo de lo que es ser reserva moral en honestidad. Una vez estaba en Argentina, un lugarcito en las madrugadas se concentra y vienen a buscar trabajadores, y yo estaba allí parado. Me encuentro con cocaleros, excocaleros, exmineros y les digo: ¿Qué están haciendo aquí? Nos hemos venido a buscar trabajo. ¿Y aquí qué están haciendo? No, justito van a venir empresarios para llevarnos. Justo llegan unos chinos y dicen: Boliviano, boliviano. Y se presentan bolivianos quechuas, hasta indocumentados. Algunos peruanos quieren hacerse pasar de Bolivia para conseguir trabajo. Y yo me preguntaba por qué, y me dice el empresario, el boliviano -que es generalmente quechua, aymara o guaraní-, es honesto y trabajador. Me repetí varias veces para mí mismo la frase: Honesto y trabajador. me sorprendí.
Igualmente estuve en Barcelona y conversé con algunos empresarios catalanes. Les inquirí: ¿Por qué buscan siempre al boliviano? El boliviano es honesto y trabajador, y por tanto latinoamericano, me dicen. Así es la gente del campo que va en busca de trabajo a otros países. Entonces, esa es una parte de la sociedad latinoamericana, el movimiento indígena, que entre sus virtudes destaca la honestidad, pero también quiere que se le respete sus derechos.
FB: Redondeando el tema Evo, los pueblos originarios preservan unas virtudes y atributos, los cuales nuestra sociedad ha olvidado, como lo son la honestidad, el trabajo, el bien común, etcétera. Me pregunto, cuál es la meta del movimiento.
EM: El movimiento indígena ha sido el sector más vilipendiado de la historia boliviana durante todas las épocas, en la colonial, en los 181 años de la vida de la república, dentro de los 20 años del neoliberalismo. Ha tenido que enfrentar el odio, el desprecio y la marginación.
Llegó la hora de cambiar eso. Creo que estamos avanzando bien, estoy convencido y trabajando por ellos, por lo tanto, por los bolivianos. Como he dicho anteriormente, estamos abriendo brecha no sólo para liberarnos a nosotros los originarios bolivianos, sino para caminar junto a los otros pueblos y liberarlos porque somos solidarios y creemos en el bien de todos. Esa es nuestra meta, la de todos: Justicia y solidaridad. Los pueblos originarios por su lucha centenaria, por su ejemplo de convivencia, son la alternativa real al modelo de acumulación neoliberal. Son ejemplo de resistencia.
FB: ¿Y esto es lo que has llamado ir de la resistencia al poder?
EM: Sí, hemos resistido pacíficamente con marchas, con movilizaciones, con masivas concentraciones. Dijimos, de la protesta a la propuesta. Estamos en esa etapa. Y ahora a veces llevo respuestas, a veces recojo propuestas, después para dar respuestas, de esta medida ir resolviendo. En las ciudades, en el campo, vamos a seguir. Los pueblos originarios decidimos pasar de la resistencia al poder, de la lucha sindical a la electoral.
FB: Estás gobernando con el movimiento social. Se nota que hay una consulta permanente con el movimiento social y eso caracteriza a tu gobierno.
EM: El cuatro, cinco y seis de este mes de enero en Cochabamba, nos reunimos con los ministros y viceministros a rendir cuentas, informar las actividades de un año a 44 organizaciones nacionales y algunas regionales.
FB: A rendir cuenta.
EM: A rendir cuenta y escuchar sus críticas y sus propuestas. Primera vez en la historia. Es el verdadero pueblo. Tres días, ministros, viceministros, sentados, escuchando, respondiendo, aclarando y no rechazaron las transformaciones estructurales ni sociales. Sí observaron que hay problemas con la burocracia, hay que enfrentar eso; pero nos felicitaron por todo el trabajo que estamos haciendo. Los antiguos gobiernos se caracterizaron por su política de exclusión y discriminación. Mantenían al pueblo alejado de las instancias del poder. No podíamos decidir nuestro destino. Es una de las visiones que hemos cambiado. Por eso la importancia de rendir cuenta y escuchar al pueblo, a las organizaciones.
Como nota jocosa te cuento que en una recomendación decía algún compañero: Evo, que duerma.
FB: Qué duerma un poco. (Risas)
EM: Él nos decía. Evo hoy es presidente para toda la vida. Dios sabe.
FB: Te quieren cuidar…
EM: Es impresionante, ¿no? Quiero expresar que estoy muy agradecido porque yo vengo de ellos. Eso me hace recordar mi infancia, un ejemplo de la vida dura de nuestros hermanos, algo que nunca conté. cuando tenía de cinco a seis años, mi hermana mayor tenía unos ocho años o nueve años, quedamos en la choza, la choza es la zona ganadera y nuestra zona ganadera. Mis padres tenían que retornar para dormir con nosotros en las orillas del lago Popó, al sur de las orillas del lago Popó. Cada chocita estaba por lo menos. a ver. a cada mil metros. Mucho más.
Cada dos kilómetros una choza. Y no llegó el papá ni la mamá. Era la primera vez que nos quedamos solitos allí en la choza. Y teníamos miedo. semejante pampa, orillas, dos niños abandonados ahí, y mi hermana no quería quedar a dormir en la vivienda y me dice la Esther, mi hermana: Evito, vamos a dormir con las ovejas, con los corderos, en el establo, en el ranchón.
Agarramos las camas y fuimos al establo a dormir junto con las ovejas, por miedo.
FB: Para sentirse acompañados, ¿no?
EM: Yo no tenía miedo porque estaba una hermana mayor. y mi hermana creo que toda la noche lloraba, lloraba de miedo y no dormía.
Y una vez, a mí igual, me tocó dormir solito, debía tener seis o siete años. Estaba con la oveja, la misma choza, mi mamá tenía que volver, se perdió, ¡no llegó mi mamá! Desde que oscureció, no teníamos luz, no teníamos perro. la gente siempre hacía cuentos de condenados, el condenado. y cuando oscureció, no quise ir a dormir con la oveja, sino ahí.
FB: ¿Te quedaste en la choza?
EM: Ahí me quedé y tuve que taparme con toda la cama, casi me ahogo, y lloraba y lloraba por lo menos lloré hasta las tres o cuatro de la mañana, sí me había dormido al amanecer. me cansé llorando.
FB: Por miedo. claro.
EM: Por miedo. era muy chiquito. Otra anécdota que quería contarte es de cuando era arriero, por ejemplo cuando cruzaba con las llamas el camino carretero Cochabamba-Oruro, Oruro-Cochabamba, los pasajeros de las ventanas de los buses botaban cáscaras de naranjas, plátanos. yo las recogía y las comía. Recogía esas cáscaras e iba comiendo las cáscaras de plátano detrás de las llamas, y como decía antes, mi gran deseo era un día viajar en esos buses para ir botando cáscaras de naranja y plátano. (Risas)
Después que he sido diputado y dirigente. por esos lugares donde he caminado a pie semanas comiendo cáscaras de naranja y plátano, pues, cada semana pasaba dos y tres veces en avión. Ahora que soy presidente, paso con avión, avión y con helicóptero casi dos o tres días esos lugares. cómo ha cambiado.
Cuando estaba en el Valle de Independencia, que íbamos a buscar maíz, de arrieros, para llevar al altiplano, –cuando llegué al valle ya tenía 12 ó 13 años–, en el 71.
Mi papá me dejó en con las llamas en la serranía, en la montaña, y bajó a buscar maíz para llevarlo hasta Orinoca. Se camina. a ver. una semana, dos, tres semanas.
FB: ¿Tres semanas?
EM: Sí, de Orinoca hasta Independencia y de vuelta tres semanas también. Y una vez no ha vuelto mi papá. yo solito.
FB: ¿Te quedaste solo?
EM: Sí, en semejante montaña. ya tenía un perro. se llamaba Trébol.
Cuando mi papá no ha vuelto de canjear el maíz, yo me quedé dormido solo pero tampoco podía dormir porque allí había tigrecillos que comían llamas. a la noche llegaban, se llevaban la llama y al día siguiente una llama había muerto, la habían comido. Yo dormí con mi perro, quería irse, nada, tuve que amarrarlo. Eran unas 50 llamas. Y ya a las doce, una de la mañana, las llamas se espantaron. Tuve que soltar el perro y el perro se fue con las llamas.
Desde ese momento, desde ese momento empecé a llorar hasta las seis de la mañana. El perro había vuelto, después ya amaneció, ya me puse mi poncho y un sombrero. Había llovizna. Entonces, a buscar las llamas. Encontré, por las huellas de la llamas, cómo el tigrecillo del león, se la llevó en la noche. Hallé una llama muerta. La había cazado el tigre a la llama. El tigrecillo se había ido pero un zorro se la estaba comiendo. Quería perseguir al zorro porque estaba comiendo tanta carne, no podía escapar.
FB: Estaba gordo.
EM: Sí gordo. (Risas) lo perseguía con piedras, una pelea con el zorro. Yo quería que el perro me ayudara a cazar ese zorro, vengarme con el zorro y mi perro se había ido a comer la llama. (Risas) Eso era a las 10 de la mañana más o menos, sin desayunar. Junté las llamas, bajé a la choza y mi papá había llegado. Estaba cocinando, preparando desayuno, comida, y le informé a mi papá lo sucedido. Después de comer, a las doce, una, por ahí, ya subimos un poco a buscar la carne de la llama. No podía entender esa situación. Cómo en la vida he caminado.
FB: Dura esa vida.
EM: Dura.
FB: Evo por qué al lema «no seas mentiroso, no seas ladrón no seas perezoso», le has agregado el «no seas servil».
EM: Es una ley cósmica que nos dejaron nuestros antepasados. El ama sua, ama llulla, el ama quella. No robar, no mentir, ni ser flojo. Pero en la cultura occidental encuentras, encuentro el servilismo, el «llunqo». Aumentamos nosotros en esta nueva generación el «ama llunqo», «no ser servil». Son principios que nos permiten dignificar a Bolivia, dignificar a la humanidad. De verdad, yo me acuerdo, por ejemplo, mi papá cerraba su casa en la comunidad meses sin candado y no se perdía nada.
FB: Nadie robaba.
EM: Porque toda la comunidad cuidaba y eso es parte de la reciprocidad y cuando una familia se va, igual. Meses sin candado, hasta puede estar abierto y no se pierde nada. La vez pasada por ejemplo he ido a Orinoca con el tema de Juancito Pinto, en noviembre, donde yo dormía. Su llave, su chapa que tenía se habían echado a perder, pero encontré mi casita sin llave y estaban las camas, estaban las garrafas, estaba lo que teníamos.
FB: ¿Y de cuánto tiempo?
EM: Bueno yo he ido de mucho tiempo. No de los 15 años. Pero mis hermanas, mis hermanos van cada año, por lo menos. Y si hablamos a ver de no ser mentiroso, maniobrero. Condeno cuando algunos dicen: Evo, debes leer Maquiavelo. ¿Y qué es Maquiavelo? No, para dirigir a Bolivia, para ser líder político y ser un poco maniobrero. Eso es ser mentiroso. Yo prefiero no leer a Maquiavelo. No quiero saber de Maquiavelo para ser maniobrero ni maquiavélico, por lo tanto, ni mentiroso. Tengo información, en la Facultad de Derecho, por lo menos en Bolivia, cuando entras, lo primero que hacen leer es Maquiavelo.
FB: «El Príncipe».
EM: Para ser maniobrero, medio mañudo, para qué estudiar para ser mañudo. El otro tema de no ser un flojo, por principio, debemos trabajar con dignidad y cómo se esfuerzan las comunidades para vivir bien y dignamente. Pero en esta cultura occidental en una forma hipócrita alaban a una persona a cambio de conseguir algo. Eso para mí es muy feo. Si hay que reconocer un trabajo o a una persona, hay que reconocerlo, pero no ha cambio de algo. Por eso el ama sua, ama llulla, ama quella, ama llunqo.