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Entrevista con Oscar Olivera, secretario general de los obreros fabriles y uno de los voceros de la Coordinadora del Agua

El movimiento popular boliviano se prepara para la encrucijada electoral

Fuentes: lavaca.org

Ganar las elecciones, y así llegar a una Asamblea Constituyente que cambie de raíz el esquema de poder en Bolivia: tal la propuesta de Oscar Olivera, un referente de las luchas sociales de los últimos años. Apoya, con muchas críticas, a Evo Morales. «Hay que evitar una transición con muertos» dice, aunque intuye que la […]

Ganar las elecciones, y así llegar a una Asamblea Constituyente que cambie de raíz el esquema de poder en Bolivia: tal la propuesta de Oscar Olivera, un referente de las luchas sociales de los últimos años. Apoya, con muchas críticas, a Evo Morales. «Hay que evitar una transición con muertos» dice, aunque intuye que la definición de la crisis será por la fuerza. El choque con Evo de una asamblea a la que asistió lavaca, que muestra cómo se deciden, en ese ámbito, el presente y el futuro.

Son las 10 de la mañana y en Cochabamba es hora de decidir el futuro. En el segundo piso de la Federación de Fabriles (el sindicato nacional de trabajadores de fabricas) hay unos doscientos hombres y un manojo de mujeres escuchando atentamente las palabras de Evo Morales, mientras desde la calle llegan las voces que repiten aquella consigna: «el pueblo unido…».

En primer lugar, la asamblea donde se decide el futuro es de «los regantes». Se trata de la fuerza más importante de este departamento, capaz de organizar a sus comunidades de espaldas al Estado, de movilizar a más de 100 mil personas para desafiarlo y de hacer flamear tras de sí a toda Cochabamba en ocasión de la ya legendaria «Guerra del Agua».

Los regantes son campesinos que gracias a su cultura milenaria tienen una economía autónoma, basada fundamentalmente en su sabiduría en el uso del agua. Fueron, entonces, los primeros en desafiar a la privatización, de establecer claramente los conceptos de la lucha contra las multinacionales -al recordar que los recursos naturales no tienen dueños- y de impulsar y sostener uno de los movimientos sociales más desafiantes: la Coordinadora del Agua. Como todo en Bolivia, están organizados en escalera: comunidad, región, departamento y nación. Así, centenares de asociaciones de base que deliberan sus problemas en cabildos, se congregan a través de un representante en una Federación que una vez al año se reúne en un congreso. Pero entre congreso y congreso, la Federación puede convocar a un numero no limitado de congresos «ampliados» que son «el lugar privilegiado para la toma de decisiones prácticas. Por las características de estas reuniones, a la que asisten campesinos de base, es el lugar más representativo y el más efectivo en cuanto a la evaluación de sus problemas, iniciativas y capacidad de movilización», según explica el más importante sociólogo boliviano, Álvaro García Linera. (Recuerden este nombre, porque el futuro que se decide en este día lo hará regresar con otra definición).

Así es, entonces, como el máximo órgano democrático del más desafiante movimiento social de Cochabamba recibe al candidato de MAS, Evo Morales, para escuchar en silencio de misa su propuesta: deben elegir un representante para las próximas elecciones presidenciales.

Segundo elemento de la sincronía: la reunión se celebra en la sede de los obreros fabriles, y su secretario general, Oscar Olivera, está sentado a la izquierda de Evo. Oscar es, también, uno de los voceros de la Coordinadora del Agua, impulsor de las ONGs que se han criado a partir de este tema y uno de los más promocionados referentes de las revueltas sociales que han sacudido a Cochabamba en los últimos 5 años.

Y finalmente, el tercer elemento, la calle: los que gritan la consigna son el centenar de pobladores de un barrio de la zona sur que reclaman, frente a la intendencia, «libertad de movilidad». Esto es: transporte público.

Desenredado el bollo, escuchemos a Evo:

-Debemos elegir un representante que surja de las bases y que le responda solo a ellas. Los invito a que votemos hoy un nombre y que proclamemos aquí a un representante legítimo que lleve la voz de los regantes al poder.

La respuesta es un silencio breve y helado.

Cuando queda claro que está todo dicho, un campesino levanta la mano. Luego, habla en quechua. La única palabra que cruza las culturas es clara: burócrata.

Evo se va y el secretario de la asamblea anuncia el siguiente punto de la reunión: el aumento de la tarifa de luz. El encargado de informar resume durante una larga media hora, los detalles de las reuniones, cifras, kilowats y ofertas de las empresas, que la asamblea da por respondida con la breve intervención de un campesino, esta vez en español:

– La empresa nos está tratando de confundir. No vamos a pagar. No corresponde.

Sin embargo, entre la explicación y la contundente respuesta, medió una intervención inesperada: Oscar Olivera habló para apoyar la propuesta de Evo. Dijo Oscar:

-Creemos que es la única manera de evitar que la derecha tenga la oportunidad de hacerse del poder y frenar este proceso que hemos puesto en marcha.

Oscar se va, antes de que el silencio le responda.

Le pregunto, entonces, al campesino cual ha sido su respuesta a Evo. Y en amable castellano me repite, textual, lo que le dijo:

-El representante del MAS en Cochabamba es un burócrata. Usted nos quiere hacer aparecer acá como que vamos a elegir un nombre, pero ya tienen a ese hombre señalado y no lo queremos. Acá somos personas con un voto, pero en nuestros cabildos somos todos, y todos tienen que elegir al candidato si es que, como dice, es el candidato de las bases. Por lo tanto, no podemos decidir hoy. Hay que hacer los cabildos y regresar con lo que diga esa voz.

Un largo pasillo más allá, Oscar Olivera contesta las preguntas que ha sembrado la asamblea de regantes.

-¿Qué significa este apoyo a la candidatura de Evo Morales?

-Nosotros creemos que hay dos espacios en los que debemos intervenir y trabajar hoy. Uno de esos espacios es inminente, inconstitucional inclusive: el electoral. Sabemos que es algo que la gente no había planteado y que la derecha ha tenido que crear como última artimaña. Hemos tenido en estos últimos tiempos movilizaciones como nunca antes habíamos visto, con una clara definición de cuál era el problema: este sistema político no funciona y este Estado no atiende las demandas de la población. Y este es algo irreversible que el proceso electoral puede postergar, como de hecho lo está haciendo, pero no eludir. Sabemos que son elecciones con las mismas reglas de juego, reglas que nosotros no jugamos porque son las de la derecha, en donde simplemente se están cambiando personas y no estructuras de poder. Sabemos que es una estrategia planeada y armada por el poder económico y la embajada de los Estados Unidos para diluir. Pero también creemos que estas elecciones pueden servir como puente para la Asamblea Constituyente, que es el espacio donde se puede empezar a diseñar un nuevo modelo de estructura de organización del poder: horizontal, colectivo, que esté efectivamente en función de las organizaciones sociales.

-¿Considera, entonces, estas elecciones como una forma de llegar a la Asamblea Constituyente?

-Digo que si en este momento la derecha gana las elecciones, no habría Asamblea Constituyente.

-¿Y una movilización popular no podría garantizarla?

-Absolutamente, porque eso es algo que nadie puede parar. Una movilización podría imponerla y, de hecho, creo que vamos a seguir movilizándonos para garantizar que las cosas sean como deben ser.

-¿Evo Morales no es una garantía?

-No es ninguna garantía. Porque la derecha va a hacer todo lo posible para frenar los cambios y nosotros debemos movilizarnos para impulsarlos.

-El suyo entonces es un apoyo crítico.

-El apoyo a Evo es de todo un movimiento social que se plantea mantener su independencia.

-¿Eso significa que usted no va a ser candidato?

-Hasta el momento estoy firme en que no, aunque no se descarta.

-¿Por qué?

-Porque estas elecciones no son una más. Son las que definen el futuro del país. Hemos llegado a un momento en que nos enfrentamos con un empate entre las fuerzas antagónicas. Por un lado, el pueblo con su gran poder de movilización y propuestas y, por el otro, la derecha que, aunque es minoritaria, tiene un gran poder económico que utiliza para frenar toda posibilidad de cambio.

-Es decir, que si hiciera falta, para desequilibrar el empate ¿usted sería candidato?

-Quizá lo haría. Pero también porque tengo la convicción de que el próximo gobierno, gane quien gane, no va a durar mucho, cualquiera sea el que gane.

-¿La fórmula podría ser entonces Evo-Oscar?

-La fórmula que proponemos, desde un espacio autónomo de movimientos sociales, es Evo-Álvaro García Linera.

-Quispe también le ofreció la vicepresidencia a García Linera. Fue su antiguo camarada y compañero de prisión…

-Pero hay una gran diferencia entre la propuesta de Evo y la del hermano Quispe. Quispe encuentra en esta oferta la única posibilidad de que su sigla no desaparezca…

-…Y Evo es una posibilidad de llegar al poder. ¿Qué pasó entonces con esa idea de cambiar el mundo sin tomar el poder que usted proponía?

-Mira, en este momento estamos en una situación donde creemos que hay que impulsar un frente amplio. No son unas elecciones normales y no le podemos regalar este espacio a la derecha. Tenemos que seguir construyendo este espacio electoral y garantizar la Asamblea Constituyente, que estratégicamente es un espacio más importante que el electoral para nosotros.

-¿Qué expectativas tiene con la Asamblea Constituyente? ¿Qué forma de poder piensa que puede surgir allí?

-La Asamblea Constituyente es para nosotros un medio donde podemos hacer confluir a diferentes sectores sociales para construir una opción de poder diferente. Creo que la gente está demandando espacios de encuentro como estos, donde se va construyendo ladrillo por ladrillo, poco a poco, un país nuevo. Ese es el trabajo. Por eso digo que las organizaciones sociales, al margen de quien pueda estar como presidente, no pueden perder esa capacidad que le da la movilización.

-¿La unidad con Evo es hoy más importante que las diferencias?

-El tema de la unidad es para mí muy, pero muy importante. Pero también es evidente que hay grandes diferencias. Hay referentes que todavía están especulando en función de su propio proyecto y es muy difícil acordar con ellos porque son referentes, sin dudas, pero han perdido la capacidad de escuchar a las bases. Considero también, sin temor a equivocarme, que algunos referentes de movimientos sociales han sido sobornados por la derecha para dividir. Y también que alrededor de Evo, al igual que al lado del hermano Quispe, hay gente que sólo aspira a un cargo para ganar su dieta.

-¿Y aún así apoya a Evo?

-También veo gente que quiere otra cosa.

-Y a él ¿cómo lo ve?

-Creo que a Evo le falta humildad, le falta escuchar a la gente. Escuchar en el buen sentido, por ejemplo, saber diferenciar a quien escuchar. Le falta hablar más con la gente de base. Está rodeado de un entorno que le pone una barrera a la verdadera voz del pueblo. Conocí a Evo hace ya diez años y en ese entonces la gente lo sentía parte suya. Le falta volver a eso, sentir el corazón de la gente, sus voces. Le falta a Evo toda esa capacidad de asimilar las señales y devolverlas a la gente en su propio discurso, su voz.

-Hablando claro, parece que se está tragando un sapo al apoyarlo…

-No (risas). Es que mucha gente dice hoy: ¿qué viene detrás de Evo? No queremos que pase lo que ya nos pasó, que cuando mueren los líderes o los caudillos no queda nada más que el aparato. Lo que a nosotros nos demanda este apoyo es la construcción de un proyecto político que nos permita establecer el verdadero poder que es el de las bases. Muchos, yo diría, tienen miedo a ese poder. El hermano Evo, incluso. Muchos le temen al poder de las bases y por eso arman partidos políticos y aparatos para no enfrentarse con la base ni rendir cuentas a la gente.

-¿Este apoyo no le está dando a la candidatura de Evo el respaldo social que le faltaba?

-En lo personal, me siento como cruzando el río y dejando en la otra orilla a la gente. El desafío es hacerla cruzar conmigo. Lo que nosotros tratamos de rescatar es el proyecto político. Es evidente que la gente tiene referentes, pero también que no quiere más ni caudillos ni jefes. En esta asamblea que has visto se ha cuestionado, por ejemplo, muy duramente al jefe departamental del MAS y, para mí, eso es algo que con mucha humildad deberían asumir. Porque es la verdad.

-¿Aceptaron esas críticas?

-No: trataron de mentiroso a quien expresó lo que todos piensan. Esa es una práctica totalmente nociva que hay que desterrar, y darle un nuevo tipo de contenido a la organicidad que evidentemente ha construido el MAS a partir de las organizaciones sociales, fundamentalmente las del campo. Hay que darle contenido a esa estructura, porque hoy la ha perdido.

-¿Y cómo piensan hacerlo?

-Lo primero que tenemos que charlar con Evo es que deje de ser un caudillo.

-De alguna manera, usted también lo es…

-De alguna manera sí, pero tratamos de establecer con la gente una relación absolutamente horizontal. Y escucharla, porque sino la escuchamos…

-Pero hoy ya la escuchó: no quieren burócratas. ¿Qué piensa hacer al respecto?

-Por ejemplo, nosotros queremos que todos lo candidatos, así como todos aquellos que ocupen un cargo en el poder estatal, tengan mandatos revocables. Hoy no hay instancias de fiscalización ni de rendición de cuentas a la gente. Esto lo hemos hablado con Evo: cargos revocables, rendición de cuentas y, además, poner un tope a las dietas porque no podemos consagrar con cada candidato un privilegiado. En este acordar todos juntos, podemos imponer estas cosas como base mínima de acuerdos.

-¿Cuáles serían esas bases?

-Asamblea Constituyente, nacionalización de los hidrocarburos y juicios de responsabilidad. Básicamente, esos tres puntos. Y una vez acordados, a empujarlos.

-Quedó flotando lo que muchos se preguntan: ¿qué viene detrás de Evo?

-Detrás de Evo tiene que aparecer claramente este proyecto político. La gente tiene que ver que detrás de Evo hay una posibilidad de construir una forma organizativa que no depende de un caudillo. Con gente como Álvaro (García Linera) o Abel Mamami y otras más, se puede establecer esta idea de que el poder está en la gente.

-Hoy parece claramente establecido que el poder está en la calle.

-Pero la gente no puede seguir con bloqueos indefinidamente para imponer cada cosa que quiere. Debemos dar otro paso. Creo que tenemos temor de tomar en nuestras manos la decisión de autogobernarnos. Hay toda una cuestión cultural que nos impide eso y que hay que empezar a romper.

-¿Que podrá hacerse si accede al gobierno?

-Si se llega al gobierno, todos esos recursos económicos, esa capacidad que tiene el aparato estatal tiene que estar volcada a darle contenido a la organización social. Hemos desperdiciado durante estos tres últimos años la posibilidad de establecer estas formas de poder. Aunque, insisto, pienso que el próximo gobierno -sea cual fuere- va a durar poco, porque la Asamblea Constituyente es la que debe definir el futuro. Y esto es algo que si gana la derecha no pasará.

-¿Cuál sería el escenario, en ese caso?

-Una definición por la fuerza. De hecho creo que para este país la solución va a ser finalmente por la fuerza. Pero también pienso que hacer todo lo posible, que hay que dar la cara -no por el hecho de dar la cara- sino por hacer todos los esfuerzos para que haya una transición sin muertos.