1. La movilización de ayer en México fue impresionante. Sin duda involucró a muchos conservadores que quieren restaurar el régimen anterior para recuperar a plenitud sus privilegios, pero, si se observa con cuidado, no sólo a ellos. Es evidente que hay algo más ahí que está concitando apoyos significativos, una inconformidad que tiene la suficiente profundidad y extensión como para unificar importantes contingentes a lo largo y ancho de todo el país. Mal harían los estrategas de la 4T en subestimar el fenómeno y suponer que el triunfo de Claudia Sheinbaum es inevitable, dada la gran fortaleza que muestra en las encuestas. ¿Cómo sería el escenario si los grupos de poder que están detrás de Claudio X. González tuviesen un candidato inteligente y carismático y un proyecto viable y atractivo?
2. Existen importantes segmentos de la llamada clase media que hasta ahora no han encontrado cabida en el proceso de transformación en curso. Son millones los que se sienten excluidos y desencantados porque no se sienten tomados en cuenta. Muchos de ellos no son fifís ni conservadores, más bien los mueve un aspiracionismo de clase que consideran legítimo, y al que muchos desde la 4T miran con desprecio. Están muy enojados porque se los excluye de las políticas y los presupuestos de gobierno, como si se tratase de enemigos, y les enfurece que se los ponga en el mismo costal de los manipulados mediáticos.
3. El movimiento rosa tiene potencial de crecimiento porque, además de los oportunistas, en sus filas se agrupan también profesionistas y emprendedores, pequeños y medianos empresarios, industriales y agricultores, ecologistas y defensores de los derechos humanos, científicos e investigadores, educadores y trabajadores de la salud, artistas y creadores. Sin embargo, no se sabe, hasta ahora, si el segundo piso propuesto por la candidata de Morena-PT-PVEM los incluye. Claudia Sheinbaum ha sido enfática en la necesidad de dar continuidad a las políticas de AMLO, pero no se ha extendido demasiado en lo que va a ser distintivo en su gobierno. Es decir, ha hablado mucho de la ampliación y el decorado del primer piso, pero no ha ofrecido muchas pistas de lo que será el segundo nivel, y si éste incluirá —y de qué manera— a los segmentos medios desplazados. ¿Será que sí piensa incluirlos en su proyecto?
4. Lo que se conoce hasta el momento del proyecto de Claudia es insuficiente para neutralizar el posible avance de la candidatura de Xóchitl Gálvez, misma que, a pesar de carecer de un proyecto articulado y con propuestas interesantes, está logrando abrevar de lo que parece ser el flanco débil de la coalición gobernante. De no actuar con rapidez, el movimiento de transformación en el poder se expone en el corto plazo al deslave —al menos parcial— de su base de sustentación, pues deja el campo libre a los impostores y corruptos que anhelan restaurar sus privilegios. Pero, ¿qué se puede hacer para atraer a los sectores medios y en particular a los jóvenes?
5. Lo primero es definir con claridad qué hará la 4T para enfrentar los límites, ya inocultables, del modelo de crecimiento sinfín que ha dominado el mundo durante doscientos años. Esto supone una propuesta para asegurar el abasto de energía, materiales y agua, en un escenario en el que se observan signos inequívocos del colapso del sistema climático planetario, así como de la decadencia irreversible en la disponibilidad de combustibles fósiles y de recursos materiales y naturales. En solo diez años el mundo será muy distinto al que conocimos, dado que la agudización de estas grandes tendencias trastocará de raíz nuestro modo de vida, el entorno en el que vivimos y la forma en que se ha organizado la producción desde hace dos siglos. Urge, entonces, un plan de ruta para adaptarnos a las cambiantes condiciones y transitar de la mejor manera a lo que se nos viene encima.
6. La tarea es extremadamente compleja, pero inaplazable. El punto de partida es la reivindicación, radical e inequívoca, de la planificación como única vía para encontrar los diagnósticos certeros, la generación meticulosa y científica de los escenarios probables, y la imaginación colectiva de las estrategias idóneas y de las acciones requeridas. Es indispensable conocer con la mayor exactitud posible cuáles son los límites que enfrentaremos en materia de suministro de energía y de agua, así como la magnitud de los impactos esperados en los ecosistemas por la dislocación del clima. El conocimiento profundo de tales límites será la base para repensar la organización productiva en los distintos territorios. Son dos las vertientes.
7. La primera se refiere a la forma en que debería darse el aprovechamiento de nuestra creciente y cada día más profunda integración con el aparato productivo de Estados Unidos. No se sabe, hasta ahora, cómo pretende la 4T impedir que tal fenómeno termine por arrollarnos, y tampoco se sabe cómo haría para aprovechar, de la mejor manera posible, las oportunidades que ofrece el reacomodo geoeconómico mundial que se está produciendo a gran velocidad. Bajo las condiciones prevalecientes, ¿es realmente viable apostar por un modelo al estilo chino, como parece ser el caso? No lo sabemos, porque no hay indicios de que exista una estrategia gubernamental orgánica en ese sentido; vamos, ni siquiera existe una política industrial.
8. La segunda vertiente es, de hecho, la más trascendente. Se refiere al reto de cómo hacer posible la inclusión de los millones de personas y las miles de comunidades que quedarían al margen, aún en un escenario optimista en el que se aprovecha al máximo el nuevo nivel de sociedad con Estados Unidos. Esto es así porque, si se pretendiera llevar a estándares tipo China al 57% de la población trabajadora de México que se mantiene en la informalidad, se requeriría un volumen de inversión de tres o cuatro billones de dólares, un monto absolutamente inalcanzable. Lo que hay que pensar, entonces, es en lo que sería necesario hacer para ofrecer una opción de vida digna a esa mitad de la población que vive condiciones de trabajo precarias, sobre todo a los más jóvenes.
9. La transformación que ya se perfila de la matriz energética, traerá consigo el acelerado desarrollo de las formas locales de generación de energía. Tal fenómeno será la base sobre la que tenderá a articularse un nuevo tipo de organización económica y social en la escala local. Las mutaciones climáticas y los límites que enfrentará el modelo económico expansionista y globalizado, favorecerán el desarrollo de redes comunitarias para el autoabastecimiento local, y los principales beneficios de estas redes serán los millones de personas que se quedarían al margen del utópico progreso, que muchos suponen beneficiará a los países de Norteamérica dada la nueva visión geoeconómica prevaleciente en Estados Unidos.
10. Las nuevas redes de autoabastecimiento comunitario (RACs), representan una posibilidad cierta de adaptación a las amenazas que se asoman en el horizonte. Además de los muy importantes apoyos en efectivo que ya recibe la mitad de la población más pobre del país, es indispensable pensar cómo y dónde tendrán que producirse los valores de uso que son básicos para satisfacer sus necesidades. Generación de energía y acceso al agua potable, cuidado de los recursos naturales y los ecosistemas, producción de alimentos, ropa y calzado, construcción de viviendas y de espacios públicos, infraestructura productiva y social, redes de distribución e intercambio, comunicaciones y movilidad, cultura, educación y salud, seguridad pública y protección civil, son necesidades susceptibles de ser satisfechas localmente por las propias comunidades. De tal manera, el retorno de la inversión en redes solidarias no sólo sería financiero sino sobre todo vital.
11. En suma, la inclusión de los sectores medios, en especial de los jóvenes, en el proyecto de la 4T, va más allá del posicionamiento ideológico y del interés político, y se sitúa como un imperativo existencial, de sobrevivencia de todos nosotros frente a lo que se avecina.
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