Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
En casi todo Medio Oriente y en el Norte de África, la censura en línea es la norma.
El nivel de censura varía: en Marruecos, sólo un puñado de sitios relacionados con el Sahara Occidental, Google Earth, y Livejournal, son considerados suficientemente ofensivos como para ser prohibidos, mientras otros países -como Bahréin, Yemen, y Siria- filtran exhaustivamente Internet, prohibiendo sitios políticos así como contenidos sociales.
Aunque la filtración en sí es realizada por los gobiernos de cada país, la posibilita tecnología importada sobre todo de EE.UU. y Canadá.
Un nuevo informe de OpenNet Initiative, que escribí con mi colega Helmi Noman, describe los diferentes países en la región que utilizan esos instrumentos: En Bahréin, Arabia Saudí, Omán, Sudán, y Kuwait, los censores prefieren la tecnología SmartFilter de McAfee.
En Yemen, hasta hace poco, el software preferido era Websense; luego el gobierno cambió a Netsweeper hecho en Canadá, utilizado también por Qatar y los EAU.
Túnez ha utilizado SmartFilter, pero recientemente ha aflojado sus controles de Internet.
Instrumentos como Websense, SmartFilter, y Netsweeper -así como Cisco, favorito de China- facilitan el trabajo de los censores gubernamentales.
En lugar de bloquear individualmente los URL, pueden comprobar una sola categoría (como ser pornografía, drogas, o vestimenta provocativa) y bloquear miles de sitios en una sola barrida.
No es sorprendente que el sistema de categorización sea imperfecto, llevando a veces a que sitios inocuos sean atrapados en la mezcla.
El sitio en la web OpenNet Initiative, así como el mío, fueron ambos bloqueados por el gobierno de Yemen que entonces utilizaba Websense (desde entonces ha cambiado a Netsweeper), supuestamente por contener pornografía.
Ninguno de los dos sitios contenía material pornográfico, y al ser presionado, Websense admitió que sitios con cantidades considerables de mensajes «basura» que contienen enlaces a sitios pornográficos -como ser comentarios dejados por terceras partes- pueden llevar a que un sitio sea categorizado erróneamente.
Es problemático que este sistema significa que, al lanzar unos pocos comentarios en un blog con enlaces a contenido ofensivo, virtualmente cualquiera puede manipular esos sistemas para que bloquee contenidos, con un efecto escalofriante sobre la libertad de expresión.
Las tecnologías de filtración de la web utilizados por gobiernos de Medio Oriente y del Norte de África son también utilizadas comúnmente por escuelas, bibliotecas, y oficinas, donde el bloqueo de pornografía es la norma.
Aunque es justificable que se bloquee contenido pecaminoso, existe un potencial para masivos bloqueos exagerados.
El hecho de que Websense y SmartFilter sean hechos en EE.UU. es tal vez motivo de mayor preocupación: La agenda de libertad en Internet del Departamento de Estado de EE.UU. financia, entre otras iniciativas, tecnología de evasión para evitar los mismos sistemas de filtración exportados por las compañías.
No es un problema nuevo: en 2006, el popular blog BoingBoing fue bloqueado en Qatar y Arabia Saudí, que entonces utilizaban SmartFilter.
¿El motivo? La compañía, entonces de propiedad de Secure Computing (y ahora de Intel), no lo declaró, pero dijo a Xeni Jardin de BoingBoing que «incluso imágenes miniaturizadas del David de Miguel Ángel podían llevar a un sitio a la lista prohibida de ‘desnudez'».
La secretaria de Estado Hillary Clinton mencionó a compañías estadounidenses en su primer discurso sobre libertad en Internet en enero de 2010, señalando que compañías estadounidenses «tienen que adoptar una posición de principio». No se ha emprendido ninguna acción pública para limitar la exportación de software de filtración.
Aparte de Websense -que indica que el uso de su software está prohibido a gobiernos, excepto para filtrar contenido pornográfico ilegal- ninguna de las compañías mencionadas tienen políticas que prohíben el uso de su software por gobiernos extranjeros, o para bloquear contenido político.
Si el objetivo del propósito de libertad en Internet fuera, como lo dijera la secretaria de Estado Clinton, «exportar libertad en la web», debemos comenzar por dejar de exportar censura en la web.
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Jillian York es escritora, bloguera y activista que vive en Boston. Trabaja en el Berkman Centre for Internet & Society de la Escuela de Derecho de Harvard y participa en Global Voices Online.
Fuente: http://english.aljazeera.net/