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El oro que no volverá

Fuentes: Rebelión

El Estado desconoce el potencial aurífero del país. Desde el 2006 Bolivia perdió unos 3.000 millones de dólares por el contrabando de unas 68 toneladas de oro, la mayor parte extraída ilegalmente de los ríos de la Amazonia norte y la frontera con Perú al norte del lago Titicaca

Pando pierde 100 millones por el contrabando del oro en los ríos Orthon, Madre de Dios y otros de la Amazonia norte, mientras en la zona limítrofe del río Suches, al norte del lago Titicaca, la extracción ilegal de este metal supone otros 150 millones, según últimas estimaciones oficiales.

Este es el origen de la reciente campaña contra grupos de contrabandistas peruanos y brasileños aliados a  mineros bolivianos que explotan oro de manera ilegal y contaminante, en esa y otras regiones del país, restando unos 3.000 millones en ingresos, calculados desde el 2006 en que comenzó la nueva era estatal.

Junto con la represión al contrabando, a sugerencia del presidente Evo Morales, el Banco Central boliviano se apresta a comprar oro de mercado informal  ‒el producido para el contrabando‒ para incrementar su ya cuantiosas reservas, superiores a los 8.600 millones de dólares. «Hay que legalizarlo en el país», dijo el presidente del BCB, Gabriel Loza.

Poco antes de la intervención, incluso militar, el viceministro de Desarrollo Productivo Minero, Héctor Córdoba, reveló que al menos 15 toneladas de oro salen al año irregularmente, con lo que el Estado perdería entre 600 y 700 millones de dólares cada año.

Al sureste de la reserva de Ulla Ulla, vecina del poblado peruano de Antaquilla, en la antigua región de Carabaya y Apolobamba, la extracción ilegal de 14 kilos diarios alcanza a 429 mil dólares por jornada, sumando al año 150 millones de dólares, dijo Córdoba.

En el norte amazónico, donde 20 clanes familiares explotan ilegalmente el oro pandino por valor de 100 millones de dólares, el departamento de Pando pierde hasta 25 millones de dólares en desmedro de sus provincias, calculó el director de la Agencia de macrorregiones fronterizas, Juan Ramón Quintana, cabeza de la intervención a los contrabandistas.

MAS ORO, MENOS REPOSO

Al margen de los daños medioambientales por el uso del cianuro y otros químicos volcados en las corrientes de los ríos para «rescatar» el metal, el desvío del oro está vinculado con el  narcotráfico y el  contrabando de garrafas de gas licuado de petróleo, según reportes oficiales, especialmente en el altiplano compartido por Bolivia y Perú.

También plantea problemas de soberanía: una comisión binacional analiza un intento de desvío, desde el lado peruano, del cauce del Suches, entre los hitos 18, 19 y 20, para que la zona aurífera boliviana quedara en territorio ajeno, beneficiando a 15 cooperativas irregulares y medio centenar de ilegales.

Las cuentas nacionales registran que entre 1994 y el 2005 Bolivia produjo oficialmente 138.8  toneladas de oro, a un promedio de 11.5 toneladas anuales, tendencia que en los últimos años  se ha incrementado por las altas cotizaciones en el mercado.

 Pero diferentes observadores del sector recuerdan que la producción desviada al contrabando supera a la oficial, calculándose que, a un promedio anual de 400 millones, desde la década de los 90 dejó de percibirse otros 5.000 millones en 15 años de gobiernos anteriores al actual.

Ello supone, en ambos tipos de regímenes,  pérdidas estatales cercanas a los 8.000 millones de dólares por la fuga de más de 200 toneladas de oro en las últimas dos décadas.

El Estado no tiene medios para controlar la explotación aurífera, reconoció el ministro de Minería, José Pimentel, preocupado por instituir controles a la extracción y de la exportación.

La falta de fiscalización, conocimiento y presencia de autoridades en la frontera promueve la producción ilegal de oro y minerales preciosos, generando altas pérdidas económicas para el Estado y las regiones, observó recientemente el analista Ronald Terceros.

En las últimas semanas, el gobierno acelera la creación de la Empresa Boliviana del Oro (EBO), para explotar las reservas aluvionales en los ríos amazónicos, frenando el contrabando de este metal precioso.

El viceministro de Política Minera, Gerardo Coro, informó que será una inversión de al menos 100 millones de dólares, ya ofertados por China, que junto a la India es uno de los grandes compradores del metal áureo.  

REFUGIO FRENTE A LA CRISIS

Reportes especializados aseguran que el oro se ha convertido en el refugio de los inversionistas en tiempos de crisis y su cotización ha experimentado alzas records: la onza troy valía 871 dólares al cerrar el 2008, subió a 1.226 al concluir el 2009, y en mayo de este año superó los 1.240 dólares la onza troy en el mercado internacional.

China compró más de 450 millones de toneladas de oro el 2009, 14 % más de lo demandado en 2008y se prevé que este año desplace a la India como el mayor consumidor mundial de oro, según el pronóstico del Consejo Mundial del Oro.

Los cinco mayores países productores de oro al 2007 eran los siguientes: Australia con 280 toneladas, Sudáfrica con 270, China 250, EE.UU 240, Perú 170, Rusia con 160 Indonesia con 120 y Canadá 100.

Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ghana, Kazajstán, Malí, Mexico, Marruecos, Uzbekistán, Papua, Filipinas, Tanzania, se encuentran en la lista de pequeños productores que en conjunto no rebasan el 35 % del total planetario que en años como el 2001 llegó a 2.600 toneladas.

A una cotización que al concluir esta semana rozó los 1200 dólares la onza troy, el gramo de oro se cotizaba en el mercado boliviano, la primera semana de agosto entre 260 bolivianos para la compra y 170 para la venta.

«El oro se está agotando. Se ha producido más del que queda. Hay más oro en las grandes ciudades, en los bancos centrales, en los fondos de inversión, que bajo tierra. Más cosechado que por cosechar. Expertos dicen que los yacimientos tocarán fin en 20 años», reportó para El País de España el periodista Jesús Rodríguez.

RIQUEZA LEGENDARIA

Desde las remotas civilizaciones andinas, las minas de Carabaya «la Grande», en el actual Perú, y Carabaya «la Chica», en la actual provincia nortepaceña de  Larecaja (con asientos proverbiales como Zimaco, Challana, Yani,  Tipuani y Teoponte) constituyen los principales yacimientos auríferos junto a otras célebres como Amayapampa y Capacirca en el antiguo territorio de la confederación Qaraqara Charca, en Chayanta al norte de Potosí.

«Tipuani es uno de los mayores, si no el mayor, centro aurífero; produce un promedio de seis toneladas de oro por año. Otro tanto se va de contrabando a países limítrofes», le dijo en mayo del 2008 Hernán Fernández, titular de la cooperativa minera local, a Max Seitz de la BBC Mundo, que encargó un documental sobre el «oro maldito» de Tipuani».

En las tierras bajas del oriente, la provincia Ñuflo de Chávez contiene una zona aurífera estrechamente relacionada con el basamento precámbrico del Brasil, donde en años recientes se desarrolló la mina Don Mario, al norte de Roboré, Santa Cruz.

Pero es en el lecho de los ríos amazónicos, que confluyen en los departamentos de Beni y Pando, donde se hallan las mayores concentraciones de yacimientos aluvionales del oriente boliviano, la mayor parte explotadas por medio de barcazas cuyos operarios utilizan cianuro para separar el oro de la arena que extraen con dragas.

¿A QUIEN BENEFICIA?

«En el Madre de Dios hay más de 200 barcazas que están extrayendo oro, pero no sabemos dónde declaran el material ni a qué país pagan impuestos», reclamó el viceministro Coro.

«Bolivia no se beneficia casi en nada con la alta cotización del oro en el mercado internacional, debido a que una gran parte de su producción sale de contrabando, eludiendo el pago de regalías», corroboró el analista Ronald Tercero.

En las últimas décadas con el desarrollo de nuevas tecnologías, además del sistema de socavones y lavaderos a orillas de los ríos se ha desarrollado el sistema de «cielo abierto», con uso intensivo de explosivos, agentes químicos y alta tecnología, que causan grandes modificaciones del paisaje y el manejo de economías de escala, coinciden reportes académicos en referencia a los proyectos desarrollados en Oruro y Santa Cruz (yacimiento Don Mario)

La empresa minera Inti Raymi ‒con Newmont como propietaria final y fuerte crítica medioambiental por el descomunal hoyo llenado con aguas del Desaguadero‒ que explotó con altas utilidades el oro de La Joya, en Oruro,  está en periodo de cierre, junto con sus concesionarias Korichaca y Koricollo operando sólo unas reservas en Iroco, al sur de la capital orureña.

Koricollo y Don Mario los dos yacimientos más grandes del país en los últimos años se acabaron como fuente de producción legal. «Los dos se han ido extinguiendo, de hecho todavía producen muy poco para mantener su operación, pero su producción es poca, son minas agotadas», acotó

Estadísticamente, el volumen de la producción de oro está en descenso, pues según el INE, el primer trimestre de 2009 fue 1.994 kilos finos y en similar periodo del 2010 se limtó a un 21 % menos, es decir 1.571 kilos finos.

Sin embargo, grupos de cooperativistas y mineros irregulares mantienen su producción en unas tres toneladas por año, la mayor parte transada el mercado negro.

Entre otras iniciativas, el gobierno tiene la intención de convertir las reservas internacionales en oro, según la tendencia mundial. «Existe la necesidad de cambiar la reservas bancarias por el patrón oro, pues el oro mantiene su estabilidad», dijo a la prensa el ministro Pimentel.

A mayo último, las reservas nacionales de oro superaron los 1.091 millones de dólares en mayo de 2010 y crecieron 620 millones en cinco años, informó  Banco Central de Bolivia (BCB), equivalentes a 911.074 onzas troy finas y  28,3 toneladas de oro

Actualmente están invertidas en depósitos a plazo de hasta 6 meses en el Banco Mundial y en entidades financieras», aunque sectores gubernamentales creen que deben dejar de ganar intereses bajos y contribuir más bien al caudal de inversiones que necesita el país.

El presidente Evo Morales anunció que dispondrá de  mil millones de dólares de las reservas internacionales para inversiones en el sector hidrocarburos y el pago de bonificaciones sociales y pensiones.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.