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El Pacto del Palacio Quemado

Fuentes: Rebelión

Introducción Antes de encontrar explicaciones (si es que son posibles), sobre el Pacto del Palacio Quemado («Pacto Constitucional Congresal») señalo que constituye un hecho insólito, en el nuevo escenario democrático que el pueblo boliviano, comenzó a construir, aún en el momento «estelar» de lo se denominó la democracia pactada. La dirigencia neoliberal, hacía todos los […]

Introducción

Antes de encontrar explicaciones (si es que son posibles), sobre el Pacto del Palacio Quemado («Pacto Constitucional Congresal») señalo que constituye un hecho insólito, en el nuevo escenario democrático que el pueblo boliviano, comenzó a construir, aún en el momento «estelar» de lo se denominó la democracia pactada.

La dirigencia neoliberal, hacía todos los «muñecos» posibles para demostrar que la democracia sin el pueblo, era la mejor alternativa y sobre todo, se empeñaba en asegurar de que el éxito económico del país, provenía en especial del proceso de Capitalización (en el vital y estratégico sector de los hidrocarburos).

La obstinada inconsecuencia de las dirigencias nacionales (que a su turno, buscan explicar lo que no se puede explicar), decían que 18% es mayor que 50% (participación en la tributación). Este hecho, ocurrió también, en el Código Davenport y la nacionalización de la Gulf Oil Company, debió corregir la ciega actitud de las dirigencias antinacionales. (Ver mi artículo La Política en Octubre).

¿Porqué sostengo que el pacto congresal es insólito? Los acontecimientos en el Congreso Nacional (junto a sus preámbulos) traen a memoria el retorno a la democracia y los vicios de la democracia pactada que hasta hoy, parece no poder superar la clase dirigencial: la tentación sistemática de olvidar los compromisos asumidos, conocidos también como ofertas electorales, desnaturalizando así la política y generando politiquería.

Otorgando legalidad a la ilegalidad

Manteniendo la línea de pensamiento, es pertinente insistir que se bastardizó el retorno democrático, lo que generó resultados de carácter catastrófico en la conducta política, alterando el genoma político nacional y por lo tanto, la conciencia de la dirigencia, que sin ningún problema, violenta los propósitos del pueblo. En este sentido, se manejan los conceptos de legitimidad y legalidad como mejor convenga a sus intereses personales y no a los permanentes intereses del pueblo.

El retorno democrático, fue violado y viciado sistemáticamente, por la falta de inteligencia política, en este sentido sólo anoto algunos : 1.- reposicionar un congreso luego de dos años (la realidad había cambiado) y dar por válidas elecciones caducas, 2.- acortamiento del mandato presidencial, 3.- permitir la reelección del Vicepresidente, 4.- proceder al proceso de capitalización violentando los preceptos constitucionales de los artículos 136 al 139 y declarar estado de sitio, para llevarlo a cabo. 5.- la permanente sordera a las demandas de descentralización administrativa que reclamaba el pueblo.

A los reclamos de participación popular, se respondió con una reforma constitucional (Gonzalo Sánchez de Losada) que sacó las normas que permitían la formación de los Gobiernos Departamentales, su elegibilidad y por tanto, establecer un régimen de descentralización administrativa (artículos 109 y 110).

Mantener los vicios del retorno a la democracia, es peligroso para la vida nacional, no sólo porque se crea y se recrea un clima de hostilidad política, sino, porque el tejido social se debilita por la falta de credibilidad en la clase dirigencial, sea política o cívica. Por otra parte, la patria como sentimiento nacional, se fragiliza, el concepto de estado nación, se gelatiniza, y el respeto interno y externo pierde capacidad y seriedad, con lo cual, aumenta el grado de injerencia externa insana, es decir aquella que se oculta o se considera no injerente, sino solidaria.

El momento presente

En torno al difícil momento político de nuestro país, alguien con relativa experiencia diría que no es nada nuevo, otro podría decir que lo que acontece era previsible, pero creo que no es muy cierto. Los bolivianos (todos o casi todos) sosteníamos (y sostenemos) que el país tenía (y tiene) su gran oportunidad, para salir de su crónica o sistemática frustración; resultado del insistente desconocimiento del otro, de la exclusión y la falta de una sincera voluntad política (colectiva) de formar un estado nacional que acepte nuestra multiculturalidad y por lo tanto, respete los derechos culturales de nuestra realidad étnica.

Creo, que se puede recuperar el horizonte, pero no en el fácil expediente de lo obvio. Creer que en el país, no ha pasado nada, sería una aberración o una evasión de responsabilidades compartidas.

Se han profundizado las confrontaciones étnicas y regionales, por la verborragia en medios de comunicación vía programas y publicidades, de los periodistas, de los opinólogos y de los actores directos (políticos, cívicos y los movimientos sociales), ocultar esta realidad, es negar nuestra frágil realidad política.

Por las razones que voy comentando anoto lo siguiente: a) el 15 de diciembre de 2005, el pueblo doblegó los contubernios de la democracia pactada, b) La lucha popular tenía el objetivo (entre otros) de transparentar la democracia (democracia radical) de ahí, la demanda por una Asamblea Constituyente y su producto natural: una nueva Constitución, emanada de un poder constituyente. (Objetivo no alcanzado), c) construir un país incluyente porque reconoce sus necesidades y sus limitaciones concretas que desafía su proceso de transformación, por la escasa capacidad de generación de excedente económico, y d) reconoce el déficit de capital y tecnologías, pero sabe de la capacidad de trabajo de su gente y de la existencia suficiente de recursos naturales.

De lo anotado precedentemente corresponde preguntar ¿fue suficiente un triunfo electoral para desmontar el aparato político construido durante los últimos 20 años? Los acontecimientos son contundentes, no. ¿Por qué? por la capacidad de reciclaje de quienes usufructuaron de la democracia pactada y no poder terminar con el modelo neoliberal.

Antecedentes de la Asamblea Constituyente

Otra practica, que no se puede erradicar, es la distorsión de la realidad y de la historia .Alguien dijo que el desconocimiento de los hechos, hace que se vuelvan a repetir los errores y en nuestro caso desorientar el proceso social. En este sentido, Raúl Prada Alcoreza en el libro Horizontes de la Asamblea Constituyente -2006-(Pág. 19) formula la pregunta ¿Cuándo comenzó el proceso constituyente? Y dice» (…) arranca con la primera guerra del agua (abril del 2000) y se desplaza hasta la segunda guerra del gas (mayo y junio del 2005)».

Pongamos cuales son los antecedentes, los hechos reales y los históricos que desembocaron en la realización de la Asamblea Constituyente: a) la primera fue en 1990, de la Coordinadora de Pueblos Étnicos de Santa Cruz (CPESC). «Marcha por el Territorio y la Dignidad» por iniciativa del pueblo Mojeño, en Trinidad, llegó a La Paz, esta marcha obtuvo, la aprobación de un Decreto Supremo que reconocía la existencia de los primeros territorios indígenas y el reconocimiento nacional e internacional de la existencia de los pueblos indígenas de las tierras bajas, b) la segunda, en 1996 fue la «Marcha por el Territorio, el Desarrollo y la Participación Política de los Pueblos Indígenas» de todos los pueblos miembros de la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) y comenzó en Samaipata (provincia Florida, Santa Cruz) con dos logros: a) Promulgación de la Ley INRA y el reconocimiento de 33 Tierras Comunitarias de Origen (TCOs). c) la tercera, año 2000, denominada «Marcha por la Tierra, el Territorio y los Recursos Naturales» organizada por CPESC, el pueblo Mojeño del Beni y otros pueblos de la amazonía, comenzó en Montero (provincia Obispo Santiestevan, Santa Cruz) logró la modificación de la Ley INRA y un Decreto que reconocía oficialmente las lenguas de los pueblos indígenas de las tierras bajas y d), mayo de 2002 la «Marcha por la Soberanía Popular, el Territorio y los Recursos Naturales» fue una larga caminata, en la que se combinaron los movimientos campesinos e indígenas con más de 50 organizaciones sociales; partió de Santa Cruz y llegó hasta La Paz. Como resultado el gobierno y los partidos políticos con representación parlamentaria, se comprometieron viabilizar la Asamblea Nacional Constituyente, (se promulgó un decreto) como mecanismo de reforma a la Constitución Política del Estado de forma parcial o total.

La política del espectáculo

La política del espectáculo no podía dejar pasar el espectáculo.

La nueva Constitución Política del Estado, no podía resultar de un esfuerzo popular, como era la asamblea reunida en Sucre, dejar pasar la ocasión era entender y comprender los errores originales en la convocatoria, era asumir con humildad los errores. Por tanto, debía reconocerse que la matemática electoral fallo para configurar las mayorías y minorías, para dar fluidez al debate parlamentario.

En relación a lo anotado precedentemente invito a realizar un cálculo que el MAS, ni logrando el 100% de los votos alcanzaba los dos tercios, señalados por la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente.

Ante este escenario político que se caldeaba como resultado de los caprichos y la falta de patriotismo de los pasillos del Palacio Quemado, de los partidos con representación parlamentaria en el congreso y por la territorialización política en las regiones por los prefectos y los movimientos cívicos y empresariales, se dejo que la espiral de violencia verbal que luego pasó a violencia física y con la innecesaria muerte de bolivianos, los cuales tristemente son contado como meras victimas de accidentes de transito. Difícil de aceptar esto ultimo, pero una verdad lacerante, para ello, basta leer, escuchar y ver a los medios de comunicación, contando los muertos como simples expresiones numéricas.

Los preámbulos al Pacto del Palacio Quemado se pueden sintetizar en : reuniones en la Vicepresidencia de la República, reuniones con Prefectos, observadores extranjeros (esto amerita un posterior análisis en próximos comentarios), cercos de movimientos sociales, vigilias, y todo un menú bastante amplio para atrapar al pueblo en un desiderátum lejos del sentimiento popular, dado que desde diciembre del 2005, el pueblo sabe qué, cómo y por quién debe votar, se acabó el voto prebendalista, y en esto hay que reconocer la pedagógica política del actual Presidente Don Evo Morales Ayma.

¿Era necesario haber creado un clima de tensión? Creo que no, con diálogo político y reposicionando la Asamblea Constituyente, se haya logrado manejar en causes de racionalidad. No pretendo decir que la tensión haya sido igual a cero, pero con valores manejables. Tampoco inquietar a nuestros vecinos y por lo tanto, evitar su acto de presencia (con ribetes de intromisión).

El tensión llego a su mayor valor, cuando se decide violar la Asamblea Constituyente, quitándole sus propios fines y objetivos: consensuar, debatir y obtener una constitución, como era el propósito primigenio, y que nunca había sucedido en nuestra patria, con elecciones de constituyentes por voluntad popular (las urnas), consensuando (recordemos las palabras del Presidente Evo Morales Ayma, en el 2006 «si no somos capaces de consensuar, en la constituyente, no somos capaces de refundar Bolivia») y por último entregar el producto del poder constituyente: la nueva Constitución y refrendado por el voto popular.

Esta sociedad del espectáculo y el mismo espectáculo político tiene varias formas para mentir o para distorsionar un mensaje en la intervención de los actores políticos, en propaganda o en la publicidad, en este sentido según Durandín se destacan tres formas: a) supresiones o hacer creer que cosas que existen no existe. b) adiciones o hacer creer en cosas que no existen. Y c) deformaciones o deformar algo que existe.

Anotemos bien que las explicaciones, sólo confirmaron el adagio, que el que se explica se complica. El Vicepresidente Álvaro García Linera, dice que el poder lo tiene el congreso Nacional y por lo tanto, se obtiene la legitimidad y la legalidad de modificar la constitución aprobada en Oruro, porque el Congreso Nacional lanzó la convocatoria a la Asamblea Constituyente, porque el Congreso Nacional amplió el plazo de funcionamiento y porque el Congreso Nacional convocará al referendo de aprobación.

Como resultado de lo anterior, se cambia las bases del derecho constitucional hasta ahora aceptado, y es que una Asamblea constituyente como lo indica su nombre es poder Constituyente y es quien, elabora y aprueba la constitución y el congreso nacional es un poder constituido que sólo puede hacer reformas parciales cuando se ha completado a plenitud el poder constituyente, cualquier otra explicación es trucha.

En este contexto se desato todo una nueva pasarela política, los medios comenzaron de vuelta con un renovado espectáculo, había quedado atrás el drama nacional, los muertos como dice el Chueco Céspedes en Sangre de Mestizos «Es cuestión de estadística» Así, aparecen (TVB) Vásquez Villamor y Guillermo (Cacho) Richter, el primero diciendo que la Constitución Política del Estado de 1967, fue aprobada por el Congreso Nacional, hay que recordar que el Proyectista de la constitución es el Dr. Ciro Félix Trigo. La Junta Militar de Gobierno, convocó a una Asamblea Constituyente, otorgando a los parlamentarios a elegirse, junto al Presidente y Vicepresidente de la República en 1966 la facultad constituyente para que, durante «los primeros sesenta días, sesionen con el único y exclusivo objeto de sancionar las necesarias reformas a la Constitución vigente y concluido dicho mandato, continúen sus funciones legislativas ordinarias», por lo que se concluye que desinformo el Parlamentario Vázquez Villamor ( recordar los que dice Durandín, en cuanto a la distorsión del mensaje).

El constituyente Richter, en ese mismo programa validó el Pacto del Palacio Quemado, señalando entre múltiples conceptos, que se había dado mayor seguridad jurídica, en este sentido dijo que se había cambiado el término de autodeterminación, por libre determinación y eso era profundo, porque permitía con el nuevo concepto que Bolivia no corra los riesgos de la desintegración, lamentable comentario. Según el artículo 55 de la carta de las Naciones Unidas es libre determinación y una lectura sencilla que no distorsionada, se colige que es lo mismo decir libre determinación o autodeterminación. En Wikipedia «El derecho de libre determinación de los pueblos o derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de igualdad (…)»

A modo de concluir

Se hace necesario desterrar la estrategia vigente (por la Oposición y elo gobierno), basada en el miedo y la división entre los bolivianos, que hace recordar los momentos del gobierno de Ovando -Torres, donde los elementos (de la entonces guerra fría),determinaban el discurso antinacional y antipopular, negando así, el futuro de la patria: unos hablaban que se venía el comunismo y que nos quitaran todo y otros, hablaban de socialismo, cuando esta es una etapa del desarrollo social que necesita previamente del desarrollo capitalista para la distribución de la riqueza.

Podría seguir con una serie de «justificaciones» que de vuelta están resintiendo al pueblo; con temas como la doble dotación de tierras artículo 395, inciso II «Se prohíbe, las dobles dotaciones», tema que resiente la economía campesina , que aporta la casi totalidad de la alimentación de todos y cada uno de los bolivianos; por lo que surge la pregunta ¿y la agricultura andina que requiere distintos pisos ecológicos, para asegurar la subsistencia primero y luego obtener excedentes, desaparece? ¿Cómo entonces potenciaremos la agricultura andina, de tanto valor en lo social, económico y geopolítico, para asegurar dominio de nuestra geografía y la soberanía alimentaria?

1.-Andrés Soliz Rada, en valioso comentario, titulado Bolivia: Constitución e Hidrocarburos, muestra las falencias conceptuales y metodológicas que incurre el Pacto del Palacio Quemado, en su nuevo proyecto constitucional, en el sector que debe generar el mayor excedente económico a corto y mediano plazo para el desarrollo nacional.

2- La constituyente Loyola Guzmán, en el programa Debate, de que se emite en TVB (televisión boliviana), el día 28 de octubre de 2008, examinó con profundo conocimiento y conciencia revolucionaria, los pormenores del proceso constituyente. En este sentido, indicó como el proceso no respetó los informes de minoría y tampoco los de mayoría. El debate debió reflejar el sentimiento constituyente del pacto social.

La analogía formulada por la constituyente Loyola Guzmán, entre la primer constitución nacional de 1826 y la aprobada por el Pacto del Palacio Quemado (Octubre 2008), tienen la similitud de ser aprobada por pocas personas; este hecho quita legitimidad a la futura constitución. Otro de los múltiples aspectos que analizó, fue el poco tiempo otorgado a la Asamblea, lo que no permitió que se haya concertado y cumplido con el propósito Constituyente: redactar, debatir, concertar y consensuar, a fin de proponer la nueva constitución en su seno.

3.- Llamo Pacto del Palacio Quemado, por el Pacto de La Rosada y el Pacto de Olivo, (Menen y Alfonsín) dado que guardan curiosa similitud con el procedimiento de la democracia sin el pueblo, y se materializó (en la República Argentina) en el «núcleo de coincidencias básicas».

En nuestro país, el conjunto de normas modificados por la vice Presidencia, las reuniones de Cochabamba, y las reuniones de los elegidos de los elegidos que posteriormente son oleada y sacramenta por el Congreso Nacional, constituyen «el núcleo de coincidencias básicas».

La aprobación de este «núcleo de coincidencias básicas» está provocando no sólo una impugnación política, por parte de los sectores sociales, sino también está motivando el más importante debate jurídico – político constitucional, dado que «un proceso interpretativo» del Congreso Nacional, determina lo indeterminable.

Concluyo este comentario, con conceptos de John Holloway:»Este comentario no tiene final. (…) Es una pregunta, una invitación a discutir»