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El paro de los pilotos y su efecto desestabilizador

Fuentes: Servicio Informativo Datos & Análisis

La deshonesta estrategia de Richard Vaca y su abogado Otto Ritter, que manipularon a los pilotos del LAB con complicidad de Oscar Olivera realizando un paro de aviones ilegal y destructivo, responde a los intereses de Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín para ocultar la verdad sobre el asesinato de la fiscal Mónica von Borries […]

La deshonesta estrategia de Richard Vaca y su abogado Otto Ritter, que manipularon a los pilotos del LAB con complicidad de Oscar Olivera realizando un paro de aviones ilegal y destructivo, responde a los intereses de Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín para ocultar la verdad sobre el asesinato de la fiscal Mónica von Borries e impedir el juicio de responsabilidades por la masacre de octubre.

El pasado lunes 6 de febrero comenzó en Santa Cruz el juicio oral contra los involucrados en el asesinato de la fiscal Mónica von Borries, crimen cometido el 27 de febrero del 2004 por la banda del mafioso italiano Marco Marino Diodato, cuyo abogado defensor, Otto Andrés Ritter Méndez, es hoy también patrocinante de los pilotos del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) quienes, encabezados por el activista cruceño del MNR Richard Vaca, provocaron una crisis que hirió de muerte a la empresa aérea cochabambina y llegó a desestabilizar al gobierno de Evo Morales.

Según una investigación publicada por el periodista Víctor Orduna del semanario Pulso en su edición del 6 de marzo del 2004, existen indicios contundentes que ligan a Diodato con el grupo empresarial de Andrés Petricevic y Jorge Valdez, jerarcas del MNR que estaban siendo investigados por von Borries en un caso de fragmentación ilegal de tierras agrícolas. Diodato, Petricevic y Valdez mantenían negocios mediante el Banco de la Unión. «El caso Petricevic-Valdez fue denunciado por el delegado presidencial Gustavo Pedraza el 27 de enero, es decir cuatro días antes de la fuga de Marco Marino Diodato», informaba Orduna. Y un mes después de fugarse de Palmasola, Diodato activó mediante un teléfono celular la bomba que hizo estallar el vehículo de la fiscal que investigaba el caso.

La defensa de Diodato en el juicio oral iniciado el pasado lunes pretende desviar las responsabilidades de Petricevic y Valdez en la muerte de la fiscal von Borries descargando toda culpa sobre el ciudadano español Javier Villanueva de Martino, elegido por los mafiosos como «chivo expiatorio» para encubrir las verdaderas causas de aquel asesinato tramado por Diodato y sus socios latifundistas del MNR.

Otto Ritter no sólo es el estratega mayor en la defensa del asesino italiano, sino también su socio en varios negocios, a margen de que el actual abogado de los pilotos del LAB fue candidato a Alcalde de Santa Cruz por la fascista Falange Socialista Boliviana (FSB), en una campaña electoral financiada abiertamente por Diodato en 1999. En marzo del 2001, cuando Diodato fue favorecido con una sentencia de libertad condicional, Ritter brindó públicamente por ese «acto de justicia» durante una bochornosa sesión del Concejo Municipal de Santa Cruz.

Junto con el también abogado Jorge Flores Reuss, «palo blanco» de Diodato, Otto Ritter estuvo involucrado en la quiebra del Banco de Inversiones S.A. (BIDESA), apoyando al banquero Jorge Córdova y a otros empresarios cruceños de ese grupo que luego fundaron la empresa Aerosur, la competidora del LAB que batió palmas durante los recientes días del paro de pilotos.

Desestabilizando a Evo

Los pilotos del LAB, afectados indudablemente por el desastre con que la compañía brasileña VASP había dejado a esta empresa en el expoliador proceso de «capitalización» impuesto por Sánchez de Lozada, fueron hábilmente manipulados por Otto Ritter y Richard Vaca en el intento de destruir a esta empresa creada hace 80 años por familias cochabambinas como los Asbún, para favorecer a Aerosur y su potencial aliada Lan Chile.

Ritter y Vaca deberán pagar a Bolivia por el daño inferido contra la economía nacional, al haber promovido una huelga criminal que detuvo en tierra las naves del LAB durante más de una semana. Esgrimiendo ostensibles falsedades o verdades maléficamente tergiversadas, Ritter y Vaca han pretendido comprometer al gobierno de Evo Morales en acciones de facto que no tendrían otro efecto que condenar al LAB a su inminente liquidación, tal cual se planteó con en el absurdo plan de expropiar el capital accionario del Presidente de esta empresa, el boliviano Ernesto Asbún, para que los pilotos administren el LAB «a nombre del pueblo, tal como se hizo con el ingenio azucarero de Guabirá», según una demagógica declaración de Richard Vaca.

Pero esa estrategia típicamente mafiosa no sólo apunta a liquidar al LAB para favorecer a Aerosur y Lan Chile, o a convulsionar al país para tender una cortina de humo en el juicio contra Diodato y sus cómplices del MNR. También buscó desde un principio desestabilizar la democracia e incluso impedir las elecciones del pasado 18 de diciembre, cuando se produjo un primer amago de huelga de pilotos. En esto tiene que mucho que ver el MNR, mediante sus militantes como Richard Vaca, en el afán de impedir la consumación del juicio de responsabilidades contra Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín por los crímenes del 2003.

La acusación lanzada por Ritter contra Asbún, en sentido de que el principal accionista del LAB habría creado su propia empresa, Lan Bolivia, es una calumnia colosal. La verdad es que el Directorio del LAB, ante la posible llegada de Lan Chile a Bolivia mediante una alianza con Aerosur, hizo el registro del nombre «Lan Bolivia» para impedir que los chilenos detenten ese nombre en nuestro país tal cual lo hicieron con la compra de Aeroperú, en el vecino país, donde Lan Chile opera como Lan Perú. Estando la razón social de Lan Bolivia bajo propiedad intelectual del LAB, los chilenos deberán usar otro nombre una vez cerrados sus tratos con Aerosur.

Lo llamativo de estas manipulaciones ejercitadas por Ritter y Vaca es que lograron «criminalizar» a Asbún mediante una querella presentada ante la Fiscalía General de la República. A partir de ello, en esta lógica torcida, será más importante encarcelar a Asbún, quien hizo todo por mantener viva a una empresa moribunda, que enjuiciar a Sánchez de Lozada, quien nos dejó con el veneno en las venas. La desestabilización que esto supone en contra del gobierno de Evo Morales, no es problema para Ritter y Vaca.

Complicidad de Olivera

Expulsado del sindicato fabril Manaco, carente de apoyo real y sólo sostenido por quienes reciben sus estipendios en base al financiamiento internacional con que se llenó los bolsillos tras apropiarse de la vanguardia de la guerra del agua, protagonizada por los cochabambinos en abril del 2001, Oscar Olivera intentó convertir la crisis del LAB para trepar nuevamente sobre la cresta de la ola.

En acto de franca conspiración contra el gobierno de Evo Morales y apoyado por los cándidos jerarcas del Arzobispado de Cochabamba, Olivera intentó comprometer al vicepresidente Alvaro García Linera en una estrategia de sucesión constitucional, ahondando la crisis del LAB, frente a lo cual el Presidente Indígena mantuvo una sabia prudencia. Olivera odia a Evo Morales porque no lo nombró Ministro de Aguas.

Lo curioso de este hecho es que el vocero gubernamental Alex Contreras y su subalterno Grover Cardozo, desde la estatal Agencia Boliviana de Informaciones (ABI), siguieron el juego de Olivera para mostrar a Asbún como un delincuente, en una irresponsable y sórdida trama de desestabilización económica y política del país.