El Departamento de Defensa de EEUU ha constituido un grupo de trabajo de 120 personas para hacer frente a las consecuencias de la nueva filtración, que revisarán las bases de datos sobre Iraq en el Pentágono y determinarán cuál podría ser el impacto de la publicación, según ha informado hoy el portavoz militar de la […]
El Departamento de Defensa de EEUU ha constituido un grupo de trabajo de 120 personas para hacer frente a las consecuencias de la nueva filtración, que revisarán las bases de datos sobre Iraq en el Pentágono y determinarán cuál podría ser el impacto de la publicación, según ha informado hoy el portavoz militar de la institución, el coronel David Lapan.
«Hay cosas que podrían estar incluidas en los documentos y que podrían ser perjudiciales para las operaciones, para las fuentes y para los métodos», ha señalado.
El Pentágono teme que los documentos contengan información sobre los ataques a la coalición, las fuerzas de seguridad iraquíes, civiles y la infraestructura del país, ha señalado el coronel, a la vez que ha dicho que desconocen cuántos documentos serán filtrados.
Los informes proceden de una base de datos situada en Iraq que contenía «informes elaborados por las unidades sobre el terreno, informes tácticos y cosas de ese tipo», conocidos como «Significant Activities» o SIGACTs, en jerga militar.
El portavoz del Pentágono ha instado a Wikileaks a que devuelva los documentos a «su propietario legítimo».
«No creemos que Wikileaks u otras personas tengan la experiencia necesaria. No basta con quitar los nombres, que podrían poner en peligro la seguridad de los soldados o empleados del ejército de EEUU. Hay otras cosas en documentos que no son nombres y que también están expuestas a riesgos», ha declarado.
De hacerse realidad, la filtración sería mucho mayor que la que protagonizó la citada organización a finales de julio, cuando publicó 92.000 informes secretos sobre Afganistán.
Los medios estadounidenses especulan con que la filtración podría producirse a partir de mañana.
rCR