Felipe Calderón lleva tres años en la presidencia de la República. ¿Cuál es el balance que se puede hacer de su estancia en el cargo? Antes que nada es necesario acudir a la memoria y recordar la forma en que asumió el poder. No se puede olvidar que, a pesar de algunos escépticos o cómplices, […]
Felipe Calderón lleva tres años en la presidencia de la República. ¿Cuál es el balance que se puede hacer de su estancia en el cargo?
Antes que nada es necesario acudir a la memoria y recordar la forma en que asumió el poder. No se puede olvidar que, a pesar de algunos escépticos o cómplices, llegó a la presidencia de la República por medio de un fraude, el cual no fue exclusivo del resultado de los votos emitidos en las urnas, sino que se fue tejiendo poco a poco a lo largo de la campaña electoral y aún antes con una guerra de medios sucia y tramposa.
Entonces tenemos como primer elemento de este esbozo de balance que la presidencia de Calderón fue producto de un fraude electoral hecho a todos los habitantes de la nación y queriendo engañar a los habitantes y gobiernos del mundo entero. Esto definitivamente es un mal comienzo, ya que en la opinión pública nacional los que no creyeron que esa elección fue fraudulenta, al menos si se quedaron con una sensación de duda, lo que le quita legitimidad como primer mandatario.
Pero, una vez en el cargo, ¿qué es lo que ha hecho con el país? Acerquémonos un poco a los resultados obtenidos hasta el momento y comparémoslos con sus promesas de campaña y con su discurso cotidiano.
En el tema de la economía lo que podemos observar es que, a nivel general, ésta se encuentra en un completo desastre. Las finanzas públicas están por los suelos. El PIB tuvo una caída vertiginosa de la cual no hay visos de su recuperación. Se estima que cayó hasta un -7.5% lo cual ya es de gravedad para cualquier economía del mundo, incluidas las economías más sanas, lo cual no es nuestro caso.
El gobierno federal, por su parte, se defiende argumentando que esa caída, y su consecuente crisis, se debió casi en su totalidad al colapso económico que sufrió la economía de los Estados Unidos y a los problemas económicos a los que arrastró a la mayoría de los países del mundo.
Si bien es cierto que nuestro país está estrechamente vinculado a la economía de EEUU y que cualquier problema que éste tenga repercutirá de manera sensible en nuestras finanzas, la verdad es que los encargados de afrontar los conflictos económicos que se avecinaban no actuaron con la rapidez ni la eficiencia con que debieron hacerlo tal y como es el caso de otros países del mundo como Brasil, China, India y Uruguay, entre otros, cuyos gobiernos tomaron medidas acertadas para formar un blindaje y no permitir daños, o al menos no tan graves en sus economías. Aquí es necesario señalar que el gobierno federal no hizo lo propio, lo cual lesionó a nuestro país. Por otro lado recordemos que incluso antes de que se declarara la crisis en el país del norte, nuestras finanzas no eran de lo mejor.
Lo anterior nos da cuenta de que el proyecto económico de Calderón, si es que lo hay, no ha contribuido a superar la larga crisis económica en la que está sumido el país desde hace ya mucho tiempo. Los indicadores económicos nos dejan ver que no sólo no ha habido aunque sea una pequeña mejoría en estos tres años de gobierno, sino que no se vislumbra a corto, medio, ni largo plazo que eso vaya a suceder. Del mismo modo se vislumbra que ni siquiera existe la intención, por parte del equipo de Felipe Calderón, de hacer que esta situación dé un severo cambio de rumbo y encauce por otros caminos la economía del país. No vemos un interés real en el grupo en el poder para mejorar la situación de las finanzas, lo cual traería consigo la posibilidad de tener un mayor ingreso en la arcas de la nación y con ellos poder dar un giro en el aspecto del desarrollo social, el cual se encuentra postrado en muchos aspectos tales como son el desempleo, la pobreza, la falta de inversión en el mercado interno, la industria, el campo, la educación, la vivienda, la salud, seguridad y un sinfín de temas que se tienen prácticamente abandonados y sin posibilidad de desarrollo, en buena medida por falta de recursos y en otra buena porción por falta de interés real en que ello suceda. El grupo en el poder tiene sus prioridades, intereses, compromisos y deudas que debe cumplir y pagar, dejando en un segundo o tercer plano el desarrollo del país. Más adelante tocaremos algunos aspectos del desarrollo social mencionado arriba.
II
En el artículo anterior afirmamos que en los tres años de la presidencia de Calderón la economía se encuentra en un estado deplorable, y que eso se vio agravado con la crisis de EEUU, pero solo agravado, lo cual no quiere decir que haya sido la causa principal tal y como nos quieren hacer creer los voceros del gobierno y el propio presidente.
Esta situación de crisis generalizada en la economía nos lleva a plantear que sin una acumulación de recursos no es posible desarrollar otras áreas prioritarias del funcionamiento de la sociedad tales como el trabajo, la vivienda, alimentación, educación y cultura entre otras.
Durante la administración calderonista se han desatado algunos índices que llaman la atención de manera especial. Tal es el caso del que afirma que la pobreza en el país aumentó hasta llegar al 80% de la población, lo cual nos dice que prácticamente algo más de 80 millones de personas en México son pobres, tomando en cuenta que la población nacional se calcula en 115 millones aproximadamente. El caso es que con un 80% de pobres en el país, y lo que es aun más alarmante, sin planes ni perspectivas de desarrollo a futuro estamos frente a un fracaso total y rotundo de la actual administración federal panista.
En el aspecto del trabajo, tenemos una precarización de éste en todos sus aspectos. La flexibilidad, la superexplotación, la subcontratación, las violaciones permanentes de los covenios colectivos y la tendencia a desaparecer la contratación colectiva y dar prioridad a la individual con todo lo que ello implica, son elementos cotidianos dentro del mundo laboral. Sumado a esto está la actitud cómplice de las autoridades federales en materia de trabajo, que hacen todo lo posible por aplicar los elementos necesarios orientados a borrar todo derecho de los trabajadores y dar así las ventajas necesarias para el desarrollo de la burguesía del país representada por las diferentes cámaras patronales y por el gobierno derechista de Calderón y así permitir el predominio del capital sobre la clase trabajadora de México.
En relación con la generación de empleos, que tanto prometió Calderón en su campaña presidencial, los resultados han sido contrarios a lo esperado. Las cifras avanzan en sentido opuesto. La pérdida de empleos se suma a la creciente población en edad de trabajar y que no encuentra trabajo, la cual cada año aumenta y hace crecer el índice de desempleo.
Bajo estas condiciones, miles de jóvenes que egresan de los niveles superior, medio superior, así como de la educación técnica en el bachillerato, o de la secundaria y primaria, ven frustradas sus expectativas de ingresar al mundo laboral con un trabajo digno y creativo, y aquellos que ingresan son contratados en situaciones precarias, con sueldos bajos, horarios y cargas de trabajo excesivas que les impiden continuar con su desarrollo académico-profesional. De esta manera las expectativas de crecimiento de la nación se limitan aún más, al no poder emplear de manera formal al potencial, talento, conocimiento, entusiasmo y capacidad de sus jóvenes.
La falta de creación de trabajos y el desempleo ya existente hacen que el ingreso de las familias se vea mermado y su distribución se reduzca en cada miembro de la familia originando condiciones de vida más precarias y haciendo aumentar rápidamente el índice de pobreza de la población y también haciendo crecer la pobreza extrema, la miseria y el hambre.
La crisis económica en el país golpea a todas las demás áreas del desarrollo social. Los aspectos relacionados con la alimentación, salud, vivienda, educación y cultura, rubros fundamentales para la medición de las condiciones de vida y bienestar de la población, han sentido de manera especial los efectos del estancamiento y la caída de la producción.
A tres años de la administración calderonista, esta situación de caos en la economía del país está lejos de sus promesas de campaña electoral, así como de los discursos que su «…camarilla gris, ineficaz y servil» (como los llama Julio Hernández López en su columna Astillero del periódico La Jornada del 23 de Octubre del 2009) nos recita de manera cotidiana.
Para cerrar con broche de oro, este año se anuncian aumentos en el precio de la gasolina y el diesel, así como un aumento de 20% en café, azúcar y refrescos, mientras que el aumento salarial fue de apenas del 2,6 al salario mínimo.
Frente a este panorama de fin de año y la falta de expectativas no sólo para el 2010, sino para los tres años restantes del gobierno del calderonato, es preocupante la creciente descomposición de los diversos aspectos sociales que repercuten directamente en el ánimo de la gente y de la nación en su conjunto. Es urgente un cambio de rumbo en las políticas de desarrollo social, el cual al parecer no está en la agenda del gobierno federal. ¿Acaso estarán esperando que brotes de rebelión, fuertes protestas a nivel nacional y levantamientos de diversa índole les indiquen que llegó la hora de corregir el rumbo?
III
El gobierno de Felipe Calderón ha llevado la economía del país a una situación calamitosa, lo cual aumenta el riesgo de posibles estallidos sociales que pueden salirse del control estatal y desencadenar movilizaciones de gran envergadura.
Los sectores fundamentales del desarrollo social se han visto afectados por el estancamiento de la economía, por lo que vemos que las áreas del empleo, vivienda, salud, educación entre otras, no sólo no han podido desarrollarse, sino que han sufrido retrocesos significativos, además de que en algunos de ellos se han manifestado señales que son de llamar la atención.
Hemos visto a lo largo de estos tres años de gobierno panista, que la tendencia a privatizar áreas estratégicas de la economía continúa, e incluso han intentado ir más lejos que el gobierno predecesor de Vicente Fox, también de extracción panista.
Al analizar los tres años del gobierno calderonista hemos podido observar un fenómeno interesante, a causa del cual se han precipitado a tomar decisiones que habían venido guardando o mostrando con mucha cautela. Al parecer el hecho de haber perdido la mayoría en el Congreso de la Unión frente al PRI en las elecciones intermedias y haber quedado subordinados a éste en la toma de las decisiones de mayor importancia para el país, por un lado, y por el otro los catastróficos resultados en prácticamente todas las áreas del gobierno federal, con especial mención de la lucha contra el narcotráfico y la seguridad de la población, los miembros del gobierno federal se han lanzado de manera burda y precipitada a conseguir lo que tenían planeado y aún no han logrado obtener.
Tal es el caso del decreto de extinción de la compañía Luz y Fuerza del Centro la cual ya sin el sindicato de electricistas (SME) y sin trabas de ninguna índole representa un enorme negocio (recordemos el servicio de fibra óptica que de ahí se deriva) para algunas manos empresariales estrechamente vinculadas al gobierno, que seguramente le están cobrando los favores prestados para lograr el espurio ascenso de Calderón a la presidencia. La manera burda en que han procedido, violando en diversas ocasiones la legislación vigente en materia laboral y con ello la Constitución, dan cuenta de cierto grado de desesperación, por no haber cumplido aún con lo pactado con los sectores de la burguesía nacional y extranjera que ahora exigen resultados. De esta manera veremos en los tres años que restan, un gobierno acrecentado en sus acciones de privatización (en especial la de PEMEX que vienen intentando desde el inicio del sexenio), saqueo, represión y divulgación de su ideología de derecha.
En el punto de la derechización es importante señalar el giro que se está dando hacia ese tema en algunas áreas de la política nacional. Hemos sido testigos en el presente año del concubinato entre el PAN y el PRI en el tema del la ley antiaborto la cual ya cuenta, hasta la fecha, con 18 congresos estatales que han echado para atrás la ley que permitía el aborto en sus entidades. Es importante destacar la activa participación del priísmo en la promoción y aceptación de esta iniciativa conservadora que es a todas luces retrógrada y antidemocrática. Por otro, en esta campaña de derechización, está la oposición a los libros de texto para educación primaria y secundaria que avala año con año la Secretaría de Educación Pública (SEP) y que molesta en extremo a los sectores ultraderechistas de la sociedad mexicana.
El caso extremo fue la quema del libro de Biología de 1º grado de Secundaria en la ciudad de León, Guanajuato, en la que tuvo una importante participación la regidora panista de dicha ciudad entre otras dirigentes de grupos derechistas cercanos al PAN. Asimismo hemos visto un aumento de la ideología conservadora en programas de televisión abierta que ponen especial énfasis en contenidos de carácter religioso en donde los milagros de santos y vírgenes son el punto central en la solución de los problemas de los protagonistas. Evidentemente los medios televisivos aprovechan la difícil situación por la que atraviesa la población y dirige sus mensajes de corte religioso-conservador en una lucha ideológica en la que el Estado de derecha no hace nada por regular.
Un acontecimiento más reciente es la aprobación de matrimonios entre personas del mismo sexo, así como la posibilidad de la adopción por parte de estas parejas, aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, frente a lo que ni tarde, ni perezosos los guardianes de la moral y las buenas costumbres, encabezados por los diputados panistas y la representación de la iglesia católica nacional, se soltaron el pelo y desenvainaron la espada para cortar de tajo semejante felonía a la decencia y a la familia monógama conformada por hombre y mujer (en ese orden) que es la piedra angular del catolicismo en México, el Vaticano y el mundo. Y quien lo dude que vea al próximo candidato del PRI a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, quien ya fue a pasar lista con el Papa para recibir la bendición de sus próximos enlaces: el conyugal con su señora novia, y el político, con el hoy cabizbajo partido en el poder.
De esta manera observamos una ofensiva en el terreno de la difusión de las ideas, en la que una derecha torpe, boba y sosa quiere convencer a la sociedad mexicana que el mejor camino es el de la abnegación y el conformismo y que a nadie se le ocurra celebrar los 200 años de la guerra de Independencia y los 100 de la Revolución Mexicana de manera violenta; no, nada de eso… solo festejos pacíficos y sin visos del contenido rebelde que ha marcado la historia de nuestro pueblo.
Vemos pues que se está formando una amalgama de grupos derechistas que quieren transmitir el poder en el 2012 sin mayores problemas al hoy resurgente PRI, para lo cual los acuerdos bajo el agua están a la orden del día. Todo ello, claro, apoyado al 100% por los poderes fácticos concentrados en el duopolio televisivo y sus reproductoras de la radio, aliados incondicionales de la derecha en México, EEUU y buen parte de América Latina. Así van las cosas a tres años del calderonato.
IV
El balance hecho al gobierno de Calderón en sus primeros tres años es, hasta el momento, negativo. No se ha cumplido con las expectativas de desarrollo que se esperan de cualquier administración gubernamental en cualquier parte del mundo y tampoco se vislumbra en el futuro que ello vaya a ocurrir, por el contrario la situación de la economía es cada día peor.
En el terreno político se refleja la situación general que priva en el país, en especial en la economía y en las áreas estratégicas de desarrollo social. Como ya señalamos al inicio de los tres artículos anteriores, Felipe Calderón entró literalmente por la puerta de atrás reafirmando así lo que fue su elección a la presidencia de la República, un robo, un fraude, un engaño.
Con un inicio tan lleno de dudas, cuestionamientos y sobre todo ilegitimidad, se antojaba desde un principio que el sexenio de Calderón estaría plagado de dificultades y tropiezos… y así ha sido. Con la intención de obtener algo de legitimidad se lanzó inmediatamente después de asumir el cargo a una lucha fraticida en contra del crimen organizado y en especial del narcotráfico. Anunció a bombo y platillo una lucha sin tregua ni cuartel en contra de estas organizaciones y logró llamar la atención de la opinión pública nacional e internacional.
Sin embargo, a lo largo de su cruzada las cosas se le fueron complicando y más aún, saliendo de control. Repitiendo errores de experiencias en otros países, implementó una estrategia que ha demostrado su ineficacia y su enorme gasto de recursos públicos, así como la asonada de violencia que hasta la fecha, en nuestro país, lleva la cantidad aproximada de quince mil muertos relacionados con esta lucha. Expertos en el tema aseveran que no se están llevando a cabo las medidas correctas y lo peor del caso es que los resultados dan la sensación de que el gobierno ha fracasado, y que el problema ya se le salió de control. Por otro lado Calderón ha cedido terreno frente al gobierno de Washington en esta lucha, al permitir que poco a poco se vaya entrometiendo en asuntos nacionales bajo el pretexto de la lucha antinarcóticos.
En relación con el quehacer político y su relación con los partidos políticos del país y el mundo electoral, su desempeño no ha tenido la contundencia esperada, sobre todo en de un gobierno que inició con el pie izquierdo. Se ha caracterizado por ser soberbio, prepotente, intolerante, ignorante y represor. Los encargados de llevar a cabo las relaciones con las diferentes fuerzas políticas no han sabido tender puentes, impulsar diálogos y ya no se diga alcanzar acuerdos mínimos para buscar soluciones a los problemas que más aquejan a la nación.
Después de las elecciones intermedias en las que el PAN perdió frente al PRI la mayoría en las cámaras de diputados y senadores, así como gobernaturas y municipios que eran de extracción panista, Calderón cambió su discurso llamando al diálogo y la concertación para, ahora si, «trabajar unidos» en un intento desesperado por lograr acuerdos y dar cauce a los planes que en materia de legislación tienen pendientes. Sin embargo, lo que observamos es a un presidente de capa caída, subordinado a otra fuerza política y que no tiene un gabinete con la capacidad de elaborar iniciativas con las que pudiera sentarse a dialogar con los diferentes sectores de la política nacional y tratar de alcanzar algunos acuerdos de la mayor importancia para el país.
A tres años de su gobierno, Calderón se ve derrotado y sin ánimo de dar batalla. Da la impresión de que el PRI ya tomó el control de la vida nacional y que las negociaciones para la sucesión presidencial de 2012 es lo que está en primer lugar en la mesa de negociaciones. Al gobierno federal no le queda más que allanar el camino para el ascenso a la presidencia de Enrique Peña Nieto, actual gobernador priísta del Estado de México, y para ello tendrán que hacer el trabajo sucio en lo que resta del sexenio, tal y como ya vimos con el caso de la extinción de LFC y el golpe que intenta desmantelar al SME, uno de los sindicatos más combativos y solidarios con las diversas luchas populares en la historia del país. En lo referente a su relación con los movimientos populares y las diferentes demandas que se plantean, su respuesta ha sido la prepotencia, la negativa y la represión. Esta actitud ha llevado a grandes sectores de la sociedad mexicana y a la mayoría de los movimientos sociales a desconfiar cada vez más del gobierno federal y a no creer ya en los discursos grises y ramplones que día con día nos recetan los medios aliados y cómplices de la clase en el poder, que a tres años de gobernar han demostrado su ineficiencia, ineptitud e incapacidad.