Que el Poder Judicial haya puesto en evidencia su dependencia política del neoliberalismo y los neoliberales, era algo predecible y lo hicieron, y lo hicieron tosca, grosera, burda y estúpidamente… Nadie puede dudar que el Poder Judicial esta copado por neoliberales, que es el lugar donde la derecha ha puesto a sus «fichas» mediante mecanismos, […]
Que el Poder Judicial haya puesto en evidencia su dependencia política del neoliberalismo y los neoliberales, era algo predecible y lo hicieron, y lo hicieron tosca, grosera, burda y estúpidamente…
Nadie puede dudar que el Poder Judicial esta copado por neoliberales, que es el lugar donde la derecha ha puesto a sus «fichas» mediante mecanismos, disfrazados de meritocracia, y ahí fueron José Luis Baptista y Ángel Irusta Pérez quienes jugaron un papel deplorable. Estos Jueces fueron quienes trataron de evitar el Juicio Ordinario a Leopoldo Fernández, el «Carnicero de El Porvenir», privilegiándolo con un juicio de Corte, en Sucre, sin lugar de detención definido y sin conocimiento de las víctimas.
Dicho de otra forma, estos jueces de la Corte Suprema de Justicia, incurrieron en un «supremo» delito de prevaricato, estampando sus firmas en un «Auto de la Vergüenza», diciéndole al país que en «El Porvenir» no pasó nada, que sus negocios particulares y vituperables están por encima de la verdad… que es posible vulnerar el Código Procesal Penal y la Constitución para proteger al «carnicero de El Porvenir», que es posible olvidar que Bolivia es signataria de Convenios Internacionales que sancionan el Genocidio y lo que ocurrió en el Porvenir fue un verdadero genocidio en al menos en tres de sus formas: Matanza de miembros del grupo; Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial. [Art. II Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio -1948-].
Estos jueces prevaricadores, son los verdaderos culpables de la impunidad neoliberal, son quienes han convertido la justicia en un mercado de sentencias, se vende al mejor postor… o a quienes cobran sus facturas políticas.
Conseguir verdadera justicia, pasa por derrumbar sus falsedades históricas, pasa por denunciar a las familias políticas que se sienten propietarias de ese poder del Estado, un poder que no ha sido tocado por el proceso de cambio, y que en consecuencia actúa con todo libertinaje para encubrir delitos de lesa humanidad…
El juicio del pueblo, sobre este Poder corrupcial, esta en ciernes, han sido los mismos jueces quienes han puesto en evidencia su genuflexión ante el neoliberalismo, ante sus patrones hacendados, y políticos neoliberales… han dado evidencia plena que la justicia es un valor que no les interesa para nada, que no les interesa generar paz social, que no les interesa que sean los pobres las víctimas de un sistema judicial mercantilizado, que no les importa la muerte perpetrada con alevosía, con premeditación paramilitar, con asesinos a sueldo, con señores de la muerte…
Querer una patria liberada pasa por, suspender a todo el Poder Judicial, derrumbar sus cimientos, todos ellos coloniales… todos ellos neoliberales.
Ya guardaron un silencio bastante parecido a la estupidez el 24 de mayo del 2008, cuando en Sucre, sede del Poder Corrupcial, se desnudo y flageló a indígenas y campesinos, donde cadáveres coloniales hicieron algo que avergonzará al país entero por los siglos que vienen…
Guardaron un silencio bastante parecido a la estupidez cuando en Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni se asaltaban instituciones estatales… como si fueran propiedad hacendataria de Rubén Costas, Branco Marinkovic, Leopoldo Fernández, Mario Cossio y Ernesto Suárez
Guardaron un silencio bastante parecido al de la estupidez, con un imperio que no quiere países democráticos, sino países humillados.
Guardaron un silencio mayor al de la estupidez…