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El PRD deja el «Pacto por México»

Fuentes: Editorial de La Jornada

La bancada perredista en la Cámara de Diputados denunció que los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) se preparan para dar un albazo este fin de semana con el fin de aprobar la reforma política y entrar a un proceso acelerado de votación de cambios en materia energética. En conferencia de prensa-mitin en […]

La bancada perredista en la Cámara de Diputados denunció que los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) se preparan para dar un albazo este fin de semana con el fin de aprobar la reforma política y entrar a un proceso acelerado de votación de cambios en materia energética.

En conferencia de prensa-mitin en las escalinatas principales de la Cámara de Diputados, el coordinador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Silvano Aureoles Conejo, denunció que PRI y PAN tienen prisa por privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), ya que el blanquiazul aceptó una reforma política mutilada, rabona, mocha, que nada tiene que ver con lo que se propuso, como los derechos ciudadanos y la limitación a un nuevo órgano electoral para que no esté sujeto a los caciques y los gobernadores en los estados.

Los coordinadores priísta, Manlio Fabio Beltrones, y panista, Luis Alberto Villarreal, confirmaron que están listos para aprobar la minuta del Senado con la reforma política prácticamente sin cambios, cuando sea recibida en San Lázaro.

Estoy enterado de los esfuerzos de una negociación correcta en materia política y electoral. Hay un avance tan importante que podría ser esta misma semana que el Senado la vote, anticipó Beltrones.

Sin embargo, confirmó su rechazo a que la relección de diputados y senadores se efectúe en la siguiente legislatura, porque en ese caso el Congreso estaría legislando para sí mismo y habría conflicto de intereses.

Luego de que el sol azteca anunció su retiro del Pacto por México, Villarreal consideró que se trata de una chicanada legislativa del PRD. Se vale disentir, pero también discutir y hay que saber ganar y perder en democracia.

Aunque el lunes Villarreal consideró irrelevante que el perredismo permaneciera o no en el pacto, ayer afirmó que el Congreso no puede ceder a chantajes o caprichos de quienes no tienen argumentos.

Se le preguntó si el pacto continuará vigente sin el PRD. Sostuvo: no los podemos traer de las orejas a que voten una posición igual a nosotros.

El diputado Roberto López Suárez (PRD) explicó que el retiro de su partido del pacto se da en congruencia. Lo que quieren PRI y PAN es una abierta entrega del petróleo, decisión que no acompañamos y no podemos avalar porque se trata de defender a Pemex en el presente, pero la estabilidad y viabilidad del país en el futuro.

Aureoles señaló que Acción Nacional entró en una ruta de desesperación para que el tricolor apruebe su reforma energética, y ya flexibilizó su postura. Para decirlo de manera decente, el PAN francamente reculó, frase que generó risas entre los diputados de su bancada que lo acompañaron.

Por primera vez el PRD convocó a una conferencia de prensa en el acceso principal de la cámara, donde desplegó una manta que decía: El petróleo es de todos #ModernizarSinPRIvatizar.

Aureoles dijo que su bancada recurrirá a cualquier método de protesta para defender el petróleo.

«Desde ahora les advertimos que no nos arrinconen, que no nos orillen, que vamos a hacer cualquier cosa.»

Pacto por México: inconsecuencias

Editorial

El presidente nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, anunció ayer que ese instituto se retira del Pacto por México porque no está conforme con la reforma política que buscan el gobierno peñista y el Partido Acción Nacional (PAN) ni con el albazo con el que se pretende aprobar la privatización de la industria petrolera. A decir de Zambrano, la negociación para el segundo de esos propósitos se lleva a cabo fuera del Senado. La decisión perredista fue de imediato replicada por el presidente Enrique Peña Nieto, quien desde Ojinaga, Chihuahua, dijo que si bien las voces minoritarias merecen ser escuchadas, en el seno del Pacto por México no necesariamente debiéramos encontrar siempre unanimidad, pero sí el consenso suficiente, el respaldo mayoritario a aquello que debemos cambiar y en lo que coincidimos.

Por principio de cuentas, llama la atención que, una vez aprobadas la mayoría de las nocivas reformas propugnadas por la actual administración federal, la dirigencia perredista se llame sorprendida por un mecanismo de negociación que ella misma aprobó y en el que ha participado en la medida en que ha obtenido beneficios de él; es significativo, además, el súbito descontento de Zambrano con los contenidos de esa agenda de reformas, la cual era conocida desde un principio. Resulta, asimismo, paradójico que se extrañe ante los procedimientos de negociación cupulares y opacos que caracterizan al Pacto por México. Cabe recordar que ese cónclave, anómalo en términos institucionales, fue concebido y firmado a contrapelo del espíritu republicano justamente para escamotear al Senado de la República y a la Cámara de Diputados las negociaciones que habrían debido realizarse en los cuerpos legislativos, para imponer la profundización del programa neoliberal del grupo gobernante en un contexto de representatividad precaria y cuestionada, y para dar cierta legitimidad democrática al actual gobierno, afectado desde su surgimiento por las irregularidades de la elección presidencial del año pasado y por el desprestigio histórico del priísmo.

Todo ello era conocido por la dirigencia perredista, la cual, sin embargo, aceptó jugar en ese terreno y con esas reglas. El que ahora decida retirarse parece, más que consecuencia de un genuino desacuerdo con los métodos y contenidos del Pacto por México, producto de un cálculo político orientado a restañar, en la medida de lo posible, el grave daño que la participación en tal instancia negociadora le ha causado a la imagen del partido; da la impresión, en concreto, de que Zambrano y sus correligionarios han caído en la cuenta de que si el PRD sigue en ese pacto en el momento en que el PRI y el PAN aprueben la privatización de la industria petrolera, ello podría resultarle desastroso en términos electorales.

La respuesta de Peña Nieto no fue más afortunada que la resolución perredista: si de formar mayorías se trata, éstas deberían conformarse de cara a la sociedad, en las instancias legislativas correspondientes, y como resultado de una negociación transparente, y no como producto de intercambios de trastienda, que es como se han conseguido, hasta ahora, los votos necesarios para la aprobación de las reformas peñistas.

En suma, los movimientos políticos de ayer confirman que el Pacto por México ha sido, en realidad, un pacto por el beneficio de los partidos que lo firmaron y por la legitimidad del actual gobierno. Esa manera de suplantar el genuino trabajo legislativo en interés de los electores por actos y aparatos de simulación explica, en buena medida, la sima de desprestigio en que se encuentran las instituciones y la clase política y la creciente ingobernabilidad en el país.

Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2013/11/29/