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El prefecto Reyes Villa no se avergüenza por ser un títere del separatista Branco Marinkovic

Fuentes: Rebelión

Cada vez que el Prefecto de Cochabamba abre la boca para atacar a Evo Morales pidiendo la renuncia del Presidente o acusándolo de promover «su asesinato», Manfred Reyes Villa retorna de Estados Unidos o va de viaje a Washington llevando y trayendo las consignas de un separatismo en marcha que es alentado por organizaciones fascistas […]

Cada vez que el Prefecto de Cochabamba abre la boca para atacar a Evo Morales pidiendo la renuncia del Presidente o acusándolo de promover «su asesinato», Manfred Reyes Villa retorna de Estados Unidos o va de viaje a Washington llevando y trayendo las consignas de un separatismo en marcha que es alentado por organizaciones fascistas acuarteladas en la ciudad de Santa Cruz. En ese plan, Reyes Villa aleja a Cochabamba del rol integrador y articulador de la unidad nacional que le corresponde desempeñar a este Departamento central de Bolivia, país intervenido ya por fuerzas balcanizadoras y delictivas encabezadas por latifundistas ilegales como Branco Marinkovic. Y en esa misma onda destructiva y disociadora, cae como anillo al dedo que la ciudad de Cochabamba, el centro del país, tenga un Alcalde manchado por la corrupción, por el nepotismo y la ineficiencia, y mucho mejor si ese Alcalde es frontalmente apoyado por el MA

En vísperas del «paro cívico» que un bloque de regiones liderizadas por empresarios orientales protagonizó el pasado 28 de agosto exigiendo incorporar en la agenda constituyente el tema de la «capitalía plena» a favor de la ciudad de Sucre, varios cochabambinos intentaron persuadir al prefecto Manfred Reyes Villa desista de apoyar ese paro, buscando evitar que Cochabamba se convierta, otra vez, en la oficiosa quinta rueda de aquella «media luna» (cuatro departamentos que optaron por el «sí» a la «autonomía departamental» en el referéndum vinculante del 2006) que viene llevando a Bolivia al borde de la balcanización en un acelerado proceso de polarizaciones y ausencia de consensos.

Aquellos cochabambinos -entre ellos algunos concejales vinculados al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), así como periodistas y dirigentes gremiales- buscaron infructuosamente convencer a Reyes Villa sobre la impertinencia de apoyar el movimiento sedicioso en que se hallan enfrascados los prefectos y líderes cívicos de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando (la «media luna»), hoy con el pretexto de devolverle a la ciudad de Sucre, capital del departamento de Chuquisaca, el rango de Sede de Gobierno que esta región perdió durante la Revolución Federal de 1898 en favor de La Paz.

Manfred Reyes Villa, sin embargo, se negó a desactivar el paro del 28 de agosto en su jurisdicción prefectural y optó por jugárselas en pro de la «capitalía plena» para Sucre.

EL «FALSO DEBATE»

Chuquisaca, al igual que Cochabamba, votó mayoritariamente por el «no» a las autonomías departamentales; pero los estrategas de la «media luna» a la cabeza del latifundista y líder cívico cruceño Branco Marinkovic involucraron a estos departamentos en la movida anti-gubernmental; en el caso de Cochabamba corrompiendo a su dirigencia cívica ligada a la masonería (Oscar Zurita) y cooptando a su Prefecto (Reyes Villa) de una manera tan perversa que produjo la razzia racista del 11 de enero tras el «cabildo autonómico» del 14 de diciembre en la trágica Plaza de las Banderas, cuando Manfred Reyes desconoció los resultados del referéndum del 2 de julio del 2006 (es decir el «no» de Cochabamba a la «autonomía departamental»).

Por su parte el Departamento de Chuquisaca cayó en el juego sucio de los separatistas cruceños dejándose tentar con la idea de que la ciudad de Sucre podría volver a ser «capital plena» del nuevo «país autonómico», creando un conflicto de intereses regionales con el Departamento de La Paz, actual y cuestionada sede política y administrativa de Bolivia. A mediados de julio, el Prefecto de Cochabamba declaró públicamente que la cuestión de la capitalidad es un «falso debate». La racionalidad con que Reyes Villa enfocó el problema se debe en gran parte a que esta autoridad prefectural de Cochabamba nació en la ciudad de La Paz, de donde migró a la ciudad del valle a fines de los años 80 para iniciar su carrera política en este municipio. En los hechos, Manfred Reyes Villa, como ciudadano nacido en La Paz, pretende cuidar su imagen ante el electorado paceño no comprometiéndose frontalmente con la exigencia de Chuquisaca para «devolver» a Sucre la sede del gobierno nacional; pero a la vez su fuerte compromiso con la «media luna» y el grupo de Marinkovic le obligan a asumir un doble discurso que está convirtiendo a Cochabamba -región de la que es su principal autoridad electa- en una zona franca de indefiniciones e incertidumbres.

Finalmente Reyes Villa se negó a frenar el paro cívico del 28 de agosto arrastrando a Cochabamba, una vez más, hacia la corriente separatista originada en Santa Cruz. Quienes se aproximaron a él pidiéndole conjurar el paro cívico en Cochabamba (entre ellos además varios residentes paceños en esta ciudad) lo hicieron buscando tender un necesario puente de diálogo institucional entre la Prefectura de Cochabamba y el Gobierno Central, de cuya ruptura solo se beneficia el alcalde Gonzalo Terceros Rojas, un político surgido al amparo del propio Reyes Villa en la década de los noventa, hoy involucrado en varios hechos de corrupción y nepotismo en su gestión pero a la vez protegido y socapado por la tendencia «alvaradista» (grupo del inefable ex presidente de YPFB Jorge Alvarado, encabezado en Cochabamba por el asambleísta Marco Carrillo) que predomina en el MAS, ya que el alcalde Terceros es el único contrapeso político disponible ante la tensa relación que persiste entre el presidente Evo Morales y el prefecto Reyes Villa. El directo y único beneficiario de esta disputa es el alcalde Terceros, quien junto a su entorno probadamente prebendal se fortalece en su relación con el MAS (facción «alvaradista») a medida que Reyes Villa ataca a Evo Morales.

Reyes Villa, que se niega obstinada y sistemáticamente en tender puentes con Evo Morales, ha decidido, por lo visto, convertirse en uno de los arietes fundamentales de la arremetida separatista contra el actual gobierno; opta por traicionar a La Paz, su tierra natal, alentando la onda de forzar la discusión sobre la «capitalidad plena» de Sucre (que él mismo considera un «falso debate»); y lo que es más preocupante e indignante para los cochabambinos, no ceja en su negligente afán de convertir a Cochabamba en una provincia lejana de Santa Cruz, en la quinta rueda de la «media luna», en otro feudo más de la mafia separatista de Branco Marinkovic, Rubén Costas, Marco Marino Diodato y Percy Fernández, entre otros agentes de la balcanización de Bolivia alentada desde el eje Santiago de Chile – Miami.

Y en esa misma onda destructiva y disociadora, también cae muy bien que la ciudad de Cochabamba, el centro del país, tenga un Alcalde manchado por la corrupción, por el nepotismo y la ineficiencia, y mucho mejor si ese Alcalde es frontalmente apoyado por el MAS.

FANTASMAS DEL PASADO

Una vez cumplido el paro cívico de la «media luna», y no contento con esa acción que paralizó a la mitad «autonómica» del país, Manfred Reyes Villa salió a la palestra para «rematar» la acción desestabilizadora exigiendo la renuncia del presidente Evo Morales ante la eventualidad de disturbios en Chuquisaca, que afortunadamente no se dieron con la intensidad del 11 de enero en Cochabamba; sin embargo el pedido de renuncia del Presidente de la República muestra, por parte de Reyes Villa, una señal de confrontación y de sedición orquestada y corporativizada desde los cenáculos del separatismo fascistoide.

El Prefecto de Cochabamba se presta a jugar un papel vergonzoso en la estrategia balcanizadora brindándose para hostigar y hostilizar al gobierno de Evo Morales en una disputa «personalizada» entre Prefecto y Presidente. Reniega abiertamente de la vocación cochabambina como centro integrador y articulador de la unidad nacional. Ha tenido en sus manos innumerables oportunidades de asumirse como un líder del equilibrio y del diálogo desde una sana perspectiva democrática-liberal y centrista, al ser el Prefecto de la región de Bolivia mejor ubicada (incluso geográficamente) para desarrollar ese rol generador de las soluciones; pero sus compromisos con la CAINCO (Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz) y con las fuerzas internas y externas que buscan dinamitar al país imponiendo un proceso autonómico separatista por la vía de la «autonomía departamental», hacen que Reyes Villa utilice a Cochabamba como el patio trasero de la «media luna», en medio de una creciente polarización social, étnica y regional dentro el territorio boliviano. Para colmo, el 19 de septiembre, pocas horas antes de efectuar su enésimo viaje a Estados Unidos, el capitán Manfred Reyes Villa acusó al gobierno de Evo Morales de estar tramando su «asesinato». Dijo que en su «condición de ex militar» conoce de «inteligencia» y que un grupo de espías prefecturales a sus órdenes habría obtenido pruebas, que no exhibió debidamente, sobre ese presunto afán gubernamental de eliminarlo físicamente con ayuda de supuestos sicarios llegados de Cuba y Venezuela.

El prefecto Reyes Villa llegará a Estados Unidos llevando aquella insidia con el afán avieso de desprestigiar a la democracia boliviana, como lo hizo ya en otras ocasiones. La respuesta oficial no se dejó esperar por todos los medios: «no tiene autoridad moral un ex militar que fue edecán de los narcodictadores García Meza y Arce Gómez, para fingirse víctima y acusar a un gobierno democrático y popular de intentar cometer crímenes como se cometían en sus tiempos de paramilitar».

Por lo visto, Manfred Reyes Villa no quiere romper con ese ominoso pasado en su historial político. Una pena para la democracia boliviana, siempre frágil.