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El Presidente Evo sale en defensa de la Tercera Bolivia en la diáspora

Fuentes: Rebelión

El pasado fin de semana, uno de nuestros hermanos bolivianos, le sugería a la Embajadora boliviana en Madrid la siguiente petición: «A nombre de todos nuestros hermanos/as bolivianas/as inmigrantes en España, pido a Ud. que sugiera a nuestro Presidente para que se pronuncie en contra del marco legal de la política migratoria que la UE […]

El pasado fin de semana, uno de nuestros hermanos bolivianos, le sugería a la Embajadora boliviana en Madrid la siguiente petición: «A nombre de todos nuestros hermanos/as bolivianas/as inmigrantes en España, pido a Ud. que sugiera a nuestro Presidente para que se pronuncie en contra del marco legal de la política migratoria que la UE consolidará en los próximos días. Conocedores de su liderazgo mundial de nuestro Presidente sabemos que su postura encontrará resonancia en otros líderes».

Yo no sé si la Embajada canalizó esta sugerencia que expresa la plegaria ahogada de cuántos somos criminalizados y extraños en esta tierra ancha unos y ajena para nosotros. Lo único cierto es que el Compañero Evo con su última carta preventiva y profética dirigida a la UE, el día 10/06/08, nos reconforta en nuestra tarea de seguir haciendo patria con dignidad desde la diáspora y nos hace sentir bolivianos/as. El compañero Evo sabe lo que significa ser humillado, vigilado y castigado permanente por ser extraño en un determinado lugar. Él fue extranjero, como muchos otros, hoy, en su propia tierra. Él sufrió la forzada inmigración interna del campo hacia las ciudades de Bolivia. Por eso, identificándose con nosotros que formamos parte de la tercera Bolivia en la diáspora, dice en su carta:

«A nombre del pueblo boliviano de todos mis hermanos del continente (…) hago un llamado a la conciencia de los líderes y diputados europeos de los pueblos de los ciudadanos y activistas de Europa para que no se apruebe el texto de la directiva de retorno».

El Compañero Evo increpa en su carta a los falsos demócratas globalizados: «Promover la libertad de circulación de mercancías y finanzas, mientras enfrente vemos encarcelamientos sin juicio para nuestros hermanos que trataron de circular libremente es negar los fundamentos de la libertad y de los derechos democráticos». Y, ante la posible consumación jurídica de la criminalización, y recurriendo a la autoridad moral que le asiste, plantea a sus similares: «Estaríamos en la imposibilidad ética de profundizar las negociaciones con la UE». Como era de esperar, Evo concluye su carta reservándose el derecho de exigir similar visado a todo europeo que hoy, como ayer, se pasea por Bolivia sin restricción alguna. Con seguridad Evo cumplirá lo que dice, ya lo hizo con los estadounidenses en Bolivia.

La contundente postura del Presidente de Bolivia tiene su fundamento en la realidad cotidiana. No hay un solo día en Madrid en el que no se persigan y enmanillen a los inmigrantes como a delincuentes asesinos. En las bocas de los metros y en las estaciones de trenes y autobuses se humilla, se estigmatiza y se hurga al extraño. Los bolivianos sin documentos viven en una permanente zozobra, huyendo y «orando» para no toparse con la policía. Hasta la inscripción en los ayuntamientos y en los centros de salud y asistencia social se constituyen en instrumentos para identificar, perseguir y castigar a inmigrantes sin documentos. ¿Quién puede vivir en estas condiciones? Si ya el trabajo que realiza el inmigrante sin documentos es denigrante, la persecución policial genera una delirante psicosis colectiva. En España sobrevivimos cerca de 350 mil bolivianos/as, de los cuales dos tercios están sin documentos. Los bolivianos/as somos la octava comunidad más numerosa de inmigrantes en España. El aporte de los 3 millones de los bolivianos /as en la diáspora significa cerca del 10% del PBI de Bolivia. Pero no gozamos de ningún derecho político, económico, social, cultural por parte del Estado boliviano. Somos importantes, pero insignificante y ausentes para el Estado.

En esta situación dura y cruda, la contundente postura del Compañero Evo en defensa de la tercera Bolivia en la diáspora reconforta nuestra identidad cívica boliviana y da esperanzas a muchos que aún no lograron aproximarse a sus sueños en estas tierras. Confiamos en que otros gobiernos de los países de origen de los inmigrantes presionen también a los países ricos para que el privilegio de la libertad del capital global sea también un derecho humano en el Occidente «democrático» y «civilizado».