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Entrevista con Hugo Moldiz, comunicador social y director de "La Época"

«El proyecto que lidera Morales tiene un arraigo indiscutible»

Fuentes: Rebelión

Hugo Moldiz es un reconocido intelectual boliviano, fundador y director del influyente semanario «La Época». En esta entrevista el comunicador social y máster en Relaciones Internacionales describe el escenario político y social del país de cara a las próximas elecciones presidenciales y legislativas, que tendrán lugar este domingo. Moldiz da cuenta de las propuestas del […]

Hugo Moldiz es un reconocido intelectual boliviano, fundador y director del influyente semanario «La Época». En esta entrevista el comunicador social y máster en Relaciones Internacionales describe el escenario político y social del país de cara a las próximas elecciones presidenciales y legislativas, que tendrán lugar este domingo. Moldiz da cuenta de las propuestas del binomio Evo Morales-Álvaro García Linera de cara a un casi seguro nuevo período de gobierno, y también analiza el papel de la oposición conservadora frente al gobierno del MAS.

-Las encuestas hablan de una ventaja abrumadora de Morales sobre el empresario Samuel Doria Medina. ¿Cuál es su mirada sobre el momento político-electoral que vive Bolivia?

-Nunca ha habido tanta certidumbre sobre la intención de voto a un candidato, con tanto tiempo de anticipación. En toda la historia democrática de Bolivia nunca ha habido esa certidumbre. Se refuerza la idea de que el gran desafío para el presidente Morales no es ganar la elección, sino más bien qué hacer después de ella.

La coyuntura que se abre es el «momento expansivo» de la revolución: el momento de expansión hegemónica, porque tanto electoralmente como políticamente el proyecto que lidera Morales tiene un arraigo ya indiscutible. La intención de voto ciertamente señala 40% de ventaja, de diferencia, pero yo me animo a pensar que puede ser incluso más. Esto no sólo implicaría la certidumbre de la victoria, sino también una superación de los propios resultados electorales que Evo Morales ha conseguido desde que participa en elecciones. Todas las encuestas que se hicieron hasta ahora toman mayoritariamente lo que sucede en las ciudades capitales, y no han entrado a otros lugares donde el MAS es prácticamente una hegemonía -estamos hablando de votaciones que no bajan del 80% en sectores del bloque indígena, campesino y popular del país-.

-¿Por qué la oposición conservadora no logró una candidatura presidencial unificada, como si ha sucedido frente a otros gobiernos posneoliberales en nuestro continente?

-El argumento de que a la oposición de derecha le hubiera ido mejor si se unía, es un argumento que no corresponde a la realidad. Eso, a mi forma de ver, hubiera sido lo mejor para Evo Morales: que se unan. Y no se unieron precisamente porque ante la imposibilidad de tener una candidatura que le haga frente a la fortaleza del presidente Morales, del Movimiento al Socialismo y del proceso de cambio, lo que la derecha apostó es a una estrategia de «desterritorialización»: ganar la mayor cantidad de diputados y senadores, en el Oriente con la presencia de Costas -gobernador de Santa Cruz-, en el Occidente Doria Medina tratando de pelear sobre todo en La Paz y Oruro, aunque compartiendo esa pelea con el Movimiento Sin Miedo de Juan del Granado. Esa estrategia también se ve derrotada porque en las encuestas de intención de voto, Evo Morales gana en todos los departamentos.

La estrategia de la unificación salió derrotada por la imposibilidad de presentar un candidato fuerte, alternativo a Evo Morales. Y la estrategia de la «desterritorialización» para evitar que el MAS tenga dos tercios en el parlamento, se anticipa también derrotada. Un ejemplo: en el departamento de Santa Cruz, que fue epicentro de la contrarrevolución entre 2006 y 2008, la intención de voto le da a Evo Morales tres senadores de los cuatro en disputa. Y cuidado si termina ganando los cuatro senadores. Con esto se confirmaría que hay un momento expansivo territorial, de irradiación del proceso de cambio.

-¿Cómo se configura este escenario tan favorable a Morales en lugares que históricamente han sido adversos al proceso de cambio? ¿Cómo se llega desde el intento de secesión de la llamada «medialuna» (2008), a este escenario, con Evo Morales con una intención muy alta en las encuestas?

-En 2008 el proceso de cambio obtuvo una victoria. Fue cuando se intentó dividir al país en dos. Hubo una batalla, la oposición de derecha se jugó al todo o nada en la Masacre de Pando. Y contrariamente a lo que había planificado la Embajada de Estados Unidos, y la ultraderecha boliviana, fueron derrotados, primero en Pando y luego en el resto de los departamentos de la «medialuna»: Santa Cruz, Beni, Tarija y Sucre. Y esa victoria política se traduce ya en una victoria electoral en diciembre de 2009, donde Evo Morales ya crece en el Oriente boliviano.

Entre 2009 y 2014 se produce el momento de la construcción material de las bases de la revolución. Lo que sería el «momento económico»: lo que hace Evo Morales es desarrollar, bajo un fuerte liderazgo estatal, un modelo económico que termina convenciendo a los sectores de la burguesía cruceña de que no habían ganado tanta plata como hasta ahora -a pesar de las políticas de redistribución de la riqueza que se llevan adelante en el país-. Entonces se produce, y esto no hay que verlo como algo malo, un quiebre entre el comportamiento político y económico de esa burguesía, que hasta ese momento era uno sólo. Políticamente pierden el poder en 2008, aunque se mantiene haciendo negocios. Esto es parte de una revolución a la que hay que verla como un proceso. Lo que han visto estos sectores de Santa Cruz, oligárquicos, burgueses, es la imposibilidad de derrotar al Estado Plurinacional, y por lo tanto, intentan más bien subsumirse a el.

Es insuficiente decir esto, si no señalamos un dato adicional, que yo creo que es el más importante: la derrota política y electoral de la derecha de Santa Cruz se ha traducido en la ruptura simbólica, política, ideológica de la inmensa mayoría del pueblo cruceño, que hasta antes de esa derrota era preso del terror a la expansión de lo que ellos llamaban «el proyecto kolla». Ese proceso de expansión del proceso -que no es kolla, pero que fue `vendido` de esa manera por los dirigentes de la derecha cruceña- terminó diluyendo ese temor en la medida en que Evo Morales demostraba con hechos, con presencia política, con capacidad de articulación, que estaba construyendo una patria para todos -y en especial para los más humildes-. La demostración más importante de esto tiene que ver con un hecho: la decisión de los trabajadores para que la Central Obrera Boliviana se incorpore al proceso parte del departamento de Santa Cruz. No surge de las minas en el Occidente, ni de la ciudad de La Paz. Esto demuestra la capacidad de irradiación que tiene el proceso hoy.

-¿Cuáles son las propuestas del MAS para el nuevo período de gobierno? ¿Cuál es el discurso preponderante del binomio Morales-García Linera?

-Yo diría que políticamente se ha planteado un mensaje de construcción de la patria para todos. Es decir, de incorporación desordenada de aquellos que hacían oposición al gobierno, y por tanto de construcción de hegemonía. García Linera lo ha definido de la siguiente manera: los derrotamos, los incorporamos desordenadamente al proceso, pero no para perder la orientación general. Los incorporamos sabiendo que hay un proyecto que está en marcha, que se plantea la superación del neoliberalismo. Ese es el discurso: la construcción de una patria para todos, con dirección indigena, campesina, obrera y popular. Una patria para todos con el horizonte de trascender el neoliberalismo y al capitalismo.

A esa propuesta discursiva se han sumado dos propuestas grandes: una hacia el año 2025, y una intermedia que es la propuesta hacia el año 2020. Y tiene que ver con la superación de la extrema pobreza, con el acceso universal a todos los servicios básicos -incluyendo telefonía, internet, televisión digital-, con la seguridad alimentaria, con la industrialización -no sólo de los recursos que provienen del gas y del petróleo, sino también de los recursos naturales renovables-, y con la apuesta por la producción de conocimiento. En definitiva: es pasar a un momento expansivo de la revolución, en la cual se van articulando las tareas políticas, económicas, sociales y las tareas de la hegemonía cultural.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.