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El rechazo a la ley del aborto, con presiones, sectarismo y bendición papal

Fuentes: Rebelión

Las presiones del Vaticano, con el papa Francisco como directo intermediario, y las intimidaciones, amenazas, agresiones y extorsiones de grupos religiosos, conservadores o misóginos en Argentina, impidieron la aprobación en el Senado de la ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). El papa Francisco pasó, en dos años, de promover el perdón a las […]

Las presiones del Vaticano, con el papa Francisco como directo intermediario, y las intimidaciones, amenazas, agresiones y extorsiones de grupos religiosos, conservadores o misóginos en Argentina, impidieron la aprobación en el Senado de la ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).

El papa Francisco pasó, en dos años, de promover el perdón a las mujeres que abortaron a compararlo con el nazismo. ¿Qué paso en el medio? La aprobación del aborto legal, seguro y gratuito en la cámara de Diputados el 14 de junio del 2018. El Congreso pasó de votar a favor de la ley en diputados a rechazar el proyecto sin dilaciones, ni modificaciones, el 9 de agosto ¿Qué paso en el medio? , se pregunta Luciana Peker en Página 12.

En ese interregno pasaron muchas cosas. Desde la detención de militantes que habían salido a pintar en Bahía Blanca por el aborto legal; los ataques a las casas de activistas feministas; las amenazas por redes sociales de agresión y de violencia contra los hijos de las actrices argentinas reunidas en un colectivo a favor del aborto legal; las patadas, insultos, agresiones a mujeres con pañuelo verde de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

También las llamadas para desearles la muerte a representantes políticos y sus familiares; la persecución a hijos e hijas de senadoras y diputadas en los colegios y la invitación a no votar a favor de la ley o no tener respaldo político de la Iglesia en sus campañas electorales; las pintadas de símbolos nazis en los lugares de trabajo o esparcimiento de líderes políticos; las amenazas a centros de salud en donde se realizan interrupciones voluntarias del embarazo.

Junto a ello, el despido de docentes que abrían el debate en colegios religiosos y el amedrentamiento a facultades, medios y empresas privadas para que quiten el trabajo a quienes se expresaban a favor del aborto legal fueron algunas de las expresiones de la nueva ofensiva antiderechos, antivida y antidemocrática, con el fin de lograr el fracaso institucional (no social) del derecho a decidir de las mujeres.

El proyecto ni siquiera volverá a Diputados, al menos hasta el 2019, año de elecciones. El clamor de millones de argentinos -en especial mujeres de todas las edades- que llenaron las calles de las ciudades del país. quedó postergado sine die. El voto de Francisco también incidió en los resultados que sepultaron la posibilidad de sacar la clandestinidad del cuerpo de las mujeres y cuerpos gestantes en el 2018, añade Peker.

En noviembre de 2016, a raíz del Jubileo de la Misericordia, Francisco anunció un cambio histórico: concedió a los sacerdotes la facultad de absolver a quienes hayan abortado : dos días después que los diputados argentinos aprobaran la ley de aborto legal, seguro y gratuito endureció su posición drásticamente y comparó el aborto con el nazismo en un discurso, frente al Forum Familia en el Vaticano.

Allí, quizá con la mirada puesta en su país de nacimiento (aunque es jefe de Estado de otro), calificó al aborto un «homicidio de niños» y lo comparó con el Holocausto: «Todos se escandalizan por lo que hacían los nazis por la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos», aplastando, así, el derecho a decidir de las mujeres.

Para algunos diputados argentinos, que fueron impedidos de ingresar al recinto del Senado, este mensaje del Papa fue un guiño para que comenzaran con intimidaciones y violencia y se instalaron en el pleno del Senado, con cámaras de la televisión hegemónica. Ya antes, la iglesia católica había pedido a los medios bajarle el tono a la defensa del aborto legal, darle menos o ningún espacio a periodistas feministas y mayor lugar a la voz de curas y representantes antiderechos.

El senador radical Ernesto Martínez señaló que «Estamos ante un sectarismo insaciable. No aceptan nada, ni preservativos, ni el chip anticonceptivo. Quieren un país para ellos. Los evangélicos y católicos tienen que levantar su dogma. Pero su aparato de consecuentes se encargó de amenazar y ofender a senadores de la Nación».

«El Código Penal argentino no son las tablas de Moisés. Si quieren hacer un Código Penal con el dogma religioso que vuelvan a hacer los diez mandamientos (…) Nuestro voto tendrá el odio que nos ganamos». A Martínez le pintaron una esvástica en el club a donde concurre habitualmente.. Y la senadora que más sufrió las agresiones fue Laura Machado, macrista, pero defensora de la ley.

«Me pasé esquivando crucifijos», graficó el senador Pedro Gustavino, quien denunció que se metieron con su nieta por anticipar su voto a favor del aborto legal, seguro y gratuito. Y comparó la postura de la Iglesia en nombre de las dos vidas con la indiferencia por la vida durante la dictadura militar. «Cuando mi madre se reunía con sectores de la Iglesia para pedir por su hijo le decían «algo habrá hecho». Y, además, los que les piden a las mujeres que cierren las piernas son los que cuestionan la eficacia del preservativo en el siglo XXI».

La senadora Nanzy González puso el eje en la necesidad de la política laica: «Soy católica, pero no me votaron por católica, sino para que legisle para todos». Pero también fueron varios los senadores que quisieron enseñarles a las mujeres cómo tiene que ser la lucha de las mujeres, con discursos misóginos y reaccionarios.

El senado rMiguel Pichetto, jefe de la bancada justicialista también se refirió a la Iglesia, pero pidió una autocrítica sobre por qué no se avanzó con el aborto legal durante el kirchnerismo: «Debemos hacer una autocrítica. Este tema se nos pasó. Tal vez les tuvimos miedo a posiciones dominantes, como la Iglesia». Y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner -hoy senadora- reconoció que aprendió de feminismo de las jóvenes en la calle, y señaló que los sectores nacionales, democráticos y populares tienen que sumar el feminismo a sus consignas.

La sordera ante el reclamo social fue una decisión política, con bendición papal.

Rubén Armendáriz. Periodista y politólogo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.