Hay un malestar de cuerpo entero en las filas de Podemos. Una confluencia de hechos, en las últimas semanas, obligaron a los militantes de esta agrupación a exteriorizar sus defensas ante los virus «pasajeros» de una campaña que apenas comienza, pero que, al parecer, han logrado «resfriar» a Tuto. Como sabemos, los resfríos son pasajeros, […]
Hay un malestar de cuerpo entero en las filas de Podemos. Una confluencia de hechos, en las últimas semanas, obligaron a los militantes de esta agrupación a exteriorizar sus defensas ante los virus «pasajeros» de una campaña que apenas comienza, pero que, al parecer, han logrado «resfriar» a Tuto.
Como sabemos, los resfríos son pasajeros, como lo son los malestares que causan, aunque existe el riesgo de que el cuadro se complique, por ejemplo en un infección, que si no se la detiene puede incluso colapsar al organismo. Contradictoriamente, los resfríos no tienen cura, pero sí es posible combatir una infección.
Puede que algo similar le esté pasando a la agrupación de Jorge Quiroga y, por ende, a él mismo. Un «resfrío político» que ha debilitado la imagen de este candidato durante las últimas semanas producto -quizás más- de errores propios, de algunas «movidas» de sus adversarios y de los imprevistos factores externos.
Desde luego, la campaña apenas comienza -oficialmente ni siquiera se ha iniciado- por lo que esta especie de traspié tutista puede ser remontado, aunque a duras marchas.
Los hechos
La crítica se generalizó luego de conocerse la conformación de las listas de candidatos, por la incorporación a Podemos (y a UN) de militantes de otros partidos, los ya famosos tránsfugas. La propuesta de una segunda vuelta electoral fue percibida por muchos como el temor de Tuto a ocupar un segundo lugar en las elecciones de diciembre próximo. La renuncia, por motivos de salud, del candidato a la prefectura de Santa Cruz, «Chelelo» Añez dejó a Podemos ausente de una de las plazas más «codiciadas del país». Y, finalmente, la publicación de dos encuestas en diarios nacionales ubican a Tuto como segundo en las preferencias de intención de voto, hasta seis puntos por debajo de Evo Morales. El primero de estos sondeos(realizado por Apoyo) fue duramente cuestionado por el think tank tutista, pero resultó confirmado, en gran medida, por la consulta de Encuestas & Estudios, publicada el 22 de septiembre.
Una seguidilla de hechos que, en conjunto, pueden interpretarse como un bajón de Podemos, que comenzó primero en las preferencias y ahora (apelando a la encuesta de La Razón) tiene apenas una diferencia de tres puntos sobre el empresario Doria Medina (en la encuesta de La Prensa esta diferencia se amplía a 10 puntos), por lo que hay quien cree que, de seguir así, Tuto puede, incluso, acabar tercero.
Sin embargo, lo que parece una ola de mala racha, conlleva consecuencias todavía insospechadas si se mira cada hecho por separado.
Entre La Paz y Santa Cruz
La cuestión del transfugio es, en estos días, una «papa caliente» en las manos del ex presidente: de acuerdo a la ley electoral, los partidos sólo pueden cambiar los candidatos si éstos renuncian, y la duda, según varias fuentes, es si los nominados para abandonar el barco -especialmente los que se sienten con posibilidades de acceder al Parlamento- aceptarán hacerlo o dejarán a su flamante jefe en la situación incómoda de no poder cumplir con el compromiso vagamente asumido de «revisar» las listas.
«Si Tuto es Presidente y no tiene el apoyo suficiente en Santa Cruz ni tampoco en La Paz, donde el MAS lleva -según las primeras encuestas- una considerable ventaja, está perdido», dice Henry Oporto.
Quizás esto, el haber invitado y recibido a los «reciclables», fue una de las peores jugadas de Podemos, peor si se considera la crisis de representatividad de los partidos políticos. De acuerdo a varios grupos focales realizados en La Paz -a cuyos resultados accedió PULSO- los participantes colocan como prioridad el cambio del Parlamento, incluso por encima del cambio del Presidente de la República.
«Esto es más grave aún cuando todos saben que Tuto viene de un partido tradicional», opina el analista Henry Oporto, para quien, además de los citados, otro error que hay que computar en la lista de malas jugadas de Podemos es el haber elegido a María Renée Duchén como acompañante de fórmula, «quien -dice el analista- no aporta nada» al proyecto de Tuto.
Cuando la discusión sobre el reciclaje de los «viejos» políticos estaba en su punto de ebullición y Doria Medina ya se aprestaba a lavarse las manos al exigir a sus «tránsfugas» que, al menos, renuncien a sus curules, Tuto lanza la propuesta de segunda vuelta, que no sólo no es aceptada por el MAS y el resto de los partidos con representación parlamentaria, sino que, al ser electoralizada, debilita la credibilidad ciudadana en la verdadera motivación de la propuesta -en palabras del tutismo, tener un futuro gobierno fuerte y legítimo- y se lee como debilidad del candidato presidencial. «Ahora propone esto porque perdió la confianza de salir primero», fue uno de los comentarios. Además, dicen algunos analistas, la propuesta de segunda vuelta, como la piensa Tuto, asegura legitimidad, pero no gobernabilidad.
Y si de gobernabilidad se trata, Oporto tiene una hipótesis que tiene que ver con el tercer factor adverso a Tuto: la intempestiva renuncia de Guido Áñez a la candidatura de prefecto de Santa Cruz. «Si Tuto es Presidente y no tiene el apoyo suficiente en Santa Cruz ni tampoco en La Paz, donde el MAS lleva -según las primeras encuestas- una considerable ventaja, está perdido», dice el analista.
Si bien la decisión de Áñez fue asumida por motivos de salud -como su entorno familiar explicó-, el resultado es que no será reemplazado, por lo que Podemos perderá una región vital en caso de ser gobierno. «Vamos a dejar en libertad de accción a nuestros militantes y simpatizantes de Santa Cruz», explicó Terrazas consultado sobre la posibilidad de apoyar la candidatura del ex cívico cruceño Rubén Costas, que ya tiene el respaldo manifiesto de Unidad Nacional.
Una fuente ligada al ex cívico señaló que -luego de la renuncia de Áñez- hay una tendencia espontánea del tutismo a votar por Costas, pero apoyarlo formalmente se vería como una señal de debilidad. Agregó que «a esta altura difícilmente Costas aceptaría un acuerdo con Podemos, ya que sería una carga para su candidatura».
Se dice que Costas, anteriormente, habría rechazado su ingreso a Podemos como condición para conseguir el apoyo de Tuto a su postulación. El acercamiento tutista al cívico se debío, entre otros, a la posición de algunos adenistas cruceños, quienes, anticipadamente, declinaron el apoyo a «Chelelo» con duras acusaciones, como que no van a «aceptar un monigote impuesto desde La Paz».
El peso de las encuestas
Sin embargo, el balde de agua fría sobre la imagen del «Tuto arrollador» -una suerte de aspirante «natural» a la presidencia, dado su anterior pasaje por la misma- lo arrojó la empresa Apoyo, Opinión y Mercado, en cuya última encuesta, encargada por el diario La Razón, Quiroga aparece como segundo, seis puntos debajo del MAS.
Para algunos analistas de opinión, consultados por este semanario, la polarización se puede volver contra el propio Quiroga.
Tal fue el desagrado de la gente de Podemos que no le importó romper su habitual moderación y descalificar la encuesta por «cohecho estadístico», aunque no dijeron nada cuando la misma empresa publicó, hace algunas semanas, un relevamiento similar donde Tuto iba primero.
Y los traspiés continuaron: luego de descalificar la muestra elegida por Apoyo (ver página 14) con «argumentos técnicos», vino un segundo golpe que, al parecer, va a ser difícil de esquivar: una segunda encuesta -elaborada por Encuestas & Estudios y publicada en portada por el matutino La Prensa del jueves 22- donde se repiten, con algunas variantes, las posiciones de los candidatos: Evo figura primero con el 26,1 por ciento, frente al 22,6 por ciento de Quiroga y el 12,3 por ciento de Doria Medina. 22 por ciento del que -hasta el momento- le cuesta despegar al ex mandatario. Incluso, el nuevo sondeo -que incorporó poblaciones urbanas y rurales- le da el triunfo al MAS en Potosí, Oruro y Cochabamba. Según la misma encuesta de Apoyo, considerando sólo las principales ciudades de Bolivia -y excluyendo las cuestionadas proyecciones del área rural- Evo sigue primero, aunque por un margen menor: 27 a 25 por ciento.
El «premio consuelo» para Podemos es que -según el mismo sondeo- ganaría tres de las siete prefecturas del país, con un dato no menor: al sinsabor de Chelelo Añez en Santa Cruz se sumaría (según se desprende de la encuesta de Apoyo) una posible derrota de Jaime Paz Zamora en Tarija, a manos de Mario Cossío, apoyado por su partido, el MNR, y Unidad Nacional de Doria Medina. Algo más sobre las proyecciones: Podemos también sacaría ventaja en el número de senadores, dada su amplia ventaja en los departamentos de Tarija, Beni y Pando, y su segundo lugar en otros departamentos.
La estrategia es polarizar
En este tramo de la campaña es visible la estrategia de polarización ejercitada por Podemos «en contra» del MAS y a la que, al parecer, también se sumó el partido de Evo Morales.
Especialmente Tuto ignora la presencia de Doria Medina -por ejemplo, cuando le propuso a Evo firmar una carta de compromiso de respeto a la primera mayoría ante el Cardenal Terrazas-.
Para algunos analistas de opinión, consultados por este semanario, la polarización se puede volver, incluso, contra el propio Quiroga. El razonamiento es sencillo: cuanto más polariza Podemos, aumenta la sensación de que los lazos con su adversario -un MAS que es percibido como «poderoso» en su capacidad de movilización y bloqueo- se debilitan, lo cual refuerza la idea de que un gobierno tutista podría hacer al país ingobernable, dada la resistencia que pondrá en marcha la maquinaria sindical.
Y se da así una paradoja: muchos terminan pensando que el que podría garantizar gobernabilidad -léase menos bloqueos- es el propio Evo Morales (considerado en una encuesta reciente como el «hombre más poderoso de Bolivia»). De esta forma, el miedo a los movimientos sociales se vuelca contra Tuto y podría ser explotado por el MAS, expresión de estos mismos movimientos sociales.
Esta lectura compite con la de quienes piensan que el exceso de expectativas sociales -y los límites que encontrará Evo Morales en caso de acceder a la presidencia para satisfacerlas- podrían desencadenar una espiral de demandas sobre un futuro «gobierno popular». Y esto, sumado al boicot de los sectores acomodados, podría generar la «udepeización» de un potencial gobierno masista. Ésa es la lectura del analista Carlos Cordero: «Si hay algo que no es cierto es que Evo Presidente aseguraría estabilidad social, lo digo pensando en la estructura sindical de ese partido, cuyas bases lo presionaran igual o más cuando esté en el poder».
Una tercera hipótesis dice que el beneficiario de la polarización podría ser Unidad Nacional, a partir del discurso de centro de Doria Medina, presentado como la «opción razonable» frente a los polos «radicales» en pugna. «Para algunos, empieza a calar la idea de que lo mejor sería una suerte de cogobierno, o al menos acuerdos de gobernabilidad, entre la derecha moderada (Doria) y la izquierda (Evo)», señala un analista de opinión consultado por PULSO.
En todo caso, la dificultad de Podemos es cómo garantizar la ecuación «cambio con estabilidad», que hoy parece constituir la principal demanda ciudadana en el país, en un mapa de percepciones que -según otro analista de opinión- tiene come ejes: violencia-estabilidad y cambio-retroceso. Y en esos vectores se mueve el tutismo frente a las dudas: ¿Tuto representa realmente el cambio?, ¿Cómo presidente garantizaría la estabilidad? La lucha en este escenario es contra las percepciones de que «Tuto es más de lo mismo» y de que quien «tiene la llave de la estabilidad» es Evo Morales.
Por su parte, la dificultad de Evo será mantener el buen nivel que le dan, hasta ahora, las encuestas. «Es más difícil mantenerse que subir», concluye Cordero
¿Campaña «gringa»?
Hasta el momento, la estrategia de Podemos pareció encaminarse por las siguientes etapas: un prolongado silencio -con la finalidad de no «embarrar» a su jefe en las conflictivas coyunturas políticas y, al mismo tiempo, generar expectativa-; una etapa de alianzas con organizaciones ciudadanas y desprendimientos de partidos políticos en crisis, y, una tercera sustentada en la polarización con el MAS -incluyendo un mensaje acerca de los peligros de un gobierno masista, entre ellos que «Bolivia se transforme en una enorme fábrica de cocaína»-. Sin embargo, sigue pendiente la presentación de una propuesta política que reduzca la incertidumbre acerca de lo que haría Quiroga en el gobierno, y que le sirva para deshacerse del estigma de ser el candidato de la «continuidad», de la «embajada» y del «neoliberalismo».
Frente a ello, la apelación a una estética «gringa» -cuyo exponente más evidente fue la proclamación de la candidata a la vicepresidencia, María Renée Duchén- podría afectar esta «reinvención» de un Jorge Quiroga alejado de sus estigmas. «Parece una típica campaña del partido Republicano de EEUU, yo veo un Tuto muy ligth, alejado de la imagen de un ex presidente, todos con sombreritos, con globitos… he visto muy bonita gráfica, las casas están impecablemente pintadas, pero parece repetir temerosamente un libreto», dice otro experimentado asesor de campañas.
Por su parte, Hernán Terrazas (ver entrevista en la página 14) niega que la campaña tenga esa connotación «gringa», y destaca que «no necesitamos construir un candidato en la medida que contamos con un ex presidente de la República que salió de la presidencia con un 72 por ciento de aprobación, incluso en las encuestas internacionales. Eso quiere decir que Tuto cuenta con una base de credibilidad forjada en la gestión pública». Niega, al mismo tiempo, contar con asesores estadounidenses en la campaña, aunque no descarta contratar alguna empresa extranjera para encarar el comienzo de la campaña: «Hasta ahora hemos trabajado con gente local, de hecho todavía no empezó la campaña en forma. En su momento, si se cuenta con el respaldo de una empresa de cualquier otro país o de Bolivia, obviamente se va a decir quiénes son».
-¿No tienen contacto con Sawyer Miller?, preguntó PULSO
No…
-¿José Luis Lupo no está articulando la campaña con asesores de EEUU?
José Luis Lupo es el segundo hombre del BID, es un amigo nuestro, es un militante de este proyecto, pero ahora está ocupando funciones de carácter internacional.