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Un programa con énfasis en la economía

El «shock productivo» del MAS

Fuentes: Pulso

¿Qué quiere cambiar el MAS?, ¿cuán profundamente? Presentamos aquí un primer análisis de la propuesta masista, centrada en el tema económico. El diagnóstico Recuperando, en alguna medida, la idea de que «para distribuir, primero hay que producir», el Movimiento al Socialismo (MAS) se apresta a lanzar un programa fuertemente productivista. El diagnóstico: tanto el capitalismo […]

¿Qué quiere cambiar el MAS?, ¿cuán profundamente? Presentamos aquí un primer análisis de la propuesta masista, centrada en el tema económico.

El diagnóstico

Recuperando, en alguna medida, la idea de que «para distribuir, primero hay que producir», el Movimiento al Socialismo (MAS) se apresta a lanzar un programa fuertemente productivista. El diagnóstico: tanto el capitalismo de Estado como el neoliberalismo han fracasado; «ambos sistemas han mantenido una economía dual, caracterizada por la desarticulación entre el segmento moderno y el tradicional y asentada en la explotación de recursos naturales y la exportación de materias primas». El objetivo: construir una nueva matriz productiva, para lo cual -en la visión masista- es necesario reconstruir el Estado boliviano y redefinir su rol en la economía.

Se trata de un programa de modernización en los marcos del capitalismo, que tiene como sustrato una lectura previa de su candidato vicepresidencial, Álvaro García Linera: que las estructuras productivas y los lazos comunales están en un proceso de erosión, que tiende a fortalecer a las economías familiares como espacios de reproducción económica y como estructuras de movilización social. También la clase obrera experimentó un fuerte retroceso, material y simbólico, lo cual saca al socialismo de la agenda, al menos de la de corto o mediano plazo.

Esta suerte de «nuevo nacionalismo» -basado en el «control soberano» del excedente del gas, combinado con lo que algunos masistas denominan «revolución democrática descolonizadora»- es definido por García Linera en los siguientes términos: «Debemos darle a la economía boliviana nuevamente una cabeza en torno al Estado, a los hidrocarburos y un programa de productividad. Y, alrededor de esta cabeza, articular inversión extranjera, inversión privada local, sectores campesinos, comunitarios y microempresariales-artesanales, en un proyecto de shock productivo». «En los 20 años de neoliberalismo los sectores dominantes y el sistema político optaron por darle un protagonismo central a empresas y empresarios transnacionales y a un número reducido de empresarios nacionales grandes, profundizando la exclusión secular de los sectores tradicionales de las políticas públicas», sostiene el equipo técnico del MAS.

«Nacionalización efectiva»

En relación a las empresas transnacionales, el programa masista señala que las mismas «tendrán espacio para realizar actividades productivas o de servicios en un cuadro de respeto y adecuación de sus operaciones a la estrategia nacional y regional de desarrollo productivo». «El objetivo principal es el de tener el control y la dirección estatal del sector hidrocarburífero», dice el programa masista. Ya que «el control de este sector es estratégico para el país, porque de él depende el actual desenvolvimiento de la economía, la reactivación, el futuro desarrollo económico y social y la soberanía, la dignidad y la integridad del país».

El programa habla de la «nacionalización efectiva» de los hidrocarburos, y precisa: «En el nuevo Régimen de Prestación de Servicios -en reemplazo del Régimen de Concesión- todo el gas y el petróleo que se extrae, debe ser entregado en propiedad al Estado boliviano (el 100 por ciento es del Estado), y es el Estado Boliviano el que define a quién vender, a qué precio vender, etcétera». Y esto va de la mano del «control y dirección de la industria petrolera». La integración boliviana con proyectos regionales como Petroamérica o Petrosur es otro de los ejes de la propuesta del MAS. Entre los proyectos para la industrialización del gas se menciona: a) separación de la mezcla de gases: metano, propano, etano; b) industrializar el metano para obtener diesel ecológico y metanol; c) cambiar la matriz energética con la instalación de gas domiciliario, industrial y comercial (incluyendo la construcción de un gasoducto que integre el norte tarijeño, parte de Chuquisaca, el salar de Uyuni y los departamentos de Potosí, Oruro y La Paz); d) aprovechar la potencialidad de los mercados externos con la transformación del metano en diesel ecológico; y e) producción de plásticos y otros derivados.

«Reconocer la heterogeneidad de Bolivia»

El programa del MAS define al Estado «como activo promotor y articulador del desarrollo productivo industrial en una perspectiva estratégica nacional». Y los técnicos que trabajaron en la propuesta programática sostienen que se trata de fomentar un proceso de expansión y articulación «no brutal» de los procesos productivos en sus tres plataformas: la moderna (industrial); la familiar; y la comunal. De allí que, en algunas oportunidades, García Linera definiera su propuesta como «capitalismo andino». En este concepto está implícita la imposibilidad de volver «modernos» a todos los segmentos de la economía -tal como propició el Nacionalismo Revolucionario en los años 50-: se trata, más bien, de utilizar una parte del excedente del Estado para sostener a ese sector de la economía, mejorando sus vínculos con el mercado en condiciones de mayor bienestar. «La estrategia es la implantación de mecanismos de articulación productiva vertical y horizontal para convertir esa heterogeneidad productiva en una potencialidad industrial sobre la base de la complementariedad de diversas lógicas y tamaños industriales en torno a objetivos productivos claros, en vez de satanizar y combatir inútilmente sus características», dice el programa.

-¿Esto no es similar a la propuesta de empresas populares de Doria Medina?, le preguntó PULSO a García Linera.

No, no se trata de crear más microempresas que sigan reproduciéndose en condiciones de precariedad extrema, sino de articular a las que ya están consolidando una nueva matriz productiva. No estamos proponiendo -como el banco Mundial- subsumir lo comunitario a lo moderno, utilizar a lo comunitario para reducir costos, sino potenciar su desarrollo autónomo, el despliegue de sus capacidades. UN se mantiene en la idea de seguir siendo exportadores de materias primas, mientras nosotros procuramos ingresar en un escenario postneoliberal, con un nuevo tipo de Estado. Bajo este esquema, «serán privilegiadas las ramas productivas de la microempresa urbana, mientras que para las ramas microempreariales de comercio y servicios se establecerán estrategias de reconversión empresarial productiva progresiva para el mediano y largo plazo; es decir, algunas subramas de micro y pequeño comercio y servicios recibirán apoyo para su cambio de actividad de comercio a producción manufacturera. Las micro y pequeñas empresas de servicios industriales y de servicios turísticos recibirán apoyo técnico productivo privilegiado por la naturaleza y la potencialidad de su actividad».

A ello debería contribuir un Ministerio de Desarrollo Económico de la Artesanía, la Micro y Pequeña Empresa, y los bancos de Tecnología (para el desarrollo y la reestructuración productiva) y de Desarrollo Urbano Rural (que posibilite la «democratización del acceso al crédito»). Medidas adicionales pasarían por la negociación de convenios bilaterales con organismos multilaterales que posibiliten el otorgamiento de líneas de crédito específicas para la pequeña industria, y la morigeración de los problemas de escala de estas empresas a través de servicios comunes referidos a compras conjuntas de materias primas, insumos, gestión tecnológica, compra y uso de maquinaria y equipo y, finalmente, gestión comercial conjunta.

Otras propuestas

– Reducción del IVA al 10 por ciento.

– Control riguroso del dinero en circulación.

– Mantención del tipo de cambio flexible. El Banco Central seguirá utilizando el Bolsín para determinar el valor del dólar.

– Fin de la libre contratación de trabajadores.