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De la guerra del gas al referendum de las petroleras

El sí de Carlos Mesa

Fuentes: Rebelión

Un victorioso Carlos Mesa anunció la victoria del sí en su referendum sobre el gas natural, llevado a cabo el pasado 18 de julio.  Pero quienes realmente aplauden son las transnacionales del petróleo que se verán libres de exportar el gas boliviano a expensas de la voluntad popular El 17 de octubre de 2003, luego […]

Un victorioso Carlos Mesa anunció la victoria del sí en su referendum sobre el gas natural, llevado a cabo el pasado 18 de julio.  Pero quienes realmente aplauden son las transnacionales del petróleo que se verán libres de exportar el gas boliviano a expensas de la voluntad popular

El 17 de octubre de 2003, luego de la huída del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, se pensó que el pueblo boliviano ganaba una nueva batalla contra las multinacionales (1) que pretenden quedarse con sus recursos naturales; una batalla que le costó alrededor de 80 muertes y más de cuatrocientos entre heridos y mutilados; todo ello por evitar que el gobierno regale un nuevo recurso natural: el gas.

Sin embargo, las astucias y malabarismos del sucesor de Sánchez de Lozada, Carlos Mesa, están convirtiendo esa victoria en un espaldarazo a la política entreguista del anterior mencionado.  Así lo demuestra el referendum del gas que Mesa, con el aporte de las petroleras, realizó el pasado 18 de julio.  Este referendum, que contenía cinco preguntas engañosas por su ambiguedad, al parecer dará finalmente luz verde a las petroleras para exportar el gas a expensas de la voluntad popular.

Las cinco preguntas del referendum de Mesa, además de engañosas, incurrían en un pecado inicial, el no recoger la voluntad expresada por la gente que salió a defender el gas en octubre, voluntad expresada en miles de pancartas que afirmaban sin dubitación: «el gas no se vende».  Esta consigna, que claramente exige la nacionalización del recurso natural, fue retorcida ad absurdum y transformada en la pregunta dos, que interroga por lo siguiente: «¿Está usted de acuerdo con la recuperación de la propiedad de todos los hidrocarburos en boca de pozo para el Estado boliviano?».  La mala fe salta a la vista, toda vez que así formulada la pregunta parece hacer coro de ese anhelo expresado en las calles de octubre.

El sí de Mesa

Al final de la jornada de votación, un exitista Mesa anunció la victoria del sí en sus cinco preguntas.  Ese dato, evidentemente extraoficial, al parecer no va a presentar mayores variaciones, aunque según la progresión del recuento de votos se espera que en la pregunta cuatro (2) haya una victoria del no.

Lo que no nos dice el exitismo de Mesa es que su sí, la victoria de su sí, es de un relativismo alarmante.  ¿Qué significa que el sí haya ganado en el referendum de Mesa?  Quizá lo más claro es que las petroleras ya pueden exportar, porque así lo manda la pregunta cinco; pero por lo demás, la mencionada ambiguedad de Mesa va a tener sus consecuencias.  En efecto, los resultados del referendum deberán pasar por el parlamento, donde los parlamentarios deberan evaluar esos resultados, interpretarlos y de ahí transformarlos en leyes.  ¿Y la voluntad popular?

Varios dirigentes sociales afirmaron que el verdadero referendum se dio en octubre, en las calles.  Podríamos remontarnos un poco más atrás, al 30 de junio de 2002, cuando en las elecciones presidenciales el 79 por ciento de la población votó en contra de Gonzalo Sánchez de Lozada y su decisión de vender el gas.  Y ya que tocamos el tema de los porcentajes.  Los resultados del referendum dan (hasta el cierre de esta edición) un 40 por ciento de abstención al voto y un 20 por ciento de votos blancos y nulos.  Sin contar los votos que se inclinan por el no, tenemos un 60 por ciento de los votantes que no estuvo de acuerdo con este referendum.  Mesa debería tener en cuenta ese porcentaje, Sánchez de Lozada no lo tuvo y fue echado a puntapies del gobierno.

El papel de las petroleras

¿Por qué lo único que queda claro del referendum es que las petroleras ya pueden exportar el gas?  Para responder a esta pregunta habría que analizar un poco el papel que jugaron las transnacionales del petroleo en la realización del referendum.  Según denuncias de algunos medios de comunicación (El Juguete Rabioso y Bolpress, principalmente), desde el salario del delegado gubernamental para revisar la capitalización (3) hasta la factura de la empresa que hizo las encuestas para saber si la gente irá a votar al referendum fueron pagados por las multinacionales del petróleo.  La lista de beneficiarios de las petroleras es larga e incluye a ministros, como el de hidrocarburos, Freddy Escóbar, medios de comunicación e incluso articulistas.

Otro dato que no deja de convencer es la millonaria campaña que llevó adelante Mesa para convencer a la gente de votar por su sí.  Dos millones de dólares fueron los que se gastaron en esa campaña, que al decir de diversos analistas, entre ellos el reconocido periodista Freddy Morales, no fue para explicar el referendum, sino para inducir a la gente a votar en favor de Mesa.  Y decimos en favor de Mesa, porque este referendum tuvo más bien forma de plesbicito, es decir, no fue hecho para consultar la voluntad popular respecto a un problema; sino para pedir apoyo a una determinada política de gobierno.

El capítulo no está cerrado

Con la realización del referendum no acaba la historia del gas, tampoco su guerra.  La guerra del gas que ocurrió en octubre ha dejado clara la posición de la población respecto a sus recursos naturales y esta posición difícilmente será tergiversada por un referendum amañado.  No hay que olvidar que Mesa y las petroleras están jugándose a los dados el gas de un país que hasta el momento no cuenta con conexiones domiciliarias de gas, donde la calefacción central todavía es cosa de las películas y donde la escases de este recurso afecta a numerosas familias.  No hay que olvidar tampoco que desde el año 2000 la población boliviana, luego de haber vivido un saqueo secular de sus recursos, ya no está dispuesta a entregar sus riquezas para que luego terceros le cobren por su uso.


Notas

1. La primera fue en abril del 2000, cuando los vecinos de Cochabamba protagonizaron la «Guerra del agua» y lograron desalojar a la multinacional Bechtel (que, entre otros países, opera en el ocupado Afganistán) que había privatizado el agua.  Esta victoria ha sido calificada de mundial en la lucha contra el neoliberalismo y las multinacionales.

2. «¿Está usted de acuerdo con la política del presidente Carlos Mesa de utilizar el gas como recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al océano Pacífico?.» Pregunta 4 del referendum.

3. La «capitalización» fue el proceso según el cual Gonzalo Sánchez de Lozada entregó a las transnacionales las principales empresas del Estado, entre ellas Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).  El delegado que recibía sueldo de las petroleras es Francesco Zaratti.