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El coraje rebasó ya los límites de la sumisión y el miedo, dicen en territorio mayo a Marcos

El subcomandante exige justicia por muerte del camarógrafo Will en Oaxaca

Fuentes: Apia

Punta de la Laguna, Son. «Basta ya de agachar la cabeza. Basta ya de decir sí a lo negativo. Basta ya de opresiones, maltratos, injurias, injusticias. El coraje, como el llanto reprimido, ya rebasó los límites de la sumisión y el miedo, pero no habiendo tiempo para sentarse a llorar, ese coraje inyecta fuerzas para […]

Punta de la Laguna, Son. «Basta ya de agachar la cabeza. Basta ya de decir sí a lo negativo. Basta ya de opresiones, maltratos, injurias, injusticias. El coraje, como el llanto reprimido, ya rebasó los límites de la sumisión y el miedo, pero no habiendo tiempo para sentarse a llorar, ese coraje inyecta fuerzas para desplazarse a todos los rincones del país, a todos los rincones de la conciencia y el entendimiento indígena para cuestionar, para difundir, para dialogar, para consultar el deber propio y enlazar, comprometer y fortalecer la lucha en una forma unida contra el enemigo y opresor y su tiranía».  

Con estas palabras de Aguileo Félix, de Tesia, uno de los ocho pueblos mayos yoreme, fue recibido el subcomandante Marcos y con él los pueblos zapatistas y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, durante un encuentro de identificación profunda que pasa por su adhesión a la Sexta declaración de la selva Lacandona y su compromiso creciente con el Congreso Nacional Indígena (CNI), en el cual participan desde hace varios años. «Desde la selva Lacandona dispararon una bala que le dio la vuelta al mundo», diría más tarde el cuerpo del consejo de ancianos de Cohuirimpo sobre los zapatistas.

 

Fue durante el recorrido por el territorio mayo de Sonora que el delegado Zero recibió la noticia de que en Oaxaca fue asesinado por la policía de Santa Lucía del Camino y los sicarios del gobernador priísta Ulises Ruiz, el periodista Bradley Roland Will, quien también cubrió para Indymedia una etapa de la otra campaña . Desde la comunidad de Buaisiacobe, Marcos llamó a toda la otra campaña a escala nacional, especialmente a los medios libres, «para exigir justicia por la muerte del compañero Brad».

 

Sólo nosotros leemos nuestras inquietudes

 

Antes, en Punta de la Laguna, perteneciente a Cohuirimpo, la otra campaña y el CNI recibieron el homenaje de la palabra seria y firme de estos indígenas del noroeste, que «en su presencia física, intelectual y espiritual levanta su presencia». Y se preguntaron: «¿Quién va a leer nuestras pequeñas inquietudes?», para responder enseguida: «Nadie, sólo nosotros».

 

El delegado Zero llamó a los indígenas del sur sonorense a «voltear el mundo otra vez, para que los pueblos queden arriba y los gobiernos abajo». Luego de visitar los pueblos originarios del estado, amenazados con la desaparición y aquejados de injusticias y despojo, aseveró: «La raza que tiene que desaparecer es la de los ricos y los políticos». Ante hombres, mujeres y niños de Cohuirimpo, recapituló: «Se están muriendo el río Mayo, el río Yaqui, la isla Tiburón del comaca’ac, la piedra desnuda de los o’odham, la montaña del pima».

 

Poco acostumbrado a que le «hagan olas» en «su» entidad, el gobernador sonorense Eduardo Bours Castelo se vio obligado a replicar desde Guaymas a lo expresado, no tanto por el subcomandante Marcos como por los propios indígenas: «Este es el sexenio de las etnias sonorenses», dijo, usando el profiláctico término yori de «etnia», en vez de los nombres que se dan los indios: pueblo, tribu, nación.

 

«A mí me gusta dar la cara, y sin pasamontañas, sin pipa y sin estridencias de por medio, me sostengo en mi apoyo a las etnias», proclamó Bours Castelo este jueves ante los gobernadores yaquis, a quienes mandó llamar inmediatamente después de que se reunieron con el delegado Zero en Vícam el pasado día 25. Les pidió «no dejarse engañar, que puede haber muchos pasamontañas, pero en los hechos no hay acciones».

 

A manera de réplica al mandatario priísta, el consejo de ancianos de Cohuirimpo advirtió hoy: «Todas las varas (de mando) son buenas siempre, en tanto no tomen el lugar de nuestros pies. Ellos sólo sirven como ayuda, el paso siempre será nuestro, y la calle es siempre de todos». También reconocieron que «el verdadero trabajo no ensucia», pues son dignos defensores de su propia labor agrícola, tan amenazada por el virtual sitio al que están sometidos los mayos, rodeados de propiedades y campos de los yori, siempre dotados éstos de mejores riegos, insumos y respaldos.

 

Esta situación resultó más elocuente en los testimonios de los mayos de Buaisiacobe, que enfrentan «la venta ilegal, a diestra y siniestra» de sus tierras, ante la falta de apoyo al campesino yoreme. «Siempre nos han tratado como de segunda clase en materia de gente», dijo Antonio durante una breve reunión bajo techo en las afueras de la comunidad, ante un mapa del distrito de riego donde queda claro que los pozos son de particulares, no para los indios.

 

El agua, mal repartida

 

«El agua está mal repartida», dijo Mercedes, una rotunda campesina con su camiseta del Che Guevara. «La tierra de los yoremes queda sin derecho del agua. Nos han tratado como nos ven». Agregó que el gobierno prefiere que las decisiones las tome «gente de otros lados, que no conoce nuestro territorio, ni nuestros usos y costumbres».

 

Un anciano del consejo de vigilancia señaló: «La ley es para los ricos, no para los indios. Estamos ‘fracasados’ en esa forma. El gobierno nos quitó crédito como parceleros yoremes. Hay que rentar entonces. El rico ya conoce la debilidad del campesino, y quiere comprar barato. Exigimos que haya ley que garantice a los pueblos». Llamó a los indígenas «a unirse en todo el país para hacer valer la ley y conseguir que el Congreso de la Unión la reconozca».

 

En tono de denuncia, otro anciano dijo: «Estamos rodeados de agricultura» (la de los otros); acusó a la Procuraduría Agraria de corrupción, de favorecer a los propietarios blancos, y a la funcionaria foxista de lo indígena Xóchitl Gálvez de que «no nos hace caso cuando le hemos hablado».

 

Así, pueblos como Navojoa, Tesia, Cohuirimpo y Etchojoa son capaces de cuestionar al «gobernador de las ‘etnias'» diciéndole desde su indestructible superioridad espiritual: «La civilización es un movimiento de la naturaleza sin previo aviso».