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Entrevista a Marcelo García del Nuevo Proyecto Energético Latinoamericano (NPEL)

«El tema de la energía es una cuestión de Estado»

Fuentes: Rebelión

-Mario Hernandez (MH): Arrancamos «Fe de erratas» con una entrevista a Marcelo García del Nuevo Proyecto Energético Latinoamericano (NPEL). El mes pasado estuvimos conversando con Marcelo en oportunidad de conmemorarse un nuevo aniversario de YPF. Hoy tomamos contacto con él para analizar otro aspecto de la crisis energética, en aquella oportunidad lo hicimos en torno […]

-Mario Hernandez (MH): Arrancamos «Fe de erratas» con una entrevista a Marcelo García del Nuevo Proyecto Energético Latinoamericano (NPEL). El mes pasado estuvimos conversando con Marcelo en oportunidad de conmemorarse un nuevo aniversario de YPF. Hoy tomamos contacto con él para analizar otro aspecto de la crisis energética, en aquella oportunidad lo hicimos en torno de los combustibles líquidos y el gas, hoy lo haremos en relación al tema de la energía eléctrica. ¿Qué nos podés decir de la situación que estamos sufriendo ya hace un mes y medio largo con los cortes de luz? 

-Marcelo García (MG): Esto está estrechamente ligado a nuestro último diálogo sobre la situación de los hidrocarburos y el constante declive y la liquidación que se viene haciendo por parte de las empresas privadas de las reservas y la baja en la producción, se refleja de manera completamente directa en esta crisis energética, que obviamente tiene otros elementos pero fundamentalmente tiene su origen y correlato en esa situación y en particular en lo que tiene que ver con la producción de gas y la pérdida de reservas, ya que la matriz energética en Argentina, el mayor porcentaje de la energía que se usa en el país, está vinculada particularmente al gas. Las centrales térmicas que funcionan en Argentina tienen un ciclo combinado esencialmente a gas y fuel oil. Son los dos combustibles que se utilizan para producir energía en el país.

-MH: Tenía el dato que los 2/3 de las usinas se alimentan con gas o derivados del petróleo.

-MG: Casi la totalidad de lo que se genera salvo alguna producción vinculada a la energía hidroeléctrica como Yaciretá pero, en general, todo el resto de la energía eléctrica que se consume en el país se genera principalmente del gas y las centrales térmicas tienen también la posibilidad de funcionar con fuel oil.

Ahí hay un problema profundo. El gas no alcanza para la generación energética que se necesita en el país. Sabido es que desde ya hace varios años se viene comprando fuel oil a Venezuela porque tampoco existe ese combustible en el país y éste es uno de los principales problemas. Esta es la raíz del problema.

Por otro lado, está el desmanejo y el «festejo» que han hecho las proveedoras, generadoras y distribuidoras eléctricas a partir de las privatizaciones.

-MH: Apuntás a la falta de inversiones.

-MG: Fundamentalmente. Ese es el problema en cuestión tomando como punto de partida lo que decíamos anteriormente: la ausencia cada vez mayor de combustibles para generar esa energía.

-MH: Yo tengo un dato. Hablamos de falta de inversiones pero, por otra parte, las empresas energéticas en los últimos doce meses habrían recibido subsidios por $ 80.000.000.000.

-MG: Es cierto. Para que sea más fácil de entender y no embarullar con mucha información, para mí hay un proceso combinado que junta 3 o 4 elementos muy importantes.

Primero, cada vez se produce menos gas en la Argentina y esto golpea directamente en la producción de energía.

Segundo, la falta de inversiones por parte de las empresas privatizadas, no solo en estos diez años de kirchnerismo, sino en los últimos veinte, desde que se privatizó YPF y todas las empresas del Estado, inclusive las que brindaban y ejercían la distribución de energía en el país.

Tercero, la ausencia de un control férreo y de una política impuesta a las empresas, porque el tema de la energía es una cuestión de Estado. No estamos hablando de un negocio privado, no estamos hablando de un supermercado.

-MH: Como se ha querido instalar desde esferas gubernamentales.

-MG: No se trata de una fábrica de colchones.

-MH: Hay una responsabilidad estatal.

-MG: Pero profunda, porque si el Estado no les marca el ritmo de funcionamiento, de inversión, de generación y distribución colapsa un país.

Este mundo capitalista funciona sobre la base de la energía y Argentina no es una isla en ese sentido. Es imposible. Ahí hubo una ausencia enorme que se ve reflejada en lo que vos comentabas, la entrega de subsidios para paliar de alguna manera lo que las empresas vienen reclamando que es un aumento desorbitado de las tarifas para poder compensar lo que ellos dicen que necesitan para invertir y que se transformaron en subsidios que no se tradujeron directamente en las inversiones necesarias sino en ganancias para las empresas.

Esta combinación de 3 o 4 elementos hace que hoy estemos en este lugar, que no es nuevo. Me acuerdo haber escrito ya en 2004/5 sobre la crisis energética. Hace diez años que este problema existe, pero cada vez se hace más grande, como una bola de nieve.

-MH: ¿Cómo incide la disminución de trabajadores vinculados a las empresas de energía privatizadas? Digo esto porque antes de las privatizaciones había un plantel de 18.000 trabajadores y actualmente hay 5000 efectivos y 4000 contratados, o sea, la mitad.

-MG: Nos hemos cansado de escuchar en los últimos días comentarios de los afectados por los cortes de luz que cuando veían una cuadrilla casi la secuestraban hasta que les solucionara el problema. También hay que decir que donde llegaba la cuadrilla, llegaba la solución en la mayoría de los casos. El problema fue que no había cuadrillas para ir a todos los lugares con problemas. Esto tiene que ver con lo que vos me preguntás.

La maximización de la rentabilidad también tiene que ver con el achicamiento de personal y no solo con eso, sino también con la precarización. Han subcontratado empresas menores, pequeñas, de distintas características que realizan las tareas, se las contrata por un servicio y a las distribuidoras les significa gastar mucho menos porque no tienen que contratar de manera directa, ni pagar aguinaldos ni vacaciones ni cargas sociales y las usan en función de lo que necesitan. Es lo que viene pasando en todos los servicios públicos desde la privatización. No es nuevo.

 

Hace falta una política energética coherente

-MH: ¿La estatización sería una solución?

-MG: Indudablemente sería un elemento muy importante, pero si no va acompañada de una política energética diferente, de conjunto, el problema no se va a solucionar.

El Estado se puede hacer cargo expropiándolas, estatizándolas y controlándolas, pero acá el problema es que no alcanza la energía. No es que las empresas están retaceándola o exportándola como en algún momento sucedió. Exportábamos energía a Brasil, Chile y Uruguay, gas y también energía eléctrica. Actualmente no es el caso.

-MH: Yo tenía otro dato que por cada U$S 100 de exportaciones agropecuarias, U$S 48 se utilizaban para importar combustibles.

-MG: Si esa estatización no va vinculada a un plan general energético el problema no se soluciona. Probablemente va a haber cambios. El Estado no busca maximizar rentabilidad de la misma manera que el capital privado al que le importa tres cominos si vivís en el piso 78 y te quedaste sin luz. Te pone una máquina para escuchar el reclamo. A tal punto no le importa que te pone una grabación para atenderte. Nada personal, nada de hacerse cargo de ningún problema. Si te gusta bien y sino jodete porque no tenés otra opción. No podés elegir otra empresa o comprar la energía en otro lado y mucho menos comprarte un generador. Estaríamos hablando de un delirio.

-MH: Sin embargo, recuerdo que hace un par de años fue la propuesta que hizo la administración del edificio donde vivía.

-MG: Es lo mismo que ha salido a decir el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, que debe tener un buen negocio con los fabricantes de generadores porque ha dicho que todos los edificios deberían tenerlos. ¿Qué solucionaría eso? En el mejor de los casos que haya agua en todos los edificios, eventualmente luz en las escaleras y, con mucha suerte, que funcione algún ascensor. Eso no soluciona el problema. Podrá darle una salida inmediata al problema de mayor urgencia que es el desplazamiento y suministro de agua, pero no soluciona la falta de luz e igual te morís de calor. No se trata de 2 o 3 horas que falta la luz sino de días y días. El problema de fondo sigue sin solución. Es una aspirina para un cáncer.

-MH: ¿Ese plan energético necesario, se está delineando, se está instrumentando en algún aspecto?

-MG: A priori lo que se ve es que el gobierno está cada vez más lejos de instrumentar algo de esas características. No se ve una intencionalidad clara habiendo oportunidades y opciones. No estamos hablando de hacer ninguna revolución, cambiar el curso de la historia ni mucho menos, simplemente tomar el control de las empresas que son vitales para la generación energética y a su vez las que son proveedoras y las que la distribuyen, y empezar a producir lo que el país necesita como demanda.

¿Por qué se produce el colapso? Porque cada vez se consume más y no pasa lo mismo con la producción. Tiene que ver fundamentalmente con eso. Cada vez se hace más conflictiva la llegada de un invierno o un verano. Llega el invierno y nos quedamos sin gas o sale una llamita que un fósforo calienta más. O llega el verano y se corta la luz. Estamos en el siglo XXI. Esto tiene que ver con un desmanejo donde no se ha generado un proceso que vaya en otra dirección. Siempre hay tiempo de hacerlo, el problema es que este gobierno hasta ahora no ha dado muestras.

Algunos creíamos que quizás, aun sabiendo que era bastante improbable que sucediera, pero había que dejar abierta la oportunidad porque estaba, que a partir de la nacionalización parcial de YPF, de la expropiación de Repsol, podía venir una secuencia de cambios posteriores, pero no sucedió. Ese proceso se cerró y hacia la otra vertiente, hacia la continuación de lo que se venía haciendo desde la privatización, en 1992, hacia adelante, que fue facilitar la llegada de empresas privadas para que hagan enormes negocios.

-MH: Te estás refiriendo al acuerdo con Chevron.

-MG: Y lo que después sigue sucediendo. En este momento se vienen renegociando contratos petroleros y gasíferos en todas las provincias a cambio de poco menos que espejitos de colores que no brillan.

-MH: Estaba observando el importante aumento que han tenido las naftas en el último año. Estamos hablando del 80%.

-MG: Hay un cuello de botella que va a estallar. Estas son pequeñas explosiones. Es probable que el verano que viene será peor.

-MH: O sea que tu pronóstico es hacia una situación de mayor gravedad.

-MG: En seis meses vamos a tener un invierno donde va a faltar mucho más gas que en el anterior y en un año vamos a tener un verano que haga más o menos calor -la ola de calor nadie la va a negar porque todos la padecemos y transpiramos- no puede ser que falte la luz, que colapse el sistema. Es cierto que se han vendido un 350% más de aires acondicionados, pero ese no puede ser un problema para un Estado y si así lo fuere, que es lo que hoy está pasando, hay que preverlo. ¿Cómo se prevé? Empezando a prepararse meses antes para que no suceda, para lo cual hay que tomar decisiones muy importantes y muy fuertes. No se resuelve con un aumento de tarifas como piden muchos. Son mentiras. Y si se resolviera de esa manera habría que meter presos a los que dirigen las empresas eléctricas porque estarían extorsionando. Estarían diciendo te saco la luz para presionar por un aumento de tarifas.

-MH: Se está volviendo una costumbre. Recuerdo la extorsión policial para conseguir aumento de sueldos y ahora la de las empresas energéticas para aumentar las tarifas.

-MG: No puede ser que no generen más energía porque no aumentan las tarifas. Entonces es fácil ser empresario en Argentina. Todo depende lo que te dé el Estado. O te aumenta la tarifa o te da subsidios. ¿Y el riesgo empresario dónde está?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.