El proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual puso una vez más las fuerzas de centroizquierda en la disyuntiva de rechazar la iniciativa del Ejecutivo en caso de no conseguir las modificaciones deseadas o conformarse con los cambios que puedan realizar y acompañarla aun cuando no acuerden con la totalidad de su contenido. El […]
El proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual puso una vez más las fuerzas de centroizquierda en la disyuntiva de rechazar la iniciativa del Ejecutivo en caso de no conseguir las modificaciones deseadas o conformarse con los cambios que puedan realizar y acompañarla aun cuando no acuerden con la totalidad de su contenido. El debate al respecto corre en paralelo con el de la propia ley y si el tema se tratara mañana en el recinto encontraría otra vez al progresismo dividido: los legisladores del espacio liderado por Fernando «Pino» Solanas y los socialistas no parecen, tal como están las cosas, dispuestos a levantar la mano a favor del proyecto del kirchnerismo, a diferencia del resto de las bancadas progresistas que en última instancia la aprobarían, aunque sea en general. La discusión, de todos modos, sigue abierta y la foto de la votación dependerá de la redacción final del dictamen oficialista.
La situación que plantea para el centroizquierda el debate de la nueva ley de comunicación no es nueva. La discusión de cómo plantarse frente a las iniciativas del oficialismo se repitió al cabo del último año cada vez que la Presidenta giró un proyecto de trascendencia al Congreso. Se dio durante el tratamiento de la vuelta al sistema jubilatorio de reparto que puso fin a las AFJP, la resolución 125, la estatización de Aerolíneas Argentinas y, mucho más acá en el tiempo, la prórroga de las facultades delegadas al Ejecutivo.
Como entonces, ahora también las posiciones en el centroizquierda están divididas, aunque todos aseguran que una nueva ley de comunicación es necesaria y afirman estar dispuestos a votarla si el oficialismo acepta introducir cambios a su proyecto. La cuestión a resolver es hasta qué punto exigir modificaciones: de un lado están los dirigentes de centroizquierda que dicen que es necesario negociar todo lo posible, pero sin poner en riesgo la sanción de la ley; del otro, quienes advierten que en determinados aspectos -como el ingreso de las telefónicas- no se puede estar parcialmente de acuerdo.
En este punto del debate, los primeros se imponen por ahora en número. Entre ellos se cuenta, por ejemplo, el cooperativista Carlos Heller, quien llama a tener cuidado «de no caer en la trampa de buscar la perfección y dejar las cosas como están». El electo diputado por el Encuentro Popular para la Victoria es de los que afirma que «el desafío es hacer el mejor proyecto posible, pero teniendo siempre claro que debemos reemplazar la actual ley» y advierte que el progresismo «podría terminar dividiendo los votos y siendo funcional a quienes quieren que todo quede como está».
No opina lo mismo Claudio Lozano. «La decisión de dar curso al ingreso de las telefónicas termina de desnaturalizar el sentido por el cual se promueve la norma», señala el diputado de Buenos Aires para Todos en Proyecto Sur, quien explica que ese punto impide el apoyo aunque sea parcial del proyecto. Desde ese mismo espacio Solanas dijo ayer en sintonía con Lozano que es una «payasada» abrir el debate para modificar la actual ley de radiodifusión y después alentar la participación de las «telefónicas que son monopólicas».
Proyecto Sur convoca a una manifestación frente al Congreso pasado mañana bajo la consigna «Sí a la ley de medios, no a las telefónicas» y para acompañar al oficialismo le reclama que el ingreso de las empresas de telefonía se postergue hasta que se revisen los pliegos de licitación de ENtel y los tratados de inversión. Muchos entienden que se trata de una condición pensada para que sea rechazada y que eso justifique después el no acompañamiento de la iniciativa.
«Algunos priorizan su conveniencia política partidaria y no la del conjunto de la sociedad», denuncia Ariel Basteiro, del bloque Encuentro Popular y Social. Anotado entre los que se muestran proclives a votar junto con el oficialismo, Basteiro destaca que la bancada K «muestra voluntad de introducir cambios y mejorar la ley» y reflexiona que «hay que tener en cuenta quiénes apoyan: son organizaciones amigas, con cuyos dirigentes hemos coincidido en mayor o menor medida en distintos espacios políticos. Eso nos marca un camino».
«La forma en que este gobierno aborda los temas y las trampas que subyacen detrás de sus planteos terminan prostituyendo las ideas. Con el campo hicieron lo mismo: valía lo mismo la oligarquía y los terratenientes que un chacarero. El socialismo se resiste a meter todo en la misma bolsa», refuta Roy Cortina. El Partido Socialista ya advirtió que «así como está» no avalará el proyecto oficialista. «Era una excelente oportunidad para discutir con todos los partidos que siempre hemos trabajado por una ley de medios de la democracia», lamenta Cortina.
«Yo no me paro entre quienes advierten que este gobierno está deslegitimado y no para de cometer errores, como lo de la AFIP en Clarín, y quieren quedar mañana bien parados políticamente. Entiendo esa lógica, pero prefiero ver que este proyecto es el resultado perfectible de un debate público dado durante muchos años por un actor social muy rico del campo popular al que yo aspiro representar», plantea el diputado del SI Carlos Raimundi. Dice, además, pensar en «qué prefieren los grupos en cuyas manos no quiero que quede la Argentina» y subraya que la discusión de estos días «va desnudando cuántos ceros hay detrás de cada título de un multimedio y cómo los grupos poderosos utilizan cadenas de medios para lograr sus objetivos». Pero deja en claro una cosa: «Consideraría una afrenta que, por un llamado de la Rosada a último momento todos los cambios quedaran en el tintero».
Entre los que tratan de introducir cambios al proyecto del Ejecutivo con ánimo de avalarlo están también los diputados de la Concertación. «Tenemos que tratar de sacar la mejor ley y el Gobierno no debe cometer errores ni permitir que nadie los cometa, pero acá no hay posibilidad de estar en el medio: se está de un lado o del otro», reflexiona desde ese bloque la radical Silvia Vázquez. También sostiene que «uno no se puede hacer el distraído y no darse cuenta de que la oposición no está discutiendo la ley de medios, sino embarcada en un proyecto destituyente junto a Julio Cobos» y declara que «nunca vi, como ahora, que haya diputados y senadores que reciten al pie de la letra el discurso que les baja una empresa».
En medio del debate que una vez más se plantea en el centroizquierda, Martín Sabbatella realizó ayer un llamado. «En un tema de esta trascendencia sería importante que todo el progresismo tenga una opinión común», expuso el diputado electo por el Partido Encuentro y exhortó también al oficialismo a aceptar los cambios a la iniciativa que impulsan las fuerzas progresistas.
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