El Vaticano canceló por «inadmisible» parte del Plan Pastoral de la diócesis de San Cristóbal de las Casas en Chiapas, que prevé la apertura a la ordenación sacerdotal de indígenas casados.El gobierno central de la Iglesia Católica exigió también una nueva redacción a documentos emitidos por la diócesis mexicana, a cargo del obispo Felipe Arizmendi, […]
El Vaticano canceló por «inadmisible» parte del Plan Pastoral de la diócesis de San Cristóbal de las Casas en Chiapas, que prevé la apertura a la ordenación sacerdotal de indígenas casados.
El gobierno central de la Iglesia Católica exigió también una nueva redacción a documentos emitidos por la diócesis mexicana, a cargo del obispo Felipe Arizmendi, los cuales -indicó- tienen «graves ambigüedades doctrinales y pastorales». Estas indicaciones se encuentran en una carta enviada a Arizmendi de parte del prefecto de la Congregación para el Culto Divino y Doctrina de los Sacramentos, cardenal Francis Arinze, y que fue difundida en el último número del boletín vaticano «Notitiae».
La misiva le informa al prelado chiapaneco que el apartado «número 58 del Plan Diocesano Pastoral sobre la ordenación presbiterial de diáconos indígenas casados» fue considerado por la Congregación para la Doctrina de la Fe como «inadmisible». Ese plan define las acciones a seguir por los obispos en cada diócesis, en el caso de San Cristóbal de las Casas fue preparado el 25 de julio de 2004 por Felipe Arizmendi, obispo; Enrique Díaz Díaz, obispo auxiliar, y Juan Manuel Hurtado López, vicario.
Según la carta de Arinze, el apartado 58 dice: «escuchar con atención y discernir la solicitud de algunas comunidades para que diáconos indígenas casados puedan ser admitidos a la ordenación sacerdotal, previa formación conveniente, dispuestos a asumir la decisión de la Santa Sede». Este apartado quedó suprimido definitivamente y se pidió llevar a cabo una nueva redacción del contenido del mismo, así como también enmendar el «Directorio diocesano para el diaconado permanente».
Se trata de un texto emitido junto con el plan diocesano que la Congregación para la Doctrina de la Fe encontró también con «graves ambigüedades doctrinales y pastorales». «Por esta razón, hasta que no sea nuevamente redactado según los criterios de la Santa Sede y sometido a revisión, queda suspendido y sin posibilidad de aplicación en la diócesis», escribió el cardenal Arinze.
Las enmiendas de los documentos fueron solicitadas con calidad de «urgentes» y los textos deberán ser corregidos «según las precisas indicaciones» de la Doctrina de la Fe. «Por tanto queda definido que, por decisión superior, ni el número 58 del Plan Diocesano de Pastoral ni el Directorio diocesano para el diaconado permanente tienen vigencia y no pueden ser utilizados hasta que sean aprobados por la Santa Sede», sentenció.
Esta es la tercera carta que El Vaticano envía a Felipe Arizmendi en los últimos 14 meses para que modifique decisiones vinculadas a la ordenación de diáconos casados y, sobre todo, como advertencia a la «ideologización» que se vive en la diócesis.
Lo anterior quedó de manifiesto en la primera de esta serie de misivas que escribió el cardenal Arinze al prelado mexicano el 26 de octubre de 2005, en la que informó la «suspensión de eventuales diáconos permanentes hasta que se haya resuelto el problema ideológico de fondo». Según fuentes vinculadas al Vaticano, este tema ha sido motivo de análisis profundo en las cinco reuniones que una Comisión Interdicasterial de la Curia Romana llevó a cabo sobre el tema Chiapas desde el año 1993 hasta la fecha.
En el último de esos encuentros se determinó suspender la ordenación de diáconos casados y se emitió esa carta de octubre de 2005. La misiva constató también que «continúa a estar latente en la diócesis la ideología que promueve la implementación del proyecto de una Iglesia autóctona».
Además del problema ideológico, existen otras dos preocupaciones sobre la situación en San Cristóbal de las Casas: el excesivo número de diáconos en la diócesis y la idea de que estos podrían acceder al sacerdocio casado. El Anuario Pontificio 2006, directorio oficial de la Iglesia Católica, reveló que en San Cristóbal de las Casas hay en la actualidad 339 diáconos permanentes, número que rebasa con mucho a las principales diócesis y arquidiócesis mexicanas.
El mismo anuario establece que en demarcaciones eclesiásticas importantes del país el número de estos es drásticamente menor como en Puebla donde sólo hay uno, Guadalajara (dos), Mérida (tres) y en Monterrey (29). Incluso en la diócesis más grande del país, la de México (con una población 800 por ciento más numerosa que la chiapaneca) cuenta con 111 diáconos.
A esta situación se agrega que en San Cristóbal de las Casas hay sólo 80 sacerdotes (45 diocesanos y 35 religiosos), de estos sólo uno fue ordenado en el último año; de aquí la solicitud vaticana de formar más sacerdotes y menos diáconos. Según explicó el especialista, Jean de Vos en declaraciones a Notimex, los ahora diáconos casados comenzaron su labor como catequistas y fueron ordenados por Samuel Ruiz bajo el precepto de que «pronto la Iglesia aceptaría los sacerdotes casados».
Con el correr del tiempo el número de diáconos aumentó pero, naturalmente, la Iglesia Católica mantuvo su precepto del celibato sacerdotal. Al determinar la enmienda del Plan Diocesano Pastoral y el Directorio para el diaconado permanente, El Vaticano canceló toda posibilidad de confusión respecto al sacerdocio cuya norma disciplinaria es el celibato obligatorio.
Insistió, también, en emprender una serie de acciones encaminadas a «sanear la vida eclesial (en San Cristóbal), abrir la diócesis a otras realidades propias de la universalidad de la Iglesia Católica para salir de su aislamiento ideológico»•