Con el solo anuncio de la concreción del viaje de funcionarios del Ministerio de Economía a Washington para nuevas flexibilizaciones del impagable acuerdo con el FMI, se dispararon las cotizaciones en bolsa, liderando a todas las negociaciones con títulos y acciones en la región. Según la agencia Bloombrerg se debe al optimismo sobre el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y frente a los resultados electorales de las PASO en Santa Fe. (https://www.bloomberglinea.com/latinoamerica/argentina/). La lectura favorable de parte del “poder económico” local y mundial sobre la coyuntura política y económica del país augura la profundización del ajuste a descargar sobre la mayoría empobrecida del país. Además, la señal de cambio de gestión en diciembre con candidaturas amigables con la agenda del capital más concentrado (oficialismo y oposición) favorece el estímulo a inversionistas, especuladores y variados sectores del poder económico.
En ese sentido, las medidas en pro del mercado que supone la adecuación de la política económica al acuerdo con el FMI, sea la aceleración de la devaluación del tipo de cambio oficial y la continuidad en la disminución del déficit fiscal, favorece esa lectura “optimista” de inversores locales o globales. Es cierto que éstos demandan una mega devaluación, ídem el FMI, que en tanto acreedor pretende asegurar la mejora de las reservas internacionales y certificar su cobro. El gobierno se desmarca de esa demanda ultra por la devaluación ante el temor de la protesta social organizada que amenace las expectativas electorales, por lo que opta por un proceso gradual de modificación del tipo de cambio.
El conflicto: el temor del poder y el desafío para la izquierda
Para los analistas más racionales, la preocupación pasa por indagar si la desconformidad social con la política abandonará un sesgo “abstencionista” o de voto blanco, impugnado, anulado, e incluso el aliento a opciones con propuestas hacia la derecha liberal. El temor es a la organización y movilización de la protesta que devenga en la emergencia de propuestas políticas que disputen consenso social para la confrontación en contra de políticas de ajuste, más allá de los matices de la derecha en el oficialismo y en la oposición. Desde otro ángulo, esa preocupación se constituye en un desafío planteado a sectores críticos al orden vigente y especialmente a la izquierda, que más allá de su discurso impugnador al rumbo y a las perspectivas de las opciones de la derecha, incluso los esfuerzos de organización y movilización, no logra presentar una propuesta electoral de amplia participación de organizaciones y movimientos populares en búsqueda de alternativas al orden vigente. Las movilizaciones populares en Jujuy son parte de esa expresión de desconformidad que habilita a pensar en condiciones para la emergencia de propuestas políticas alternativas.
La derecha en boga en la Argentina actual, con un discurso facilista y de alto impacto consigue votos de sectores sociales que sufrirán en su vida cotidiana las reaccionarias políticas que se anuncian. En rigor, sustentan un agravamiento de un rumbo en curso asumido por el oficialismo desde el condicionante que supone el acuerdo con el FMI y la opción por el modelo productivo y de desarrollo asociado a la promoción de exportaciones para acumular divisas con destino privilegiado a la cancelación de la deuda. Esta derecha se asocia a una tendencia global que desafía la creatividad y los esfuerzos de construcción alternativa en la izquierda.
Existe decepción entre los votantes del Frente de Todos en 2019 y los datos socioeconómicos, sea la inflación, la pobreza y la indigencia, y por ende los ingresos populares, así lo indican. Esa población insatisfecha sufre un fraude político a manos de políticas que consolidaron un modelo productivo y de desarrollo de producción primaria para la exportación, potenciado con los nuevos negocios asociados a la energía: gas no convencional y litio. Por otro lado, la satisfacción de los poderosos con este rumbo económico se verifica en el informe sobre inversiones externas directas (IED) de la CEPAL, el que reconoce un fuerte crecimiento en 2022 para toda la región, repuntando una tendencia descendente por una década desde el 2011. Para la Argentina se destaca el crecimiento de la IED entre 2022 y 2021, segunda en los porcentuales más elevados en la región, a contramano de una propaganda de retiro de inversores internacionales. Vale destacar que estos inversores continúan presionando para aumentar rentabilidad y la posibilidad de remitir utilidades al exterior sin restricciones y por eso claman por eliminar obstáculos a la salida de capitales, el llamado “cepo” (https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/48978/11/S2300390_es.pdf)
No es fatal el rumbo a la derecha que ofrece la coyuntura electoral, lo que exige la construcción de una estrategia política de unidad en la diversidad de las izquierdas más allá del actual proceso electoral. Una propuesta con capacidad de intervenir en todos los ámbitos de la lucha de clases, con iniciativa ofensiva para la articulación plural en lo social, político e ideológico, sin preconceptos ni prejuicios, con vocación de disputar gobierno y poder.
Julio C. Gambina es presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP
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