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Evo Morales expulsa al representante diplomático estadounidense de Bolivia

Embajador de Estados Unidos es declarada «persona no grata»

Fuentes: La Epoca

El presidente de Bolivia, Evo Morales, declaró este miércoles persona no grata al embajador de los Estados Unidos en ese país, Philip Goldberg. Además, pidió que cancillería notifique al diplomático para que abandone Bolivia.


El presidente de Bolivia, Evo Morales, instruyó en la tarde de este miércoles la inmediata expulsión del embajador de Estados Unidos, Philip Golberg, por estar comprometido con el proceso de desestabilización de la revolución boliviana y la división del país, mientras miles de personas se dirigían a la plaza Murillo para respaldar la medida.

La decisión tomada por Morales, nunca vista en la historia de este país sudamericano, se produce horas después de que varios parlamentarios del Movimiento Al Socialismo (MAS) denunciaran al embajador de Estados Unidos por estar conspirando contra el proceso de cambio que Bolivia vive desde enero de 2006.

«Sin miedo a nadie, sin miedo al imperio (EEUU), hoy día delante del pueblo boliviano declaro al señor (Philip) Goldberg, embajador de Estados Unidos, persona no grata», enfatizó.

Inmediatamente después, con tono pausado, agregó: «No queremos gente separatista ni que conspire contra la unidad, no queremos personas que atenten contra la democracia» e instruyó al Canciller David Choquehuanca, hacer conocer a Golberg que es «persona no grata» y que abandone el país.

En las últimas horas la intervención de Estados Unidos en asuntos internos ha sido denunciada por el oficialismo y autoridades de gobierno y parlamentarios expresaron su preocupación por la extraña coincidencia por el incremento de la violencia paramilitar en las ciudades de la llamada Media Luna, justo a pocas horas de que el dirigente cívico, Branko Marinkovic, llegada del país del norte.

Golberg, quien fue el instrumento de Estados Unidos en la división de Yugoslavia y en el posterior separatismo en Serbia, mantuvo en las últimas semanas una intensa agenda con la oposición: tuvo una reunión reservada el 25 de agosto con el prefecto Rubén Costas de Santa Cruz, el epicentro de la ofensiva contra Morales, y luego con la prefecta de Chuquisaca, Savina Cuellar, quien 48 horas después pidió la dimisión del presidente boliviano.

El jefe de Estado, que en el referéndum revocatorio del 10 de agosto pasado recibió un apoyo del 67,41 por ciento de la población, dijo que la decisión que asume su administración gubernamental sobre el Embajador de Estados Unidos es un homenaje a la lucha histórica del pueblo boliviano contra el modelo neoliberal y contra toda forma de injerencia extranjera.

«Quiero decirles, hermanos y hermanas, y desde acá al pueblo boliviano, que es obligación del Gobierno nacional y del pueblo boliviano defender la unidad nacional» manifestó ante los aplausos de cientos de personas que se dieron cita a Palacio Quemado para poner en marcha el programa «Mi primer empleo».

El representante estadounidense ha sido acusado, además, de estar al tanto de las actividades de espionaje que la Central America de Inteligencia (CIA) realiza en Bolivia contra funcionarios de gobierno y dirigentes de movimientos sociales y del MAS, además de otras personalidades.

La legación diplomática fue denunciado por un becario de Estados Unidos de pedir expiar a miembros de las misiones de cooperación médica de Cuba y Venezuela en territorio boliviano.

Morales, al hacer conocer su medida, recordó que el actual Embajador de Estados Unidos en Bolivia, antes de ser acreditado en el país, se desempeñó como jefe de misión estadounidense en Pristina, Kosovo, y allí consolidó la separación y la independencia de esa región dejando miles de muertos.

Y a propósito del riesgo de la división, el presidente dijo que solo el pueblo organizado puede defender y recuperar la democracia de los separatistas y convocó a los movimientos sociales y al pueblo a defender la unidad de Bolivia.

El hombre de la foto con un «para»

Página 12
 La expulsión del embajador Philip Goldberg marca el punto de máxima tensión de una etapa en la que la desconfianza y las acusaciones de conspiración por parte de La Paz fueron moneda corriente. «Espero que Goldberg no vuelva para unificar a la oposición, de cara al revocatorio, y ser articulador político de una oposición que no sabe qué hacer», había dicho el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, tan sólo un mes atrás.

Formado en la carrera del Servicio Exterior estadounidense, Philip Goldberg presentó sus credenciales al presidente boliviano el 13 de octubre de 2006. Hasta entonces se había desempeñado como jefe de misión estadounidense en Pristina, Kosovo, cargo que llevó adelante desde 2004. Pero su llegada a La Paz no era su primera experiencia sudamericana. Entre 2001 y 2004 había sido consejero de la Embajada de EE.UU. en Chile.

El primer cortocircuito entre el diplomático y el gobierno del presidente Evo Morales llegó en noviembre de 2007. El ministro de Gobierno, Alfredo Rada, brindó una conferencia de prensa para divulgar una fotografía en la que Goldberg posaba junto a un delincuente colombiano. El diplomático se excusó asegurando que se trató de una foto casual, durante un evento social en Santa Cruz de la Sierra. Morales insistió con que el hombre de la foto era un paramilitar, pero el hecho no pasó a mayores.

Tres meses después Rada citó a Goldberg a su despacho, esta vez para pedirle explicaciones sobre un caso de espionaje. Durante más de tres horas el diplomático aclaró las de revelaciones de un becario estadounidense que había denunciado que Vincent Cooper, un empleado de la embajada, le había exigido que recopilara información sobre las actividades de los cubanos y venezolanos que trabajaban en el país andino en tareas de asistencia médica y campañas educativas. «El gobierno boliviano acepta las disculpas del embajador», dijo entonces el canciller David Choquehuanca, aunque las sospechas de conspiración se mantuvieron presentes.

El 9 de junio, tras la revelación del ex presidente Sánchez de Lozada -acusado de genocidio- de que el gobierno estadounidense le había otorgado asilo, miles de vecinos de la ciudad de El Alto se manifestaron con piedras, palos y petardos ante la Embajada de EE.UU. en La Paz. Tras los hechos de violencia, desde Washington llamaron a su embajador a consultas, a modo de queja del apoyo de Morales a la protesta. Goldberg regresó dos semanas después. Rada manifestó su inquietud por el hecho de que, ante su vuelta, los opositores se reunieran con funcionarios de la embajada.